28 de marzo de 2007. Taberna La Sacristía

Esta vez regresamos al pasado. A un local muy frecuentado por Karoleta hasta hace unos diez años y al que no había vuelto desde entonces, la sorpresa estaba garantizada. Sorprendida, evidencia que aún conserva mucho de lo bueno de sus especialidades, ha mejorado el aspecto, ampliado la oferta y cómo no, han aumentado los precios. Es uno de los pocos sitios donde en Valencia se pueden encontrar unos salazones de gran calidad y variedad. Después de pasearnos por el local observando los vinos, nos inclinamos por un vino de autor, manchego para mas señas, elaborado por Alejandro Fernández (el creador de un clásico como el Pesquera), Vinculo del 2003, 100% tempranillo, que se encarga de acompañarnos sabrosamente durante la cena y que sorprende con una 'madre' que nos desagrada en el final, justo en el último sorbo, quiza deberíamos haberlo decantado previamente pero con sinceridad no esperabamos este comportamiento en un vino que a pesar de su crianza durante 18 meses en barrica, presentaba una excelente juventud. En cuanto a las viandas, nos decantamos por pedir cosas frías, a pesar que el local ofrece platos calientes como el gazpacho o ciervo "a la reina". Asi que hacemos la comanda de una tabla de quesos (tan sabrosa como variada, desde un sorprendente societé muy esponjoso y con grato y fuerte sabor hasta un no menos sorprendente, gouda con cominos...), por supuesto, unas anchoas (de textura ideal, bien y suavemente desaladas y ¡sin barbas!), una tabla de salazones (desde la socorrida mojama, pasando por un excelente arenque, huevas de maluca y unas deliciosas huevas de merluza ¡impresionantes!), un jamón cocido adobado con pimienta que no llega a la altura de lo que puede dar de su un lacón, tanto que debemos reforzar esta fase de la cena con unas lonchas de lomo ibérico que resultan de fantástica textura y sabor. Como postre nos ofrecen un plato de pasteles variados que incluye, entre otros, desde tiramisú helado, hasta una tarta de chocolate, en el medio, unos trocitos de 'arrop y tallaetes' (dulce típico valenciano de origen árabe, consistente en trozos de fruta como calabaza, limón, etcétera, confitados y bañados con arrope). Para acompañarlo se nos invita a chupitos de orujo de hierbas.
La tradicional ausencia de cafetera en la Sacristía situó en otro local el fin de la cena con el consabido doble expreso de Quesoy.
En Valencia, c/ Amadeo de Saboya, nº 28. Telf: 963 611 758 (Local para madrugadores ya que no admiten reservas. Entre semana, sin embargo, no suele haber problemas para encontrar mesa para cenar)


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21 de marzo del 2007. Giorgio & Enrico

Si, lo habéis leído bien. Ese macro espacio de ocio nocturno, posee un pequeño y sorprendente restaurante, acogedor, bien distribuido y armonioso en conjunto, con mesas que se prestan a conversaciones íntimas. Aunque ahora el encontrarlo se hace algo complicado por ser una zona en constante cambio y llena de obras.
Al llegar, y después de lo ajetreado del camino y mientras Quesoy decidía la cena, nos deleitamos con un fino para comenzar.
Nos dejamos aconsejar por la maitre para la elección del vino, después de haber echado un vistazo a los vinos de la carta (bien provista). Nos propone un tinto varietal 100 por 100 tempranillo de la ribera del duero, crianza del 2004, Alonso del Yerro. Exquisito desde el primer trago, y sorprendente por su sabor lejos de la acidez primera que suelen presentar los ribera. Resulta ser un equilibrado y magnífico compañero de cena. Encontramos un protocolo de envinado de las copas que no habíamos vuelto a presenciar con tanta corrección y buen hacer, desde el restaurante Sargantana.

