23 de abril de 2008. Bodegó de la Sarieta

Esta noche nos vamos a un clásico del barrio del Carmen. En este momento es un restaurante de referencia a lo que a comida valenciana se refiere. Comenzó siendo una tasca de tapas y se ha convertido en un pequeño pero acogedor restaurante donde encontraremos platos muy de la tierra con unos toques, pequeños, de modernidad.
El exterior vale la pena pararse a mirarlo: esa balconada llena de azulejos con macetas llenas de plantas y flores, bien vale detenerse. Hay dos comedores y este exterior, el más bonito, es el de fumadores porque es la zona más ventilada. Nuestra mesa está en el comedor del interior que es la de no fumadores.
Las mesas, unas redondas y otras cuadradas y alguna de muchos comensales, están bien vestidas con manteles blancos. Algunos objetos de decoración que nos vuelven a recordar que estamos en un restaurante rústico y valenciano pero sin llegar a sobrecargarlo.
Nos traen la carta...muchos platos para picar que hacen que Karoleta (hoy le toca a ella) tenga dificultades para escoger: todos son platos apetecibles. Con el vino hay menos problema. Lo original es que la carta de vinos tiene dos bloques: una sección con la zona del vino, nombre del mismo y precio y otra sección con el nombre de la uva o uvas que lo integran. Nos inclinamos por descubrir algún vino no conocido. Así nos decidimos por un Sybarus reserva del 2001. Un coupage de tempranillo, cabernet y merlot, de la bodega Torroja de Utiel- Requena de una añada calificada como excelente. El vino sale embravecido nada más quitarle el corcho. Pedimos que nos lo decanten para que al oxigenarlo se vaya dulcificando (como así ocurre). Nos lo decantan en una bonita jarra de porcelana. En la segunda copa ya se ha domesticado.
Como platos pedimos: un 'desgarrat' (plato típico en este local de muy buena hechura con sabrosos pimientos, un bacalao bien presente y bien desmigado sobre unas láminas de una sabrosa mojama. Excelente plato. Esto comienza bien) y un revuelto de setas con paté de morteruelo (plato contundente y de generosa ración. El revuelto con setas, bueno, muy bueno pero lo impresionante era el morteruelo ¡Delicioso!...Nos lo devoramos). Como plato fuerte un medallón de cordero macerado al vino tinto (¡Bien! Sabroso y tierno cordero con una fantástica salsa de vino acompañado por una simples patatas fritas. ¡Tremendo!). Esta noche queremos dos postres. Después de traernos otra vez las cartas y preguntarle al dueño cuales eran los más recomendables, nos decidimos por una tarta de requesón con chocolate (¡Madre mía! poco dulce un chocolate denso y también poco dulce que hace las delicias de Karoleta y unos dátiles rellenos de dulce de leche (pese a que los ingredientes nos suenan a postre excesivamente dulce, es un postre delicioso dado que los dátiles son frescos y el dulzor lo aporta el dulce de leche. Están horneados. ¡Fantásticos!). Ahora si...en este momento Quesoy entra en el sopor de una opípara cena. Sopor que combate tomando una botella de agua mineral con gas San Narciso.
Para rematar la cena, el consabido ristreto que debe explicar cómo se realiza acompañado por una mistela de Turís. Además nos trae una completa carta de licores de hierbas y otros licores (como la absenta) de gran tradición en nuestra zona. También nos comenta que quiere ampliar las entradas de mistelas y moscatel.
Buena y tradicional cena.

