28 de noviembre de 2007. Restaurante Balansiya

Una vez más no repetimos nuestra costumbre de perdernos dado que e restaurante elegido para esta cena de miércoles está en un barrio de sobra conocido por Karoleta.
Vamos a un restaurante de cocina arabo-andalusí que mantiene la esencia de dicha cocina y se ha dejado influir mínimamente por su ubicación occidental. Entramos en un local bien decorado al estilo árabe, lleno de color y de cerámica y con mesas correctamente vestidas. Con una vajilla tradicional andalusí llena de color y unas tapicerías realizadas en telares artesanos, con lámparas y apliques de hierro forjado y vidrieras de colores. Tampoco han olvidado poner muebles andalusíes. Nos traen la carta y como no, observamos la ausencia de alcohol. Así que nuestra bebida va a ser un mosto blanco (vino blanco desalcoholizado es como lo llaman) elaborado en Granada, Semivin, que viene muy frío y que bebemos con ganas (aunque tal vez nos hubiera gustado más haber podido beber algún vino blanco seco para acompañar a esta cena pero...todo no se puede tener). Hay un menú de degustación para mínimo dos personas pero dado que nos apetece tomar cordero y en este de degustación sólo hay pollo, nos inclinamos por pedir a la carta. Como detalle de la casa nos traen unas Zseitun, deliciosas aceitunas negras aliñadas que devoramos al instante. También traen una cesta con pan que hornean diariamente en el mismo restaurante: unas rebanadas de hogaza de pan con una textura diferente dado que no solo contiene trigo, también lleva harina de cebada. Así los platos elegidos son, como entrantes: Hummus (un fantástico puré de garbanzos perfectamente aderezado con cominos y con un aceite virgen sin filtrar que nos hace pensar y augurar que la cena va a ser muy pero que muy buena. ¡Excelente!), Warak Inab (los conocidos rollitos de hoja de parra rellenos de carne especiada con mucha hierba buena. ¡Deliciosos!), Razsizsa de pastor (flan de requesón muy especiado y semi-salado, parecido al queso feta pero con otra textura, rodeado de un nido de fideos de arroz. Un plato diferente) y Brimat de queso y de pescado y marisco (triángulos de masa muy fina -precursora de nuestro hojaldre- rellenas de queso de cabra, muy sabrosas, y otras rellenas de un guiso de pescado y marisco de impresionante sabor. Realmente deliciosas). Como plato fuerte nos inclinamos por un Tayin de cordero enmielado (guiso de cordero realizado en esas ollas de barro con una tapa también de barro y de forma cónica que evita que el vapor del guiso se escape. El resultado es un delicioso y tierno cordero con una suave salsa con un fondo dulce de miel. Muy pero que muy bueno). A estas alturas estamos totalmente saciados pero no nos hacemos a la idea de quedarnos sin ningún postre. Quesoy pide su café, que esta noche será árabe, nada de ristretto, largo y a su estilo, con algún que otro poso y Karoleta rompe su costumbre de no tomar nada y se pide un impresionante té maghrebí (con hierba buena) servido a su estilo (levantando la tetera hasta una altura peligrosa para dejar caer el té sobre el vaso repleto de hojas de hierba buena) ambos endulzados con azúcar moreno y los acompañamos con un surtido de dulces andalusíes (un surtido de pastelitos de frutos secos, mucha almendra, mucho higo y sobre todo, mucha miel) que vamos probando hasta hacerlos desaparecer del plato.