La primera grata sorpresa nos la ofrecen al tener que elegir entre un importante número de panecillos: de la abuela, con nueces y finas hierbas, con aceite, con frutas, brioche. Difícil elección que vamos cambiando según pasa la cena para poder probarlos todos. La casa nos regala un platillo de entrante: huevo frío de codorniz sobre langostino y camaroncitos en salsa de navelina. Un bocado rico en sabores y delicioso en el paladar. Presentimos que se nos presenta una buena noche gastronómica. De entrantes nos decantamos por una trilogía de anchoas (que también nos indica que está fuera de carta y que será incluida este jueves): un plato con boquerones fritos (en su punto), a la plancha con romero (sorprendentes) y anchoas del cantábrico en salazón (SIN barbas pero con la textura un poco apelmazada del salazón), unas hamburguesas baby de pescado marinado en finas hierbas rebozadas con sésamo negro (un bocado ligero) y un espléndido balanchales gratinado (queso de cabra acompañado de membrillo y confitura de tomate...Sólo decir que si hay platos que son un pecado, este podría ser uno de ellos. Excepcional). Como segundos, y después de dejarnos aconsejar, ponemos en nuestros platos un tako de atún al hierro con cuscús y sésamo (un plato bien combinado pero un atún excesivamente pasado por la plancha) y un delicioso gijot de cordero al estilo quijotesco con patatas panaderas, una receta del siglo XVI, que nos sorprendió gratamente y nos hizo soltar nuestros penúltimos 'mmmm'. Con esta copiosa cena, volvemos a hacer corto con el fantástico vino. Como postre nos inclinamos (por la afición de Karoleta al chocolate) por el llamado Sobredosis de chocolate (aunque nos explica que en principio iba a llamarse 'muerte por sobredosis'. Apoyamos el nombre al cien por cien), un coulant de chocolate relleno de chocolate y peta zeta de chocolate como cobertura, rodeado con chocolates de diferentes texturas. Consiguió arrancar los últimos 'mmmm' de la noche y hacernos sucumbir sin terminarlo. ¡Delicioso!. Lo acompañamos con unas copas de Enrique Mendoza dulce, fuerte y con cuerpo. Para rematar la gran cena, como siempre un doble expreso equivalente dos ristretos (un ristreto se corresponde con la primera esencia de 7 gramos del más exquisito café) para Quesoy.

En Beniferri (Valencia), Plaza Canónigo, nº 3. Tel: 963455042



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14 de marzo de 2007. Lágrimas negras

Local moderno en zona moderna donde las haya, por eso y dadas las fechas falleras, necesitábamos encontrar un local alejado del 'mogollón' fallero, sin dificultades de reserva y sin grandes incomodidades para con la cena. Después de mirar de soslayo el menú degustación optamos por la carta, dado que habían unos entrantes que a Karoleta le habían entrado por el ojo, así que una vez fuera del menú comenzamos la cena con tres entrantes: hojaldre de foie con cebolla al tomillo y confitura de arándanos, plato muy equilibrado y sorprendente cebolla caramelizada, tartar de salmón sobre espinacas rojas, de buen tamaño y fácil degustación, y habitas baby con panceta, longaniza y morcilla (todos los ingredientes de tamaño mini) sólo comentar el exceso de caldo que tenía como lecho. El plato fuerte unas carrilladas estofadas con cuscús y patatas con ajos tiernos, muy rico. Toda la cena dejamos que nos la maridaran con los vinos que correspondieran, así para el tartar nos pusieron un Laus Chardonnay (Somontano), fácil y simplemente correcto, para el hojaldre nos deleitaron con un Malbec Argentino de Alvear del 2004, joven pero que apuntaba las buenas maneras que exhiben ya los vinos del nuevo mundo, a destacar un peculiar aroma a licor en vía retronasal, y para las habitas baby un Laus Roble (somontano) que hacía gala de toda su aspereza, echamos de menos que estuviera mas frío, mejor suerte el maridaje para las carrilladas, un espléndido Nodus reserva (Utiel- Requena) del 2002. Como postres (os recomendamos que cenéis ligero para llegar lo menos perjudicad@s posibles) pedimos una mousse de guianduja, ligero y delicado y un coulant de frambuesa con helado de vainilla (¡¡¡¡bien!!!! un excelente cubo de chocolate negro, amargo, relleno de frambuesa y suavizado con el helado. Fantástico sabor, elaboración y visión. ¡Todo un placer para los sentidos!) estos maridados con un PX y un Sauternes, respectivamente, que nos dejaron un fabuloso sabor de boca. Este local cuenta a nuestro parecer con un excesivo número de mesas lo que las obliga a estar excesivamente cercanas unas a otras. En cuanto al servicio del vino, realmente bueno; destacar un curioso sistema de conservación del vino una vez abierto que permite disfrutarlo en copas sin riesgo de oxidación.
Rematamos la velada con el consabido doble expreso de Quesoy, rico rico.

