23 de julio de 2008. Restaurante Libanés Al Sultán

Vamos a la zona de la avenida Aragón a encontrarnos con un restaurante libanés que lleva mucho tiempo abierto.
Nos disponen en una mesa y nos traen las cartas. Vemos que hay un menú de degustación lo que facilita a la hora de pedir. La carta de vinos es tremendamente corta. Nos arriesgamos con un Ribera de Duero que tenían fuera de carta: Durón del 2004. Tal vez por la guarda que tiene, ninguna, sale con una acidez sorprendente y aunque pretendemos enfriarlo, pensamos que no va a recuperarse. Así que comentamos la acidez del vino con quien nos atiende y amablemente nos la cambia disculpándose por no tener otra. Nos trae un Cune del 2005, un Rioja que se ha vuelto correcto y buen compañero para esta cena tan exótica, pero que también debemos enfriar y comienza a estar en su punto de temperatura cuando la cena está casi terminando.
Nos inclinamos por menús de degustación porque nos informan que llevan de casi todos los entrantes. Así que nos vemos con una mesa adornada por los siguientes entrantes fríos: Hommos (paté de garbanzos), Mutabbal (paté de berenjena asada en tahina que hace las delicias de Karoleta pero que Quesoy encuentra demasiado 'nicotinizada' un sabor intenso a tahina), Laban Bi Jiar (ensalada de pepino con queso blanco batido que refresca en este día tan pesado de calor) y una ensalada perfectamente aliñada con trozos de pan de pita tostado. Son entrantes frescos e ideales para esta noche. Son devorados. Vienen acompañados por una cesta que contiene pan de pita.
Como entrantes calientes nos ponen un plato surtido con: Rakabat Jibné (rollitos de queso con especias. ¡Deliciosos!), Flayer Sabanej (triángulos de espinacas con hierbabuena. Ricos, ricos), Kiebbe Miklié (empanadilla de trigo rellena de carne especiada. Delicada y exquisita) y Sambousek (empanadillas de carne y piñones. Quesoy las encuentra con demasiado sabor a canela pero deleitan a Karoleta. Sobre gustos...colores).
Como platos fuertes nos traen Maklouba (arroz con berenjenas y pollo. Exquisitamente especiado y con un conjunto de sabores muy bien acompasados) y Mushakkal (surtido de carnes y pollo a la brasa. El cordero está impecable, el kafta está como siempre, con su carne bien picada y bien aderezada y hecha una pasta que esta vez lejos de parar seca, está bastante jugosa y un pollo adobado que se convierte en el vencedor del plato. Todas están en un punto de hechura que las hace bien cocinadas, con el sabor a brasa que este plato requiere pero sin perder la jugosidad.
Como postres, nos traen un surtido de sus postres: el típico hojaldre con miel que esta vez viene empapado con agua de rosas, un bizcocho de chocolate (que no llevaba mucho chocolate o mejor dicho, los otros elementos se habían apoderado del sabor del cacao) y Muhalabie (natillas libanesas con frutos secos que tienen un sabor tan rotundo a agua de rosas -ya sabréis de la afición de todos los reposteros árabes al agua de rosas- y que en un primer bocado recuerda a las cremas hidratantes faciales. A Karoleta le vuelve a hacer gracia este sabor tan cosmético).
Como remate de cena Quesoy toma su sempiterno ristreto que debe explicar y, esta vez, Karoleta toma un té moruno: un delicioso té con menta.

