27 de agosto de 2008. La Ajedrea

Esta noche, y por exigencias de guión, vamos a ser más comensales a la mesa de los miércoles (seis para ser exactos) y además nos vamos de excursión a Manises. Este restaurante nos fue indicado por una amiga y seguidora del blog (gracias Deo).
Estamos en una de las callecitas peatonales de Manises, estrecha, silenciosa...tanto que pensábamos que nos habíamos equivocado. Pero no. De entre todos los portales y plantas bajas oscuras, aparece una pequeña entrada con el nombre del restaurante. Entramos y nos encontramos con un pequeño y coqueto restaurante. Con mesas bien vestidas y detalles de decoración que hacen de él un local muy agradable.
Nuestra mesa está dispuesta y nos sentamos. Mientras leemos las cartas nos traen un detalle de la casa: unas crujientes como rosquilletas pero con frutos secos (pipas, maíz, sésamo etcétera) que las hacen un bocado sorprendente. La carta de vinos es corta y con vinos conocidos. Esta noche nos decidimos por un cava para celebrar ¿que se acaba agosto?... Un Raventós i Blanc Gran Reserva Personal del 2003. Cava fino, equilibrado, con matices pero sin estridencias, persistente pero sin pretensiones de dominador. Un agradable y franco compañero de cena. También agua para refrescar nuestros calores.
Para cenar nos inclinamos por unos entrantes para compartir: jamón de pato con queso de cabra (un delicioso y sabroso jamón de pato, cortado a cuchillo, acompañado de unos triángulos de un queso contundente. Un plato tradicional convertido en un plato diferente), bombones de foie rellenos de confitura de violetas y pimienta rosa (mmmmm hizo las delicias de todos los paladares. Delicioso foie con una excepcional confitura que producían un matrimonio perfecto. ¡Buenísimo!) y pulpo prensado con aceite de pimentón (¡realmente fantástico! bocado tierno y sabroso). Como platos fuertes nos decidimos por: pastel de rabo de toro (un sabroso rabo deshuesado y guisado con aceitunas negras, dispuesto entre puré de patatas bien condimentado y con una boina de 'tapenade' -paté de aceitunas negras-. ¿Qué decir?...Bueno, bueno y bueno), carrilladas de cerdo al vino (pequeñas y gustosas carrilladas con una excelente salsa y acompañadas de cucús. Buen y contundente plato), magret de pato con salsa de mostaza (soberbio y tierno) y un solomillo con queso gratinado (muy tierno y de buena hechura). Resumiendo, un festival de sabores y colores que nos hicieron enmudecer y asaltar los platos de los vecinos.
Nadie quería postres pero Karoleta y Quesoy anunciaron que una cena de miércoles siempre lleva postre. Así que se accedió al sacrificio. Y vaya sacrificio: parfait de avellanas y chocolate (¡madre mía! con muchas avellanas...Lo devoramos), pastel de chocolate blanco con mango (un suave y delicioso pastel fresco que...nos devoramos también), pastel de chocolate con helado de avellanas (como un brownie pero más esponjoso, menos pesado, pero lleno de nueces...¿lo devoramos? siiiiiiiiiii) y un pequeño panacota (que como es pequeño se acaba sin darnos cuenta).
Deliciosos todos ellos y con platos adornados y generosas raciones (como en todos los platos).
Rematamos la cena con el consabido ristreto de Quesoy y otros cafés. Como detalle nos invitan a un digestivo. Esta vez optamos por un Calvados que al ofrecérnoslo, como dice Quesoy, 'son de los míos' ya que se disculpan por no tenerlo fresco y nos preguntan si nos añaden un hielo. Los tomamos sin hielo (por seguir las indicaciones de Yves del restaurante Nioxxer y que nos corrigió sobre nuestro gusto por el Calvados fresco) pero también los hay que lo piden con hielo. Para gustos, colores.
Placentera cena en un local íntimo que ahora nos enteramos, dado que ninguno de los comensales lo hacía, que no se permite fumar, es un local libre de humos (comprensible dadas las dimensiones del local y dado el respeto que se está generalizando hacia los no fumadores) además de tener uno de los wc más equipados que hemos visitado en las últimas cenas de miércoles, encontrándonos con la agradable sorpresa de cepillos de dientes individuales con sobrecitos de pasta de diente. Un buen detalle, desde luego.
Local para no fumadores