En Valencia, Paseo de las facultades nº 3. Telf: 96 3890824



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21 de noviembre de 2007. Restaurante Maïmar

Estamos perdiendo la costumbre de perdernos así que, aparcando en la puerta, nos encontramos con un local amplio, bien iluminado, con mesas bien vestidas y con toda la atención del dueño.
Después de ojear la carta de vinos, carta clásica donde las innovaciones vienen de la mano de los vinos de la comunidad valenciana, nos inclinamos por uno de ellos: El Sequé del 2005, vino tinto de Alicante que al primer trago es áspero y rotundo, pero en nariz tremendamente aromático, como corresponde a un vino hecho con uva monastrell pero que durante la cena y dejándolo descansar se convierte en un muy agradable compañero de cena. A estas alturas, en la mesa adyacente, uno de los comensales ha encendido un puro. El fuerte olor del humo del puro comienza a hacer de las suyas en nuestras 'narices'. Con ello, le comentamos si sería posible cambiarnos de mesa y, por supuesto, con amabilidad, trasladan todas nuestras 'cosas' a otra mesa mejor ubicada, lejos de olores que distorsionen nuestra cena. Y vamos a los platos.
Es una carta con muchos entrantes, algunas ensaladas, platos de pasta italianos y pizzas y pescados y buenas carnes. Con toda la carta leída, pedimos como entrantes: anchoas del Cantábrico (Quesoy sabe de la debilidad de Karoleta por estos salazones; en este caso vienen de nuevo excesivamente desaladas, no mucho pero más de lo requerido para que sean buenos salazones, y alguna que otra barba, tampoco excesivas. Pese a todo ¡deliciosas!. Eso si, la cama de tomate preparado en la que estaban suspendidas, hizo las delicias de Quesoy), unas gambas al ajillo (plato sencillo y típico pero que venía con unas gambas de talla XXL, enormes, y bien ajustadas de ajo y guindilla. Buenas, buenas y buenas). Estos dos platos se llevaron por delante todo el pan tostado que nos habían traído para acompañar...así que fuimos a por el segundo plato de pan tostado para acompañar a nuestro último entrante: un plato de jamón ibérico Lazo bien cortado, a muy buena temperatura y de una textura y sabor delicioso. Muy bueno. Como plato de carne nos inclinamos por un solomillo al foie: hecho a nuestro punto, muy poco hecho, con una generosa capa de foie fresco que le confería un exquisito contraste de sabores y acompañado por una salsa que llevaba desde la grasa del foie hasta una reducción de algún vino dulce (¿tal vez moscatel?) y unas pasas bien remojadas. Un plato realmente fantástico. Pese a nuestra hartura, como postre y sin leerlos, nos inclinamos por dos sugerencias: una tarta de queso manchego (de presentación impecable, acompañada de caramelo ¡una delicia!) y, como no, un 'tapón de chocolate' (impresionante coulant de chocolate relleno de chocolate tibio con una suave salsa de frutas rojas. ¡tremendamente delicioso!). Quesoy remata la cena con su café corto, muy corto y fuerte de café, su ristretto.

En Valencia, c/ Vicente Peris, 2 Bajo. Telf: 96 3400710


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14 de noviembre de 2007. Restaurante El Dean