En Valencia c/ Eolo nº 4. Tel 96 344 37 37

16 de julio de 2008. Restaurante asador Brassa de mar

Esta noche de miércoles y antes de ir a buscar nuestro local de cena, nos pasamos por el Centro del vino del grupo Torres de donde Quesoy es socio y ha conseguido también una entrada para Karoleta. Es interesante porque esta tarde está programada una película sobre la vida de Jean Leon persona muy vinculada a las Bodegas Torres y al vino en general tal y como lo entendemos hoy en día y todo un personaje extraño, extravagante, avanzado a su tiempo, lleno de luces y de sombras. Antes de visionar la película, se nos ofrece un vino: un blanco, Jean Leon, un petit chardonnay y un tinto que no podemos recordar, y para acompañarlos algunos quesos, jamón, algún otro embutido y unos picos y panecitos tostados. Buen comienzo de miércoles.
Una vez terminada, después de casi dos horas de visionado, nos encaminamos a un local que ha sido una recomendación. Gracias Yamuna.
Pese a la noche tormentosa, nos encaminamos a la zona de la Patacona, en plena zona de playa. Es un local moderno, vistoso, muy estético y con bonitos detalles. Pese a la funcionalidad de sus sillas y mesas (todas de plástico) las han vestido como grandes sillas y mesas (cubre sillas y buenos manteles de tela) lo que logra crear un ambiente selecto y lleno de lujo. Pedimos una mesa de no fumadores por lo que nos instalan en una gran mesa redonda, eso si, frente a un gran ventanal que nos permite observar y deleitarnos con el inmenso mar Mediterráneo en plena tormenta.
Nos traen las cartas y pese a que hay un menú de degustación, nos inclinamos por pedir de carta. Para beber y después de ojear la carta de vinos, con entradas poco aventuradas, nos vamos a un argentino La Celia, un malbec del 2004 de la zona de Mendoza. Un tinto suave de aromas bien integrados y de un paso por boca delicado pero persistente.
Para cenar nos inclinamos por varios entrantes: un a provoleta al orégano (fantástico plato de queso que siempre se encuentra en los restaurantes argentinos. Viene un poco fría), empanada argentina de carne (una fantástica empanadilla de carne muy especiada. Un bocado delicioso), micuit de pato ( un micuit muy esponjoso y nada pesado) y un carpaccio de solomillo de buey (finísimas lonchas de buey bien aderezadas y con una generosa proporción de queso parmesano. Como platos fuertes, hoy tiramos la casa por la ventana, estamos de celebración, así que pedimos un bogavante a la brasa con salsa del chef (un bogavante no muy grande, perfectamente braseado con un que la carne no necesita de ninguna compañía especial. Viene en su punto de hechura, muy poco hecho per ligero y agradable sabor a brasa. Un excelente bocado) y un chuletón brass (un tierno y jugoso chuletón a la brasa que viene acompañado por patatas fritas dadoo bien planchado por fuera, tierno, de soberbio sabor). A estas alturas ya nos vemos sobrepasados por lo comido pero llega la hora de los postres y no nos perdemos un 'Top duelo de los dos chocolates' (ya conocéis la debilidad de Karoleta por el chocolate y que Quesoy alienta y participa) un pequeño pastelito de dos chocolates napado por un tibio chocolate negro. Un excepcional fin de cena.
Quesoy remata la cena con su consabido ristreto que debe explicar. Nos invitan, para digerir todo lo comido, a dos chupitos: un orujo de hierbas y un vino tinto dulce llamado licor de bobal, dado que no tienen mistela. Buena cena en un excepcional local con unas vistas privilegiadas.