En Manises, Valencia. c/ Mayor nº 30 Tel 961 520 353

20 de agosto de 2008. Restaurante Palenque

Esta noche volvemos al barrio de L'Eixample, a la Gran Vía. Vamos en busca de un asador que ha estado muchos años funcionando y que ha cambiado su ubicación. Además, esta noche seremos tres comensales dado que ya se sabe que en verano pueden haber invitados en nuestras casas a los que debemos atender como se merecen.
Pero vayamos a lo importante. Nos adentramos en un local luminoso, con aspecto de limpieza dado que todo, paredes y manteles son de color blanco. Mesas bien dispuestas alternando mesas de dos, de cuatro, cuadradas y redondas, lo que le confiere cierto aire de movimiento muy agradable.
Nos sitúan en una mesa redonda y nos traen las cartas. Pedimos una botella de agua porque hace una noche realmente bochornosa y tenemos demasiada sed para apagarla con sólo vino. Viene una botella estética de Monte Pino, bien fría, que nos provoca el primer suspiro de la noche. Como vinos y después de ver sus referencias uruguayas, chilenas, españolas, argentinas etcétera, nos decidimos por un Malbec (¿cómo no?) de las bodegas de Federico Alvear del 2004, un malbec tranquilo, muy tranquilo, que viene un tanto caliente por lo que sólo se distingue su alcohol. Se pide que se le refresque y encontramos un vino que se comporta como uno de sus mayores, calmo, sereno, de colores maduros, se muestra más expresivo en nariz, aromático pero sigue siendo tranquilo y fácil de beber, sin estridencias. Será un modoso compañero de cena.
Como platos y viendo sus menús de degustación, terminamos por decidirnos por dos menús de degustación y añadirle algunos platos. Con ello, como entrantes pedimos una ensalada de mozzarella (simple lechuga con trozos de tomate y generosos trozos de queso y con salsa aligerada de pesto lo que la convierte en una refrescante y gustosa ensalada. Rica, rica), queso provolone (uno de los provolones mejor horneados y más gustosos de todos los que hemos tomado. ¡Fantástico!), empanadillas criollas (las típicas empanadas criollas rellenas de carne especiada que nos recuerda a las especias de las morcillas. Nos encantan), una empanada pascualina (una soberbia empanadilla de espinacas bien sofrita y mezclada con menta, matrimonio feliz de sabores. Realmente delicisa), matambre (especie de fiambre de carne guisada rellena de verduras y presentada fría y en lonchas frías. Está buena pero al lado de sus compañeros entrantes, no brilla excesivamente). Como platos fuertes nos decidimos por un bife (excepcional trozo de carne tierno, gustoso y muy bien planchado que nos hace disfrutar de la carne como hacía tiempo. Nos deja sin palabras) y un asado de tira (unas costillas de ternera tostadas por fuera pero poquísimo hechas por dentro. De sabor fuerte como corresponde a la carne de vaca) ambos platos acompañados de verduras y patatas asadas y una fuente con sal y otra con una salsa de aceite y especias para aderezar más la carne.
Pese a que estamos ahítos no nos conformamos a quedarnos sin postre y dado que hay diferencia de opiniones terminamos pidiendo: un panqueque con dulce de leche (una especie de crepe rellena de dulce de leche. ¡madre mía!), helado de queso de cabra (un helado casero, contundente sabroso, poco dulce que nos hace pelear por los últimos trozos) y un plato con un fondo de merengue crocante con detalles de dulce de leche y unas tiras de una mousse de chocolate muy espesa y muy poco dulce (plato que fue atacado por dos comensales mientras Karoleta se elegía una de las tiras de chocolate. Mmmmmmm delicioso postre del que no recordamos el nombre).
Quesoy remató esta opípara cena con su consabido ristreto que necesitó explicar pero que vino correctamente elaborado.

