27 de junio de 2007. Boing Boing restaurante

Volvemos a la antigua zona de tascas de Valencia para cenar en un local muy 'cool'. Nos recibe una inmensa planta adornada con notas sobre sugerencias, entre ellas la carta del restaurante. Es una casa antigua y hay que subir las escaleras para ir descubriendo los distintos ambientes-pisos. El primero, más intimo, con luz tenue donde también se puede cenar pero que anima a una copa antes o después de haber comido. De este ambiente salen dos escaleras: una baja hacia una sala de espera-lectura donde se ubican los servicios y otra que asciende y nos adentra en un local lleno de luz y tonos rojos donde se encuentra el restaurante. Distintas alturas de mesas para cenar: altas y sentados en banquetas, normales y un poco más bajas (nos recuerda las mesas del colegio infantil) y redondas...nos decantamos por una de estas.
Lo característico de este restaurante es que todos los platos que se solicitan 'van al centro', es decir, todo se comparte. En la carta suelen haber un par de sugerencias del día. La primera alegría viene de la mano de la carta de vinos: nos volvemos a encontrar con Pago de Luna, un vino tinto de tierras de Castilla, delicioso y cremoso al primer trago. Viene bien refrescado y esto permite seguir disfrutando de los tintos pese a los calores veraniegos que ya se dejan notar. Nuestros platos para esta cena de miércoles son: patata rellena de salsa con foie (una delicia, suave y que nos hace relamernos), pizzetas de atún con wasabi (plato poco conseguido por la galleta que hace de pizza y por el aderezo de este plato. Le falta sabor), dados de salmón con salsa de soja (¡impresionantes! delicioso y pese a no tener una presentación llamativa, nos hace exclamar los segundos mmmm), hamburguesitas de buey con cebolla caramelizada (contundente de sabor, bien aliñadas, suavizadas por la cebolla e impulsadas por la mostaza verde-picante que le acompaña) y un entrecot 'mercedes' (crujiente por fuera y crudo por dentro cubierto por hierbas frescas tostadas en la plancha y acompañado por patatas muy tostadas. ¡Delicioso!. Quesoy objetó que estaba demasiado hecho. Karoleta lo encontró impecable. Bueno, no siempre vamos a estar de acuerdo). Como postre Karoleta quería sorprender a Quesoy con una fondue de chocolate negro con frutas (que debe ser un pecado) pero esta noche tocaba con chocolate con leche...dado el poco apego por este chocolate, se decanta por un brownie de chocolate (cremoso, tremendo y de los que se resisten a ser terminados) y un sorprendente, por inesperado, delicioso pastel de chocolate blanco con coco (volvemos a encontrarnos con otro pecado de la gastronomía...ains!) los cuales se vieron acompañados por unas copitas de licor PX, detalle de la casa, joven, aromático y con un dulzor adecuado, nada exagerado.
Como todas las cenas, Quesoy se tomó un café expreso.

En Valencia, c/ Conde de Montornés, nº 8. Telf. 963920202


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20 de junio de 2007. Pizzería Dolce Notte 3