Esta, por fin, fresca noche nos volvemos a internar por el barrio de Benimaclet. Llegamos a nuestro destino teniendo que dar algunas vueltas pero rompiendo nuestra costumbre de perdernos.
El restaurante es un local pequeño, bien cuidado el ambiente, con buena distribución entre las mesas, estas vestidas impecablemente y con una luz tenue que relaja el ambiente. Nos dan a elegir cualquiera de las mesas y elegimos una redonda preparada para tres comensales.
Nos traen las cartas y una cazuelita de barro llena de frutos secos, cacahuetes y almendras, para ir abriendo el apetito. La carta tiene muy buen aspecto. Al final nos decidimos. Solicitamos la carta de vinos, aunque ya venía el dueño con ella en la mano. Tienen una carta de vinos muy correcta aunque los riojas son muy clásicos. Al final y como acompañante a nuestra cena, pedimos El Vinculo pero decantado. Vino tinto de Casilla la Mancha del 2003 que su hacedor (Alejandro Fernández, el que también elabora Pesquera) tiene a bien no filtrar el vino por lo que suele tener muchos posos (ya nos pasó en La Sacristía). Vino sabroso, sorprendente, bien estructurado y lo suficientemente calmado para no eclipsar los platos de la cena. Como entrantes: unas anchoas naturales en aceite de oliva (impecablemente desespinadas, con el toque salado que deben tener. ¡Las devoramos! mmmmm), foie de oca caliente (perfectamente hecho, bien planchado por fuera, casi crujiente y nada hecho por dentro, para que su textura sea la ideal. Acompañado con fruta ligeramente cocida para que pierda su rigidez y un cebolla caramelizada. ¡Una delicia!. Nos sabe a poco) y morteruelo de perdiz y conejo (a Quesoy le resulta algo grasiento, a Karoleta le hace recordar visitas a Talayuelas -Cuenca- y pese a estar elaborado con productos no de su agrado...¡¡le encanta!!). Como plato fuerte, ciervo con salsa de naranja (unas lonchas de ciervo, en su punto de hechura, poco, tierno, muy tierno, con una salsa semidulce con frutas ácidas que se convierten en un bocado exquisito. ¡Delicioso!) viene acompañado por unas patatas fritas de siempre. Como postres pedimos preguntando qué tienen y al pedir algo de chocolate nos sugieren una trufa de chocolate (pastelito de chocolate negro relleno de una densa pasta de chocolate negro acompañado de mermelada de naranja amarga. ¡dios mio, qué chocolate, qué postre, qué 'rebueno'....Karoleta ya era feliz, pero ahora vuelve a ser creyente) y un helado de turrón (impecable helado con enormes trozos de almendra, muy bueno, que hace las delicias de Quesoy). Quesoy remata la cena con un ristretto.

En Valencia, c/ Cuenca Tramoyeres, nº 21. Telf: 96 3627573 - 696 914 684


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7 de noviembre de 2007. Cocina asiática Jiayi

Esta noche nos vamos a oriente. El local nos cuesta encontrarlo pero...¡lo logramos! y otra vez el gps nos deja 'colgados'.
Es un local grande, decorado con ese 'regusto' oriental tan dudoso pero no recargado ni lleno de rojos. Nos sitúan en una pequeña mesa de dos y pese a que tenemos mesas alrededor con gente cenando, no nos sentimos invadidos por las conversaciones ajenas. Una de las cosas más cargantes que pueden existir en los restaurantes orientales son las larguísimas cartas que suelen tener. Además en este restaurante se suma que tienen menús especiales, menús especiales para dos personas, menús de al mediodía (menos mal, estos nos los podemos saltar) y platos especiales para probar en la barra (tienen la mesa corrida típica de los japoneses donde preparan los platos a la plancha delante del comensal: 'el teppanyaki'). Mientras nos decidíamos, nos ponen dos platitos con verduras en vinagre, un vinagre dulzón que nos hace devorar las verduritas. Quesoy no duda...un menú para dos de degustación: el menú especial Yiay. Como vino, también, y para nuestra sorpresa, hay que leer un par de páginas de vinos; nos inclinamos por un rioja desconocido, Viñas de Gaín del 2002. El vino no viene refrescado pero nos lo sumergen en una cubierta con hielos. Es un vino aromático, bien construido, con buena persistencia y agradable para acompañar nuestra cena oriental. Los platos fueron: tempura de verduras (buena tempura, nada cargante ni aceitosa. Una delicia, con las verduras tersas y variadas), sushi y makis variados (Karoleta echa de menos los tekamakis, su perdición, pero aún queda mucha cena por delante. El sushi está delicioso con una cubierta generosa de pescado. Los makis de tamaño XL y rellenos de verduras). Todo ello, cómo no, con salsa de soja. Y seguimos: gambas crujientes con sal (deliciosas gambas, en su punto de hechura y crujientes, tanto que se podían comer enteras con sólo excluir la cabeza, pese a ser de buen tamaño), solomillo relleno de verduras (como un solomillo fileteado en láminas finas, casi crudo por dentro y relleno de verduritas japonesas tersas pero de muy buen sabor), capricho de pato (un delicioso y crujiente pato, bien laminado, de impresionante sabor). Ambos platos de carne, vienen acompañados con una salsa de cacahuetes que realza el sabor de la carne. Para terminar (y terminar de rematarnos) unos fideos salteados con verduras y gambas (deliciosos, bien cocinados, con buena proporción de 'tropezones' que dejamos casi entero por temer la no llegada a los postres). Como postres: tarta de chocolate japonés (un pequeño trozo de tarta de contundente sabor y helada) y un sorbete de mango (que intenta descongestionar nuestros estómagos sin conseguirlo). Nos ofertan unos licores de flores o sake que denegamos agradeciéndolos. Esta noche, ni Quesoy llega al ristretto...nos retiramos en silencio, contentos, ahítos pero contentos....muy contentos.