En Alboraya (Valencia) Avd. Mare Nostrum nº 50 Tel 963 557 046 y 670 225 822

9 de julio de 2008. Yooy restaurante

Sin salir del barrio de Ruzafa, Karoleta ha encontrado el local donde vamos a cenar esta noche, dado que antes hemos vuelto a pasar por el pub Office donde sigue, y hoy ya termina, nuestra exposición de Elmiercolestoca. Vemos que todo sigue funcionando, que siguen las miradas curiosas y que siguen acudiendo personas que nos conocen. Hoy nos ha visitado Marina del restaurante La Bolera, con quien nos tomamos un vino mientras comentamos la exposición (no pudo estar el día de la inauguración). A la hora de la reserva llegamos a través de una zona llena de obras así que dificulta el encuentro del local. Llegamos a un restaurante donde desde la puerta no podemos imaginar lo que vamos a descubrir dentro. Al entrar lo primero que nos llama la atención es un ambiente verde: todo es verde, los manteles, las lámparas, las paredes. Eso produce un ambiente fresco y joven. Un bonito espacio sin pretensiones.
Para acompañar la cena leemos la carta de vinos. Es corta y con muchas referencias muy conocidas. Entre ellas y fijándonos en los no conocidos descubrimos un Ribera que ha conseguido un premio tempranillo. Vamos a probarlo: Recoletas, tinto de Ribera del Duero del 2006 que viene a temperatura óptima pero dado el bochorno de la noche, pedimos nos lo pongan en una cubitera con hielo para mantenerlo por debajo de su temperatura y que se atempere en la copa. El vino es aromático, con un paso correcto y que va a acompañar a la cena sin crear disputas con los sabores de los platos.
Nos traen la carta pero muy amablemente Andrés, persona que nos atenderá durante toda la cena, nos comenta que hay platos de los que no disponen (lástima que uno de ellos sean los raviolis de manitas de cerdo y la tarrina de micuit aunque nos comenta que si podemos tomar foie fresco -no les ha dado tiempo a caramelizarlo- ...¡Bien!). Con esto nos inclinamos por jamón que nos indica que es soberbio (y en efecto lo es. Discutimos sobre su procedencia, al final y consultando al cocinero nos indican que es un jamón de Salamanca aunque por su forma de magro parece una mezcla de cerdo blanco y negro. Pero esto lejos de desmerecer al jamón, lo provee de un excelente sabor y una textura magnífica). Viene acompañado por pequeñas porciones de pan tostado con tomate. Una delicia de un plato sencillo. Otro entrante va a ser foie fresco a la plancha acompañado de mermelada de tomate (un delicioso foie planchado de manera impecable -crujiente por fuera y espesado por dentro- que nos disfrutamos hasta el último bocado). Luego nos decidimos por dos medias raciones de dos segundos de carne. Esto debe destacarse: algunos de los platos los elaboran también en medias raciones, tanto en entrantes como en segundos, esto favorece el probar más platos o elaborar cenas más ajustadas al apetito de los comensales. No nos desviemos...los segundos: cochinillo confitado con pastel de patatas (un delicioso cochinillo confitado que Quesoy encuentra algo empalagoso aunque hace las delicias de ambos y en especial de Karoleta, acompañado por una especie de tortilla esponjada de cebolla) y secreto relleno de dátiles (plato de complicada hechura pero que tiene la desgracia de venir demasiado pasado lo que ha hecho que la carne se secara y pasara a ser un manojo de hilos. Una lástima porque el sabor a dátil le confería un sabor peculiar pero lo desapacible del bocado no dejaba deleitarse con dicho sabor). Como postre pedimos uno de chocolate. Andrés nos informa de uno al 70% de cacao: un tibio coulant de chocolate con una boina de helado de vainilla que nos devoramos hasta la última cucharada.
Quesoy termina la cena con su ya afamado ristreto que hay que indicar su elaboración pero que viene correctamente elaborado. Nos quieren invitar a un licor, orujo o mistela pero declinamos la amable invitación porque hoy ha podido con nosotros hasta el vino que se ha quedado descansando en nuestras copas sin terminar.

En Valencia c/San Valero nº4 Tel: 963 281 137

Hoy 3 de julio de 2008 es el día de la inauguración de la exposición Elmiercolestoca

Pues llegó el gran día de inaugurar. Llevamos recopilando información gastronómica durante dos años y gracias a Luis (Pub Office) y a Jose (ElectroHouse) hoy ha comenzado a funcionar la primera exposición del elmiercolestoca. Tenemos por delante una semana que acaparará nuestra atención. Esta tarde inaugural, y con todo funcionando, nos encontramos realmente felices y lo que es mejor aún, rodeados de los nuestros, de nuestros amigos y de los profesionales del sector de la hostelería que nos han honrado con su presencia. A todos ellos, a los presentes y a los ausentes que nos acompañaron en la distancia, queremos darles las gracias por su apoyo en esta primera exposición que queremos sea la primera de una larga serie de muestras gastronómicas de este vuestro blog.