Esta noche nos vamos de excursión. Nos dirigimos a cenar al local que, según muchas personas, hacen las mejores pizzas de Valencia. Aterrizamos en una pizzería de Burjasot (sugerencia de Diego y Tere a los que damos las gracias) . Nada más entrar, nos topamos con el horno de leña, lo que augura buenas pizzas. El local es elemental en mobiliario y escaso en decoración: tiene lo suficiente para atender y nada más. Eso si, todo el personal que trabaja tiene la seriedad malcarada de quienes pasan calor en sus trabajos (??) o bien de quienes no encuentran un disfrute en lo que hacen. Sólo la camarera que se encarga de las mesas suple con amplias sonrisas y frases agradables el desconocimiento que posee por ser su primer día de trabajo.
La carta está plagada de pizzas y escasa de vinos así que nos decidimos enseguida. No tiene botellas normales de vino tinto, así que nos toca tomar botellas de 3/8. Vemos que hay un Viña Alcorta del 2003 y mientras busca en la cámara la pequeña y escurridiza botella, nos brinda otra, un chianti tinto del 2005, Leonardo, que al tocarlo y notar lo bien refrescado que está, le pedimos que nos lo sirva. Es un tinto recio de color cereza oscuro y que cuando se va a suavizar, ya la botella está terminada. Solicitamos el viña Alcorta, que llega tremendo: duro, difícil y con un punto de acidez. Karoleta convence a Quesoy para no reclamar porque no es local para estos protocolos, de hecho, ante el comentario de que el vino estaba pasado (el corcho que solicitamos ver y cuando lo vimos, así lo atestiguaba) pero se nos dijo que eso debíamos haberlo dicho al principio de probar. Bueno...ya comentamos en otra cena, que cuando tienen el corcho, el local puede solicitar al bodeguero o distribuidor de los vinos que le reemplacen la botella sin más; corcho defectuoso = botella nueva. En otro local será, este no conoce esta norma. Vayamos a la comida. Como entrantes un sepionet a la plancha (tierno y bien pasado por plancha) y patatas bravas (originalmente fritas con piel lo que les confiere una textura más crujiente de lo habitual. Muy buenas). Como pizzas nos inclinamos por una llamada Sorpresa, que como su nombre indica, viene tapada, no se enuncia ningún ingrediente y el pizzero la realiza a su 'real bola'. Esta noche viene rellena de champiñones y pescado (atún y anchoas). Ciertamente original y de muy buena hechura. La segunda la partimos en dos mitades: una mitad con pizza tropical (de jamón y piña) y otra mitad con pizza Etna (de bacon, champiñones, huevo y algo extra de orégano en polvo). De todas las pizzas hay que destacar que la masa es perfecta: fina, crujiente y de excelente sabor y horneadas inmejorablemente, haciendo que la masa se esponje y cree las típicas burbujas en la masa que hacen que la pizza sea más ligera. El relleno es lo sufientemente abundante para no estar tomando masa con tomate (bastante frecuente incluso en pizzerias de prestigio) ni tan copioso que haga desapacible comer la pizza como se debe: en triángulos medianos y con la mano. Todas las pizzas se les pone de nota un 9.5 porque ya se sabe que hay que reservar el 10, y si se las jerarquiza de alguna manera es más por el gusto del comensal que realmente por la pizza en si. Como postre y dado el día de semana, se nos ofertan algunos pocos postres caseros y, como no, nos decantamos por un tiramisú que nos sorprende con escaso bizcocho y un queso mascarpone, pensamos, batido con café, muy cremoso y que ya nos deja ahítos pero sonrientes.
Quesoy finaliza esta copiosa cena con un café italiano aunque se les debe especificar que es un café solo muy corto.

En Bujassot (Valencia). Avd Pais Valenciano nº115 Telf 963901496

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13 de junio de 2007. Casa Jomi

Esta noche de miércoles sacamos de la memoria uno de los locales más clásicos de Valencia. Lleva en activo más de 38 años con Miguel a la cabeza, aportando a su local esa inmovilidad que quien ha ido alguna vez reconoce nada más entrar: nada cambia, ni las tres mesas que tiene más la máquina de pimball (mesa auxiliar para las noches de gentío), ni el hacer pausado y ceremonioso de Miguel con los salazones y el tomate, en la barra, a la vista de todos y con palabras para todo aquel que le comente (estará encantado de contar su historia y la de su local).
Tenemos suerte, por ser miércoles, y pese a que las mesas ya están todas ocupadas, hay mucho espacio en la barra y poca gente haciendo turno para una mesa. Mientras esperamos a que alguna mesa se vacíe, pedimos un vino. Tienen una amplia variedad de medias botellas (lo cual es verdaderamente un lujo), esto nos hace pensar en tomar diferentes vinos durante la cena. Nos inclinamos, para comenzar, por un Viña Pomal, un reserva del 2000 que sale como un miura de potente e intratable y a una temperatura imposible. Solicitamos que lo prueben porque lo notamos un poco ácido pero nos comentan que está bueno pero le falta enfriar, lo cual consiguen con una buena cubitera helada. A estas alturas, una mesa se ha quedado vacía y nos la ceden amablemente quienes eran los destinatarios de la misma. La potencia del vino es la que va a determinar los compañeros que le sigan: un Muga de 1999, cremoso y de un impecable sabor y un Marques de Arienza de 1999 sereno, intenso y de hechura redonda. ¡Un verdadero regalo para el paladar!.
Por lo que respecta a la comida, Karoleta ya lo tiene claro. La cena va a consistir en lo que ha conseguido hacer un nombre a casa Jomi: patatas bravas (con una salsa especial de all i oli con pimentón picante que consigue que se las nombre como unas de las mejores de Valencia), tomate Jomi (aderezado con hierbas y ajo y acompañado de ventresca en escabeche y aceitunas, un tomate que pese a no ser un pata negra ni del Perelló, tiene un sabor de los años 70, con mucha carne y poca pepita), pescados ahumados (¡excelentes! todos nos hicieron soltar un mmmm), salazones (¡las mejores, sin dudarlo, que se sirven en Valencia! que ya nos hicieron llorar de placer), cecina (de ciervo y ternera, deliciosas todas ellas sobre todo una de las de ternera) y quesos (sólo de tres tipos pero a cual de todos más sabroso. Sobre todo el que remataba el plato, el más fuerte, que junto con los últimos sorbos del vino casi nos hacían pensar que era el postre...qué equivocación). Al preguntar por los postres, recordamos que la tarta de zanahoria es también uno de los platos estrella, así que solicitamos un pedazo acompañado de higos al brandy (¡madre mía!, delicado, suave...pecaminoso) y nos pusieron unos licores para acompañar: un PX y un orujo de hierbas en un molde de chocolate-vaso comestible, que nos hicieron sonreír mas de placer que de otra cosa.
Esta vez Quesoy se queda sin ristreto ni café pues ni Jomi ni ningún local cercano tienen cafetera. Así que en otra cena será.