En Valencia c/ Salamanca nº 15 Tel 963 738 563

13 de agosto de 2008. Txalupa Nueva taberna restaurante

Esta noche nos quedamos en el distrito 6 de Valencia, el Plá del Real, es decir, en la Avd. de Aragón. Vamos a un local recomendado por un seguidor del blog. Gracias Manuel.
Nada más entrar nos espera una bonita cava acristalada donde vemos los vinos, descansando, ociando, esperando ser requeridos para descubrirse en todo su esplendor.
Nos reciben e indican que elijamos cualquiera de las mesas (un buen detalle no obligarnos a sentarnos en una de dos comensales cuando tienen todo el espacio disponible). Elegimos una al fondo del local porque tiene buena luz y nos gusta su emplazamiento.
Nos traen, como detalle de la casa y acompañando a las cartas, unas fantásticas papas caseras. Elegimos el vino. El primero de la noche, un desconocido, Allende del 2003, un Rioja que viene con un defecto en el corcho que es detectado por Quesoy inmediatamente mientras Karoleta sólo distinguía 'alcohol' dado que el vino venía caliente. Sin más, nos traen de nuevo la carta de vinos porque era a última botella de Allende. Otra vez será el probarlo. Esta noche nos sentimos aventureros y queremos un vino que no hayamos probado. Lo intentamos con un tinto DO Alicante de Vins del Comtat, Penya Cadiella del 2003, un vino tinto elaborado con las uvas de pequeñas parcelas de la montaña de Alicante: un coupage de merlot, cabernet sauvingnon, monastrel, tempranillo y giró. Con ello consiguen un vino aromático, muy aromático, con recuerdos de frutos rojos y maderas, en boca suave, redondo, impecable. Un conjunto que nos indica que es un buen candidato para nuestra cena y un recién conocido a tener en cuenta. Nos encanta. Pedimos que nos lo refresquen algo más pues la noche sigue siendo pesada y mejor que se atempere en las copas.
Para cenar nos decidimos por: unas anchoas (¿cómo no?) que vienen sobre un lecho de tomate (saladas en su punto y bien desbarbadas, aunque a Quesoy le toca una con bastantes barbas. Que se escape una de la buena limpieza, no es infrecuente. Las demás, impecables), ensalada tibia de langostinos y frutos secos (una ensalada que han añadido pasas, piñones, nueces y fantásticos langostinos pasados por plancha), pastel de foie y manzana (delicioso foie apenas planchado intercalado de finas lonchas de manzana montando un milhojas y regado con una reducción de vinagre balsámico. Bueno, bueno, bueno...) y unas gulas con huevos de codorniz, que Karoleta rompe y remueve hasta formar un revuelto de gulas (plato siempre delicioso que esta vez viene acompañado de buenos trozos de ajo y pequeños de guindilla que cuesta localizar que le confiere al plato un punto picante soberbio, muy a tono). Como plato fuerte: entrecot de buey que pedimos poco hecho y así viene: tierno y jugoso, con un extraordinario sabor, acompañado de patatas fritas y pimientos de Padrón. Como postre nos decidimos por una tarta de chocolate bañada en chocolate negro. Pese a ello, Karoleta la encuentra demasiado 'trufada'. Para acompañarla nos disponen dos licores: una mistela de Enrique Mendoza que Quesoy apura hasta la ultima gota y Karoleta un licor de hierbas. De nuevo un buen detalle.
Quesoy remata la cena con su consabido ristreto que viene con crema de color canela que acredita un molido impecable y aunque un poco largo de agua para un ristretto, le proporciona un delicioso y persistente sabor.

En Valencia, Avd. de Aragón nº 24. Tel 963 697 949

6 de agosto de 2008. Restaurante Tiffany's gallery

Esta noche volvemos al barrio de Jesús. Hemos tenido una suerte tremenda pues este local no abre los miércoles. Sólo lo hace en julio y agosto. Así que tenemos la fortuna de encontrar las puertas abiertas para nuestra cena de los miércoles. El local ha sido encontrado en internet, por medio de google, con el término 'maridaje'. Los comentarios eran buenos y sobre todo, destacaban su bodega. Así que vamos a nuestra cena. Al llegar, y desde fuera, vemos unas puertas correctas pero sin mucho empaque. Eso si, tiene luz de restaurante, amarillenta, tenue...
Al entrar todo cambia, estamos en un buen restaurante; nos recibe el maitre y nos acomoda en una mesa. Las mesas excelentemente vestidas, con buena separación entre ellas. Vemos la bodega y una buena nevera con vinos dentro, fotografías de personalidades que han comido en el local. También nos encontramos con una exposición de Juan Aguirre decorando las paredes. Nos traen las cartas. Vemos que hay menús de degustación...hay uno que nos apetece pero hablaremos con el jefe de sala.

