Sin salir del barrio de Ruzafa, Karoleta ha encontrado el local donde vamos a cenar esta noche, dado que antes hemos vuelto a pasar por el pub Office donde sigue, y hoy ya termina, nuestra exposición de Elmiercolestoca. Vemos que todo sigue funcionando, que siguen las miradas curiosas y que siguen acudiendo personas que nos conocen. Hoy nos ha visitado Marina del restaurante La Bolera, con quien nos tomamos un vino mientras comentamos la exposición (no pudo estar el día de la inauguración). A la hora de la reserva llegamos a través de una zona llena de obras así que dificulta el encuentro del local. Llegamos a un restaurante donde desde la puerta no podemos imaginar lo que vamos a descubrir dentro. Al entrar lo primero que nos llama la atención es un ambiente verde: todo es verde, los manteles, las lámparas, las paredes. Eso produce un ambiente fresco y joven. Un bonito espacio sin pretensiones.
Para acompañar la cena leemos la carta de vinos. Es corta y con muchas referencias muy conocidas. Entre ellas y fijándonos en los no conocidos descubrimos un Ribera que ha conseguido un premio tempranillo. Vamos a probarlo: Recoletas, tinto de Ribera del Duero del 2006 que viene a temperatura óptima pero dado el bochorno de la noche, pedimos nos lo pongan en una cubitera con hielo para mantenerlo por debajo de su temperatura y que se atempere en la copa. El vino es aromático, con un paso correcto y que va a acompañar a la cena sin crear disputas con los sabores de los platos.
Nos traen la carta pero muy amablemente Andrés, persona que nos atenderá durante toda la cena, nos comenta que hay platos de los que no disponen (lástima que uno de ellos sean los raviolis de manitas de cerdo y la tarrina de micuit aunque nos comenta que si podemos tomar foie fresco -no les ha dado tiempo a caramelizarlo- ...¡Bien!). Con esto nos inclinamos por jamón que nos indica que es soberbio (y en efecto lo es. Discutimos sobre su procedencia, al final y consultando al cocinero nos indican que es un jamón de Salamanca aunque por su forma de magro parece una mezcla de cerdo blanco y negro. Pero esto lejos de desmerecer al jamón, lo provee de un excelente sabor y una textura magnífica). Viene acompañado por pequeñas porciones de pan tostado con tomate. Una delicia de un plato sencillo. Otro entrante va a ser foie fresco a la plancha acompañado de mermelada de tomate (un delicioso foie planchado de manera impecable -crujiente por fuera y espesado por dentro- que nos disfrutamos hasta el último bocado). Luego nos decidimos por dos medias raciones de dos segundos de carne. Esto debe destacarse: algunos de los platos los elaboran también en medias raciones, tanto en entrantes como en segundos, esto favorece el probar más platos o elaborar cenas más ajustadas al apetito de los comensales. No nos desviemos...los segundos: cochinillo confitado con pastel de patatas (un delicioso cochinillo confitado que Quesoy encuentra algo empalagoso aunque hace las delicias de ambos y en especial de Karoleta, acompañado por una especie de tortilla esponjada de cebolla) y secreto relleno de dátiles (plato de complicada hechura pero que tiene la desgracia de venir demasiado pasado lo que ha hecho que la carne se secara y pasara a ser un manojo de hilos. Una lástima porque el sabor a dátil le confería un sabor peculiar pero lo desapacible del bocado no dejaba deleitarse con dicho sabor). Como postre pedimos uno de chocolate. Andrés nos informa de uno al 70% de cacao: un tibio coulant de chocolate con una boina de helado de vainilla que nos devoramos hasta la última cucharada.
Quesoy termina la cena con su ya afamado ristreto que hay que indicar su elaboración pero que viene correctamente elaborado. Nos quieren invitar a un licor, orujo o mistela pero declinamos la amable invitación porque hoy ha podido con nosotros hasta el vino que se ha quedado descansando en nuestras copas sin terminar.
En Valencia c/San Valero nº4 Tel: 963 281 137
Para acompañar la cena leemos la carta de vinos. Es corta y con muchas referencias muy conocidas. Entre ellas y fijándonos en los no conocidos descubrimos un Ribera que ha conseguido un premio tempranillo. Vamos a probarlo: Recoletas, tinto de Ribera del Duero del 2006 que viene a temperatura óptima pero dado el bochorno de la noche, pedimos nos lo pongan en una cubitera con hielo para mantenerlo por debajo de su temperatura y que se atempere en la copa. El vino es aromático, con un paso correcto y que va a acompañar a la cena sin crear disputas con los sabores de los platos.
Nos traen la carta pero muy amablemente Andrés, persona que nos atenderá durante toda la cena, nos comenta que hay platos de los que no disponen (lástima que uno de ellos sean los raviolis de manitas de cerdo y la tarrina de micuit aunque nos comenta que si podemos tomar foie fresco -no les ha dado tiempo a caramelizarlo- ...¡Bien!). Con esto nos inclinamos por jamón que nos indica que es soberbio (y en efecto lo es. Discutimos sobre su procedencia, al final y consultando al cocinero nos indican que es un jamón de Salamanca aunque por su forma de magro parece una mezcla de cerdo blanco y negro. Pero esto lejos de desmerecer al jamón, lo provee de un excelente sabor y una textura magnífica). Viene acompañado por pequeñas porciones de pan tostado con tomate. Una delicia de un plato sencillo. Otro entrante va a ser foie fresco a la plancha acompañado de mermelada de tomate (un delicioso foie planchado de manera impecable -crujiente por fuera y espesado por dentro- que nos disfrutamos hasta el último bocado). Luego nos decidimos por dos medias raciones de dos segundos de carne. Esto debe destacarse: algunos de los platos los elaboran también en medias raciones, tanto en entrantes como en segundos, esto favorece el probar más platos o elaborar cenas más ajustadas al apetito de los comensales. No nos desviemos...los segundos: cochinillo confitado con pastel de patatas (un delicioso cochinillo confitado que Quesoy encuentra algo empalagoso aunque hace las delicias de ambos y en especial de Karoleta, acompañado por una especie de tortilla esponjada de cebolla) y secreto relleno de dátiles (plato de complicada hechura pero que tiene la desgracia de venir demasiado pasado lo que ha hecho que la carne se secara y pasara a ser un manojo de hilos. Una lástima porque el sabor a dátil le confería un sabor peculiar pero lo desapacible del bocado no dejaba deleitarse con dicho sabor). Como postre pedimos uno de chocolate. Andrés nos informa de uno al 70% de cacao: un tibio coulant de chocolate con una boina de helado de vainilla que nos devoramos hasta la última cucharada.
Quesoy termina la cena con su ya afamado ristreto que hay que indicar su elaboración pero que viene correctamente elaborado. Nos quieren invitar a un licor, orujo o mistela pero declinamos la amable invitación porque hoy ha podido con nosotros hasta el vino que se ha quedado descansando en nuestras copas sin terminar.
En Valencia c/San Valero nº4 Tel: 963 281 137
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