En Valencia, Avenida de Francia, nº 49. Tel 963309339



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7 de marzo de 2007. Casa la Pepa


Nos adentramos en el barrio del Carmen. Restaurante-taberna tradicional e intercultural como todo local del barrio que se precie. Ahora, haciendo un esfuerzo, se han decidido por actualizar su cocina, su carta y sus recetas, sin dejar de lado las tapas que les han caracterizado. Comenzamos eligiendo un vino, un manchego, de Ciudad Real, al que Quesoy tenía ganas: Pago del Vicario 50-50 (Tempranillo y Cabernet Sauvignon) que llegó a la mesa sin la temperatura adecuada pero fue ganando conforme le bajamos los humos en la champañera y resultó un excelente compañero de cena (es la primera vez que hacemos corto con el vino). Como entrantes pedimos un excelente foie de pato (un micuit muy resultón y bien presentado con confitura de tomate y sobre un lecho de manzana laminada), esgarrat acompañado por salazones y queso fresco (como siempre salazones de salón: mojama y un poco de bacalao desmigado y desalado) pero muy agradable a la vista y al paladar y anchoas sobre lecho de tomate (esta vez tenían un excelente desbarbado aunque estaban excesivamente desaladas por lo que se podría prescindir del lecho para que las anchoas potenciaran su sabor). Un tercer entrante y, desde luego capricho donde los haya, un pepito de pisto con atún que nos trasladó a nuestros años mozos en décimas de segundo, a cuando los compartíamos hasta entre cuatro personas. Como plato fuerte nos decantamos, porque le traicionó el subconsciente de Karoleta y una vez pactado un plato, saltó hablando de otro, por un entrecot muy poco hecho: jugoso y muy tierno (el cual ganaría más si cabe si se cambiaran las patatas fritas por otro tipo, por ejemplo, a lo pobre). Como postres esta vez no pedimos chocolate: un flan de café (mucho flan y poco café) y una tarta de orujo que hizo las delicias de Quesoy.
El remate el doble expreso de café, que vino en tazón, y la invitación por parte de la casa de un licor de crema (llamado hijoputa en Asturias) que puso un buen punto y final.


En Valencia c/ Conquista, 8. Telef: 963925447



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MENÚ IDEAL DE LOS MIÉRCOLES DE FEBRERO DE 2007

Veamos..... esta vez, y por unanimidad,
Dos entrantes: el carpaccio de ternera relleno de foie (Turangalila) y el foie a la gorgonac (Assaggi).
Plato fuerte de carne: las carrilladas de ternera con esencia de naranja de Amadomio
Plato fuerte de pescado: el atún fresco con costra de especias picantes de Assaggi
Postre: tarta sacher con chocolate tibio (Turangalila), bien entendido que la hemos valorado sin el chantilly de bote.
Vino: Viña Pomal Reserva del 2000
Local: por original, Turangalila, por acogedor, Assaggi

Hasta la próxima, buen provecho, buenos vinos y buenos platos para tod@s.

28 de febrero de 2007. Assaggi ristorante

Local original y acogedor donde cada mesa ha sido realizada con el desguace de una casa. Así una tiene como tablero una ventana con reja, otra una puerta, otras una plancha metálica, etcétera.
Como acompañante de la cena, nos inclinamos por un Enrique Mendoza Pinot Noir del 2002 que resulta al primer sorbo sumamente alcohólico y ácido. Pedimos otra botella del mismo Enrique Mendoza Pinot Noir, y esta si nos pudo acompañar gustosamente en una cena de pasta y pescado. Es curioso, y por eso le dedicamos un poco del blog, que se perciba tan extrema diferencia entre ambas botellas y es que existe un porcentaje, en torno al diez por ciento de ellas, que pueden tener algún problema dado que el vino "está vivo" y puede variar sus condiciones y características. Este segundo caldo se comportó como un discreto acompañante, que es lo que debe hacer un vino en una cena. En cuanto a las viandas, decidimos tomar un sólo entrante de foie a la gorgonac (realmente delicioso), dos primeros de pasta: tagliatele al nero (una espléndida combinación de pasta coloreada con tinta de calamar vestida con una suave salsa de tomate con gambas y langostinos) y lasagna de furlo (rellena de pollo con aceite de trufa y boletus. De un sabor exquisito) y para terminar un contundente tonno del nerino (un filete de atún fresco con una costra de especias picantes y una terrina de espinacas y remolacha. Fue un fin de cena espectacular. Apurando, se le podría criticar a este plato que el grosor del atún no fuera algo mayor. Sería muchísimo más espectacular). Como postres nos inclinamos por un tiramisú (al que le faltaba café para matizar un poquito el exceso de sabor dulce y un poco pesado del mascarpone) y una espléndida mouse de chocolate blanco con naranja (fantástica y deliciosa combinación, que como siempre, Karoleta, hubiese preferido con chocolate negro. Con esta combinación de chocolate negro y naranja, ya degustada en "la Bolera", hubiese conseguido un postre para que se nos cayeran dos lágrimas, seguro.)
Terminamos con el consabido doble expreso para Quesoy, y de regalo, un digestivo limoncelo para culminar esta primera cena italiana.

En Valencia, c/ Conde Altea, 26. Telf: 963 440 175



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