En Valencia, c/ Dr. García Brustenga, 3. Telf: 96 3697888 - 696 485 886



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MENÚ IDEAL DE LOS MIÉRCOLES DE OCTUBRE DE 2007

Aquí van nuestros platos elegidos

Detalle de la casa: el aceite con las sales de Mandorla
Entrantes: anchoas de Devalencia y foie fresco de Devalencia
Platos de pescado: cigalas de Pirineo
Platos de carne: carrillada de ternera con salsa de verduras de Devalencia y solomillo trinchado de la Malquerida
Postre: mengue de chocolate de Devalencia
Vino: Martinez Lacuesta del 2003 (DO Rioja) de la Malquerida
Decoración de los platos: sin lugar a dudas, las 'flores' de la Lola
Menú euribor: La Lola, Devalencia y Mandorla

31 de octubre de 2007. Mandorla Restaurante

Esta noche futbolera, intentamos que las largas colas y atascos de los hinchas no sean un impedimento para nuestra cena de miércoles. Así nos vamos a cenar al restaurante anexionado al hotel Kris Consul del mar. Nos sorprende la existencia de dos menús, uno largo y otro corto, menús cerrados (se podría quitar o sustituir algunos de los platos si hay problemas de salud o de gusto) así como un numero cerrado de vinos, que pueden servirse por copas, vinos seleccionados según los platos que formen el menú. Esperando a que comenzara la cena, pudimos realizar una pequeña cata de blancos con un vino de la tierra de la variedad verdejo, un vino italiano y un vino alemán. Vinos todos ellos muy diferentes y que nos permitieron disfrutar y percibir de lleno todas sus diferencias y que nos abrieran las papilas para degustar lo que iba a ser la cena. Para la continuación de la misma optamos por el Dido, vino tinto ya comentado en este blog y que llegó un tanto altanero a la mesa, esto es, sin enfriar (cosa que corrigieron al instante) y que fue domándose en el transcurso de la cena. Antes de la cena y mientras esperábamos nos trajeron panecillos recién horneados con unas jarritas de aceite de oliva virgen y tres tipos de sales: maldom, sal ahumada y sal del himalaya (pese a ser sales, nada que ver una con la otra. Hicieron una delicia del inicio de cena). Para cenar, nos inclinamos por el menú largo. Este constaba de una ensalada de alcachofas, pulpo y espuma de romescu (deliciosa combinación de sabores y texturas), salmonete tostado con rúcula aliñada (bien....bueno pescado rebozado), taco de foie fresco a la plancha con reducción de PX y frutos secos (pese a ser un plato delicioso, la ejecución podría haberse mejorado ya que el foie estaba demasiado pasado por plancha, sacando excesivamente la textura grasa del foie. Aún así mmmmm). Como plato de pescado, un bacalao con salsa de calabaza (a Quesoy le pareció que estaba excesivamente desalado. A Karoleta, le pareció impecable, al punto de cocción. ¡Fantástico!). Como plato de carne, una carrillada de ternera con voletus (magnífica hechura y delicioso sabor). Como postre un brownie con helado, sopa de cítricos y espuma de canela. Para rematar nos invitaron a dos chupitos de licor de cerezas (kirch) que a Karoleta le recordó a la grappa y que se quedaron casi intactos por su contundencia.
Quesoy remató la cena con su famoso ristretto.

En Valencia, Avd. del Puerto, nº 39. Telf: 96 3625432

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