Karoleta y Quesoy

2 de julio de 2008. Cata-cena en La Bolera restaurante

Esta noche de miércoles y sin que sea lo habitual, y dado que nos sentimos con ánimo de celebración, nos vamos a una de las catas-cenas que se realizan en este local. En La Bolera estuvimos hace mucho, exactamente el 8 de noviembre de 2006 y aunque hemos vuelto de manera individual y nunca como elmiercolestoca, hemos decidido que en esta noche pre-exposición bien valía la pena saltarnos nuestro modus operandi y volver a uno de los locales que ya habíamos estado y cenar en una mesa multitudinaria (eramos unos 17 comensales).
Es una cena donde además de degustar la excelente cocina de Pepe Moll (chef de La Bolera) nos van a maridar la cena con los vinos de Vera de Estenas y el buen hacer de Marina (sumiller de La Bolera) además de la presentación de, como remate de la cena, de un surtido de chocolates de la fabrica de chocolates Meivel. Como veis, todo un festín.
Nos recibe Marina, siempre atenta y dispuesta, con un vino rosado de Vera de Estenas, bien fresco, de sabor muy pero que muy ligero, 100% bobal (rosado, suave y bobal, tres condiciones para que a Karoleta no le agrade demasiado, aunque se lo bebe. Hace calor, tiene sed y entra demasiado bien). Con este vino vienen los primeros entrantes de lo que será la cena: palos valencianos (llamados así porque están realizados con masa de fartons) rellenos de foie y decorados con caramelo de mistela (¡deliciosos!), clochina valenciana en all-i-pebre (un bocado que recuerda toda la intensidad de este plato tan de la zona. Realmente de buena hechura y que hace las delicias de Quesoy) y brocheta de cereza y naranja con bacalao (sorprendente, fresca y de un resultado muy creativo).
Una vez sentados comienza la verdadera cena. Comenzamos con una crema fria de almendras, bogavante y caviar de trucha (deliciosa crema fria, muy apetecible en la noche bochornosa que padecemos, de excelente sabor y ricura de contrastes) que viene maridada con un cava: Argés brut nature, un cava suave de fina burbuja que con su acidez consigue limpiar la boca de los rastros de la crema sin desintegrar totalmente su sabor.
Seguimos con un timbal caliente de gamba roja de la Marina rellena de setas con lágrimas de zumo de aceite de oliva virge y pipas tostadas. Soberbio plato de un sabor contundente que como no podía ser de otra forma, lo maridan con un vino blanco con crianza: Viña Lidón Crianza del 2004 (100% chardonay). Vino que nos dejará emocionados y que todos coincidiremos en pensar que es un vino que bien podría acompañar toda la cena sin ninguna excepción de platos. Tanto a Karoleta como a Quesoy les hace recordar otro vino blanco (de los pocos que han emocionado y encantado a Karoleta, bebedora sobre todo de tintos) Cometa de la bodega Planeta, un vino siciliano que degustaron en la inolvidable cena de Ca Sento maridada por Juan Ferrer de Enópata. Viña Lidón es un vino con cuerpo, con aromas de madera, con una nariz muy compleja en aromas y en boca un sabor intenso con notas de cuero, madera y frutos maduros. ¡Impresionante!.
Ahora le toca el turno a un lomo de bacalao fresco de Islandia con un ligero pilpil natural y espárrago verde. El pescado en su punto de cocción y el pilpil suave suave, con un ligero recuerdo del ajo, lo que hace un plato tremendamente digestivo. Viene acompañado con un vino tinto joven Martinez Bermell Merlot: vino bien estructurado pero que tiene la desventaja de ir justo detrás de uno inmenso por lo que pasa desapercibido en la cata. A estas alturas de cena, el apetito ya sólo es un recuerdo de algo que ocurría hace más de una hora.
Nos sirven Casa Don Ángel Malbec. Vino tinto que ya nos presentara Marina en la primera cena en La Bolera. Sigue siendo un vino sorprendente, de impecable hechura pero que después de Viña Lidón, ya nada será lo mismo. Karoleta vuelve sobre este blanco con alma de tinto (como bien apunta Quesoy) uno y otro plato. El malbec vendrá a maridar un plato de espagueti de tinta de chipirón de playa con emperador y salsa marinera de la bahía con gambas. Un plato sabroso con intenso sabor a mar, bien integrados los sabores haciendo una buena armonía en cada bocado.
Es el turno del plato de carne: carrilleras de ternera en cocción lenta a baja temperatura (nos explica el chef que han estado cociendo durante 36 horas) en su propio jugo con chufas de Alboraya y reducción de chufas. Plato original, con una innovadora compañía de dados de horchata donde la carrillada se eleva a un nivel de excelencia por su suavidad, su ternura. Lo lamentable es que ya los estómagos agradecidos no soportan más comida (y aún faltan los postres y los chocolates). Viene con un vino tinto 100% bobal: Casa Don Angel bobal (vino tremendo, como tremenda es su variedad de uva: robusto, contundente, que acaba con todo lo que pilla por delante...volvamos a Viña Lidón...¡qué bien se comporta!. Según pasa la cena, y como hacen sus amigos, los buenos tintos, aún está más delicioso.
Como postres una sinfonía de la tierra: postre del chef 'todo chufa' en sus diferentes texturas. Un helado, una torrija de horchata y una crema, como no, de horchata. El helado nos recuerda nuestros vasos veraniegos de horchata granizada. Postre fresco y muy de la tierra.
Ya como remate de cena y de copas que nos han ido rellenando según los gustos de cada comensal, nos presentan los chocolates: blanco, con leche, un excepcional Madagascar (negro y de correctisima amargor), de Ecuador y ya nos rendimos. Ni por curiosidad podemos continuar con pruebas chocolateras.
Quesoy remata la imponente cena con su consabido ristreto.
Tremenda cena que será recordada, además de por sus platos, por ese vino blanco con interior de tinto.

En Benetusser (Valencia). Camí Nou nº 1 TEl 963 751 011