En Valencia, c/ Castell de Pop (frente al antiguo cuartel de la Guardia Civil, en el Barrio de Nazaret ), 13. Telf: 963671414

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6 de junio de 2007. La Champagne

Nos adentramos por el antiguo barrio valenciano de las tascas (zona calle Mar-Gobernador Viejo, de Valencia), hoy ya con un aspecto desconocido para los que frecuentábamos en los 70 y 80 estos locales. Muchos de ellos no han sobrevivido. El local escogido es también sugerencia de una de las seguidoras del blog (muchas gracias Sandra). Llegamos a un local recién estrenado, de bonita hechura manteniendo un delicado equilibrio entre lo minimalista-moderno y lo acogedor de cualquier restaurante francés.
Al entrar, nos encontramos con un fantástico armario transparente lleno de champagnes y vinos franceses donde se puede observar las lindezas de su bodega. Han realizado dos espacios diferenciados entre fumadores y no fumadores y en su separación encontramos una pequeña barra, la cocina y al otro lado, otro armario transparente, este lleno de todos los vinos que, además de los franceses, van a decorar su extensa carta de vinos.
Debemos comentar que los dueños de este local, al igual que su cocina, son auténticamente franceses, mr. Jean Marie y mme. Simon Edoward, y su castellano es terrible. Aunque Simon entiende y se explica bastante bien, Jean se expresa pefectamente pero sólo en francés...así que tenéis que realizar la comanda hablando despacito y con paciencia, recalcando bien lo que se pide y así poder transmitirlo a Simon, quien se mostrará siempre dispuesta a rescataros.
Después de releer la carta de platos y de vinos, Quesoy se inspira en el magnifico ambiente francés que ha conseguido el local y se decide por un champagne premiere cru (première classe) Demoiselle milesime 2000 (selección de una sola añada, que se hace cuando esta es excelente). Llega a nuestra mesa, perfectamente enfriado y zambullido en una champañera. Presenta un color oro viejo por la añada, lo que anticipa un fantástico sabor suave y tranquilo habiendo perdido esa estridencia que caracteriza al vino mas joven. Es un impecable compañero de cena. Se nos regala con un aperitivo casero de hojaldre especiado con sésamo y queso que devoramos esperando los platos seleccionados que son: como entrantes, primero, una ensalada loca que inicialmente nos dijeron que llevaba salmón y langostinos, sin embargo vino otra de queso y jamón, la aceptamos, que remedio, después de comprobar que también era muy apetecible, con buenos productos, entre ellos un excelente jamón ibérico y unos montaditos de queso de cabra gratinados que nos hacen relamernos, y un segundo entrante de dos generosos medallones de foie de maison, caseros, que se diferenciaban por su elaboración. Al primero por la izquierda en la foto, se le detectaba un agradable sabor a armagnac y el otro realizado con vino, ambos exquisitos, aunque en este segundo, Karoleta le parecía que tenía un punto subido de sal (nada de importancia) En ambos casos iban cubiertos de una generosa gelee realizada con el caldo de la cocción y dos higos caramelizados. Como plato fuerte nos decantamos por un chuletón de ternera para dos personas que puede venir con salsas y dado que no hicimos mención de ninguna, se nos sorprendió al aparecer acompañado de las dos, en sus correspondientes salseras: una de roquefort, suave y deliciosa, y otra a la pimienta, impecable y exquisita. También un tarro de mostaza de dijon para los no salseros. Este plato venía con el chuletón ya fileteado fino (hecho en su punto, nuestro punto, crudo por dentro y buena plancha en superficie), bien especiado con pimienta y hierbas y acompañado por patatas fritas (de buen sabor y crujientes), un delicioso tomate asado (coronado con una mezcla de ajo, cebollino, sal y pan rallado) y un impresionante pastel de verduras (de muchos trozos de diferentes verduras y gratinado con un delicioso queso). Ante la visión y el aroma que desprendía este plato, ya nuestros ojos se habían volteado y asomaban las consabidas lágrimas. Como postre, pedimos algo de chocolate noir...y nos trajeron una mousse de chocolate casi negro (Karoleta vuelve a protestar por lo bajito lo poco que se utiliza el chocolate negro en los postres aunque reconoce que este postre está de escándalo) enorme, esponjosa, con un sabor contundente que nos deja la mar de felices. .
Quesoy terminó la cena con el expresso de las cenas de los miércoles.

En Valencia, c/ Poeta Liern, nº 27. Telf 96 3942970



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