Leemos atentamente la carta de vinos. Hay muchas entradas y nos encanta que pongan además de la información habitual de DO, uvas, precio...pone la puntuación obtenida por el vino. Encontramos un Ribera del Duero que no conocemos y tiene buen precio. Vamos por él. Es un Callejo del 2002, un tinto rotundo, aromático, nervioso, que sale dominando con su presencia (hoy descubrimos que ha obtenido el premio Zarcillo de Castilla y León del 2005). El maitre, Josep que nos atenderá a lo largo de la cena: observará el ritmo de los platos (para Quesoy demasiado lento) y cualquier necesidad de la mesa, mientras nos atiende otro camarero, nos afirma que se 'amansará' a lo largo de la cena. Y así es, se doma y se convierte en un aromático y bien estructurado vino. Lo enfriamos un poco más porque el día de calor lo merece.
Pensábamos pedir el menú de degustación Gallery pero tienen platos fuera de carta. Esto nos lleva a replantearnos la cena. Si, vamos con las sugerencias. Entusiasmados comenzamos con la cena. Como detalle de la casa un chupito de gazpacho: fresco, suave y que nos dispone las papilas para el disfrute. Vienen con un gran cesto de panes diversos: tradicional, de olivas, de queso, gallego. Nos disponen el de nuestra elección.
Y estos son los entrantes: un carpaccio de bacalao dispuesto como un milhojas (finas y suaves lonchas de bacalao maridado, también de salmón, alternadas por huevas de lumpo y pimiento asado. Delicioso, fresco y de hermosa hechura), anchoas de Santoña con tomate de Mutxamel (seis deliciosas anchoas, al punto desaladas y con alguna que otra barba. Mmmm), Vieira salvaje (deliciosas vieiras que vienen con su coral, y guisadas con un suave aroma a laurel. ¡Para llorar!), navajas a la plancha (excelentes navajas en su punto de plancha y con un sabor tremendo. Hay que felicitar a la chef), sepionet a la plancha y en su tinta (deliciosos, tiernos...pero ya comienza a flaquear nuestro apetito). Habíamos pedido hasta una carne, un entrecot trinchado con ajetes pero decidimos comentar si pueden retirarlo de nuestro pedido y si, nos lo retiran. Aún nos queda el foie de canard con nísperos callosinos (un impresionante plato con lonchas de foie en salsa de reducción y unos excelentes nísperos que pese a que no suelen ser del agrado de Karoleta, se lo termina con gran disfrute. Un plato soberbio. Sólo por él vale la pena ir al local. Y sólo un pero ¿sería un atrevimiento sugerir otras frutas como los albaricoques? ¿y los higos? ¿y las uvas? mmmmm ¿y un combinado de salsas y frutas? seguro que con todas un delicioso foie, sin dudarlo).
A estas alturas ya nos hemos rendido, pero hay que llegar al postre. Ha salido la chef, Vanessa, a saludar a las mesas. La felicitamos por lo degustado y ensalzamos el punto de las navajas. Nos disculpamos por no haber llegado a la carne y prometemos volver para degustarla (así como el vino blanco que Josep dice trabajar para alentar y convencer de sus excelencias incluso para los no seguidores de blancos. Eso habrá que comprobarlo). Con ella hablamos de los postres y nos sugiere un bizcocho de chocolate y naranja para rematar nuestra cena. El bizcocho es muy esponjoso y ligero y realmente delicioso, pero nuestros estómagos están sin apetencias.
Quesoy remata la cena con un ristreto, que viene acompañado por unos trocitos de tarta de Santiago casera. Además nos obsequian con un par de chupitos de digestivos. Elegimos un orujo de hierbas y una mistela de Teulada. Buen remate para una cena de altura.

En Valencia, c/ Ingeniero José Sirera nº 53. Tel 963 783 098

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