En Valencia, c/Juristas nº 4. Tel 96 3923538

Ver mapa

16 de abril de 2008. El Pouet Restaurante

Una noche más nos perdemos. Estamos en la barrio de Campanar, en la zona del Hospital 9 de Octubre, zona nueva con calles y fincas muy parecidas. Después de dar varias vueltas a la misma manzana, llegamos a nuestro destino.
El de esta noche, es un restaurante que nos han sugerido. Gracias Davíd.
Es el primero que abrió las puertas en esta zona y que provocó que otros también se decidieran a hacerlo. Al entrar, se observa que es un restaurante de toda la vida: sin adornos excesivos, ni minimalista. Tiene amplias mesas (pocas) bien vestidas, con una excelente luz y una pequeña barra cargada con todos los vinos de la comunidad valenciana y algún otro.
Nos traen una sola carta la cual entrega a Quesoy (menos mal que le toca pedir la cena...así que Karoleta se dispone a disfrutar) y quien nos atiende nos comenta que también hay algunos productos fuera de carta. Lo primero el vino...de esa única carta Quesoy elige un Ribera del Duero: Áster Reserva del 2000. La primera botella viene con un corcho defectuoso que al intentar sacarlo, se fracciona por la mitad. Sin mayor problema, acude a por una segunda botella comentando que el corcho de la primera ya se veía que iba a dar problemas. Esta segunda, se deja descorchar sin oposición ninguna. Eso si, como todos los miércoles, quien prueba el vino es Karoleta. Es un vino adulto, tranquilo donde los matices se han conjuntado en perfecta armonía, sin picos ni estridencias, y ha adquirido un sabor profundo, aromático, con un paso largo y muy buena persistencia. Es elegido porque la cena de hoy es complicada y acompañarla se requiere todo un vino asentado, un señor vino. Buena elección. Pedimos que nos la decanten para que se airee.
Como cena pedimos, como entrantes unos montaditos de queso de cabra con anchoa (rebanadas de queso de cabra con una loncha de buen tomate y coronados con una anchoa de buena conserva. Entrante contundente acompañado de buen aceite de oliva, que nos hace mojar el pan, y unas enormes táperas) y unas cigalitas frescas de la playa, que vienen fritas con ajetes y pasas (en su punto, deliciosas y muy muy frescas. ¡Fantásticas! Consiguen que mojemos pan y casi que nos chupemos los dedos). Como segundos: un foie fresco a la plancha sobre un lecho de confitura de tomate (¡¡Ohhhhhhh!! viene en su punto de plancha, dorado por fuera y crudo por dentro que junto a la confitura de tomate convierte los bocados de pan tostado en bocados exquisitos. Un pecado...si señor...un pecado) y una carrillada en salsa de verduras (¡dios mio! el pecado anterior y el bocado celestial de ahora ¿con cual quedarse?. Una generosa ración de carrillada de ternera super tierna, jugosa acompañada por una espesa salsa de verduras y setas que le confiere un tono ácido fantástico). Ambos platos vienen acompañados con patatas paja que nos hacen recrearnos con las salsas de ambos platos cuando las proteínas ya han desaparecido de ellos.
Y llegamos a los postres, los cuales nos canta y nos decidimos por una pirámide de chocolate: una pirámide con una escasísima base de bizcocho (¡bien!) de trufa muy chocolateada y regada de un buen chocolate negro tibio que hace las delicias de ambos, sobre todo de Karoleta la chocolatera. Esta es la noche de los pecados...
Para rematar la cena, Quesoy pide su ristreto de todos los miércoles el cual debe explicar que es un café corto, muy corto y muy cargado. Nos invitan a unos orujos de hierbas para hacer la digestión de tan suculenta cena.

En Valencia, c/ Jorge Comín 6. Tel 96 3173529

Ver mapa

9 de abril de 2008. El cierzo restaurante

Esta noche nos dejamos llevar por una recomendación. Gracias Manolo.
Vamos al barrio de Patraix donde hemos ido muchas veces pero no a cenar sino a comprar y catar los buenos productos de una enoteca: Enópata.
Este restaurante se ha trasladado de su anterior localización. Es un local amplio con una muy buena disposición entre mesas y estas muy bien vestidas: en tonos marrones y blancos. Una decoración moderna y una muy buena luz en cada una de las mesas.
Miramos con detenimiento la carta mientras como detalle de la casa nos sirven unos montaditos de espuma de queso cabrales con unas tiras de pimiento de piquillo. Deliciosos. Karoleta ya ha decidido cuales van a ser los platos de la cena pero cuando ya van a tomar nota ¡Oh, sorpresa! tienen fuera de carta anchoas del Cantábrico... ¿cómo no vamos a pedir anchoas? mmmmm. Recapitulemos...Bien, cambio de platos. Para acompañarnos en la cena, invitamos a un Abadía Retuerta Selección Especial del 2004: sabroso, equilibrado, con buenos aromas y que se va a comportar como lo que es, un caballero tranquilo.
Como platos nos decidimos por: una anchoas del cantábrico con aceite de trufa y espolvoreadas con voletus (¡madre mía! las anchoas perfectas: excelentemente desespinadas, en su punto de hechura y de sal. Desconocíamos lo bien que maridan con los voletus; este realza el sabor de la anchoa pero le confiere un sabor colosal. ¡Bien, bien y bien....tocamos el cielo!) y unos crujientes de manitas de cerdo (canelones rellenos de manitas de cerdo y morcilla de burgos. Plato delicioso, de complicada hechura pero que después de las anchoas pierde el buen puesto que podría tener). Como platos fuertes: un taco de atún del Norte (excelente taco de atún, bien planchado por fuera y crudo por dentro, acompañado de unas fantásticas alcachofas. Todo esto regado con un aceite al aroma de ajo con piñones y reducción de naranja. ¡Delicioso! la naranja le confiere un toque ácido que le va que ni pintado) y un entrecot con foie y papas (¡Oh! una mantequilla de foie que se deshace al contacto con el calor del entrecot que viene en su punto: crujiente por fuera y crudo por dentro. ¡Muy buen plato!). Para seguir soltando lágrimas de felicidad llegan a nuestra mesa dos postres de sabor imponente: un brownie tibio con esencia de naranja y helado de chivas 12 años (¡¡¡madre mía!!!! pese a que el helado de chivas resultaba algo 'hieloso' estaba fantástico. Una mezcla de las que hacen historia) y un pastel de queso Idiazabal con confitura de tomate y una boina de un helado que no conseguimos recordar. Eso si...ambos postres ¡¡¡sensacionales!!!. Para digerir bien la cena, nos invitan a una copa de cava de Castillo de Perelada que hace las delicias de Karoleta.
Para terminar Quesoy degusta su ristreto que es servido a la perfección.
Una cena soberbia, de las que hay que recordar y repetir.

En Valencia, c/ Mosén Fenollar nº 2 y 4 Tel 963423267

ver mapa

2 de abril de 2008. Restaurante cervecería Padilla

Como en los mejores tiempos esta noche viene con dificultades. La primera: acudimos al local donde se ha hecho la reserva para nuestra cena de miércoles y ¡sorpresa! está cerrado. Quesoy, raudo acude a su plan B pero... no recuerda el nombre y en la misma calle hay varios restaurantes. Debe recurrir al plan C. Y a este llegamos sin problemas y pese a no tener reserva, menos mal que es miércoles y no hay problemas: pueden darnos de cenar y tienen sitio disponible.
El local es un clásico de la zona de la avenida del Oeste que ha ido derivando de ese comienzo como bar-cervecería a un local más inclinado a restaurante: mesas bien dispuestas, amplias y bien vestidas con sus manteles de tela y sus servilletas a juego. Disponen de buenas materias primas y en su carta se observa que no son platos elaborados con creatividad sino más bien que su apuesta es: buenas materias primas y una elaboración sencilla que es lo que necesitan. Si acudimos a este local es porque nos han hablado de un buen plato que elaboran y que no suele ser habitual (gracias Julia).
La carta es extensa y llena de buenas sugerencias. Además Antonio, el gerente y persona que se hará cargo de atendernos, nos canta sugerencias fuera de carta. Nos traen como detalle de la casa, un platillo con esgarrat de buena hechura y con un fantástico bacalao salado...auguramos buena cena. Una vez elegidos los platos, vemos la carta de vinos: muy clásica y llena de apuestas seguras: con sugerencias de algunos valencianos. Nos inclinamos esta noche accidentada por un cava. El primero que solicitamos, Juve Camps, no les queda...así que nos sugiere un Codorniu, Reina Mª Cristina, un cava elaborado para conmemorar el centenario de la concesión a Codorniu por parte de esta monarca, del título de 'proveedores de la casa real'. Un brut elaborado con un coupage de chardonnay, macabeo y xarel.lo que le aportan una buena estructura junto con una gran frescura: fácil de beber, juguetón y perfecto compañero para nuestra cena de hoy.
Los platos que elegimos para nuestra cena son: unas navajas (de excelente tamaño, bien planchadas y sin un asomo de crujiente tierra. ¡Fantásticas!), unas anchoas (excelentemente desbarbadas, en su punto de sal y con una buena textura. Realmente buenas y de buen tamaño. Por ponerles un pero: su excesiva maceración en aceite), un steak tartar (este es el plato del que nos han hablado. Lo prepara Antonio, ante nuestra mesa, con esmero, con todo el ritual de pequeñas porciones de variados ingredientes. Como resultado: una buena carne muy bien condimentada y bien macerada que hacen un steak tartar donde la carne no se detecta como cruda sino como aliñada y con buen equilibrio entre los distintos sabores. ¡Delicioso Steak tartar!. Plato siempre arriesgado y que disfrutamos hasta el final) y un bacalao fresco a la plancha acompañado de verduras al vapor y mayonesa casera (un enorme taco de bacalao hecho en su punto, delicado, fino, sin florituras porque no las necesita y que la mayonesa -exquisita mayonesa de fantástico sabor...de las de mamá- le otorga un punto extra de sabor a este excelente plato).
A estas alturas de cena, ya estamos ahítos pero...hay que llegar a los postres. Decidimos hacer un duelo de postres de chocolates, ambos caseros: una mousse de chocolate (de buena textura, de buen chocolate...algo trufado para el gusto de Karoleta y de generosa ración -como todas las raciones de este local-) frente a un helado de chocolate, realmente fondant de chocolate, con trocitos de chocolate negro (¡madre mía! bueno, bueno y bueno...que a la primera cucharada y después de la mouse parece no tener sabor pero es debido a que la dulzura del otro nos ha dejado sin paladar, pero este se espabila con las siguientes cucharadas. ¡Fantástico!).
Quesoy remata la cena con su café corto, bien cargado.

En Valencia, c/ Padilla nº 5 . Telf: 96 3942192