26 de septiembre de 2007. De Dietrich y Rausell

En las inmediaciones del lugar elegido para nuestra cena se esta desarrollando, este miércoles, una curiosa "melange" de gastronomía, humor, tecnología y arte mediático donde se nota, desde el principio, la influencia del gurú Ferran Adriá (El Bulli). Invitados por Cristina Gil (quien nos envía toda la información del evento) y atendido por Naiara, comercial de De Dietrich, allí se presenta Quesoy, en representación de elmiercolestoca, con su curiosidad intacta, a presenciarlo en la calle Palleter 22 de Valencia, para seguidamente y tras un pequeño coctel acudir al lugar elegido para la cena.

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Esta cena de miércoles va a ser en un clásico de Valencia, aunque ahora han renovado todo el local y parece un local nuevo y vanguardista. Toda la decoración es moderna pero con estilo clásico y destacar los lienzos que han colgado: realmente bonitos.
Como siempre, es un local que sea el día que sea, está lleno. Tienen muy buenas materias primas y a precios más que razonables.
La casualidad hace que Quesoy se encuentre una persona conocida que nos ayuda con la cena, dado que es una asidua del local. Nos dice que nos dejemos aconsejar en el vino por quien nos atiende, que es un buen entendido. Pero como nos gusta leer y leer cartas de vinos, después de cantarnos algunos vinos, decide traernos la carta. Nos la leemos de cabo a rabo y vemos muchos 'amores', pero esta noche invitamos a acompañarnos a un Mauro del 2003, un tinto de la tierra de Castilla y León, de un aroma profundo y lleno de matices, de un sabor redondo que va convirtiéndose en un 'plato a tener en cuenta' en la medida que avanza la cena, por lo que le dedicamos algunos mmmm y varios suspiros. Un vino espectacular que traen a una más que correcta temperatura. Oyendo sus sugerencias nos decantamos como entrantes por: unas cigalas salteadas con ajetes (¡dios mio qué entrante! delicadas, sabrosas, en su punto de hechura. Resumiendo: cada día más creemos que dios existe), un revuelto con foie (un revuelto de setas que coronan con unas virutas de micuit que hacen un resultado de ¡oh dios mio! otra vez. El conjunto es impresionante) y un calamar a la plancha (que pese a lo poco llamativo del plato, en esta ocasión es un calamar tierno pero con un intenso sabor a calamar a la plancha, acompañado por unas verduras a la plancha. Aunque tradicional y nada aparatoso, buen plato). Como plato fuerte nos inclinamos por un solomillo de ternera para compartir. Lo traen trinchado y a nuestro punto: bien planchado por fuera y crudo por dentro, acompañado por unas patatas panaderas. Pese a lo 'soso' del solomillo frente a otras carnes más sabrosas, no deja de ser una de las piezas más tiernas de la ternera. Un buen segundo con una excelente hechura. Para rematar la cena, el postre es una tarta de chocolate que el pastelero de al lado les hace sólo para ellos: una deliciosa tarta de chocolate pese a no ser toda de chocolate negro (a Quesoy le hace cerrar los ojos y suspirar y a Karoleta le hace pensar que ojalá fuera de chocolate negro toda toda toda...). Quesoy termina con su consabido ristreto que entienden y traen a la perfección.

En Valencia, c/ Ángel Guimerá, 61. Telf: 96 3843193

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19 de septiembre de 2007. La diabla

Esta vez nos decantamos por un local joven. Un local con cocina creativa, imaginativa y que puede ser la pasarela que lleve a los mas jóvenes desde las pizzas industriales y los 'bocatas' hacia la comida convertida en platos deliciosos llenos de expresión y originalidad. Y sin tener nada en contra de las pizzas y los 'bocatas', que también son motivo de cena en miércoles.
Local colorista con tonos vivos y divertidos y una pared llena de dibujos sicodélicos (nos recuerda la pared del 18 restaurante ¿será el mismo papel pintado?) con mesas un tanto cercanas (en un día de lleno...mucho ruido, seguro, y poco sitio) y vestidas de forma informal pero con ganas (mantel de papel, pero de color bonito y cubiertos originales colocados de forma original). Pero vayamos a lo importante.
Después de leer y leer la carta de vinos, los conocidos no nos gustan (bueno uno si, pero después de haber conocido al comercial en Vinoélite, no pensamos volver a beber el vino que representa) y hay desconocidos y no estamos por atrevernos. Quesoy tiene la teoría: 'si no conozco ningún vino o no me gustan los que hay, hay que pedir un cava o champagne, si lo hubiera. Rosado mejor'. Karoleta confiesa su reparo pero....accede. Hay un solo cava un brut reserva Puig Munt. Es un cava correcto seco y bien de ácido que acompañará a la cena. Para comer, nos inclinamos por: ensalada de melón con cordero (el melón es de varios tipos, incluidos trozos de sandía sobre unas hojas de lechuga roble...es una lástima que, pese a la temporada que es, los melones no tuvieran el sabor desde dulce a pepino que deben tener. La sandía...llevaba demasiado tiempo abierta, o sin hacerle caso. Plato con buena intención pero poco tino) un flan de queso con cebolla confitada y frutos secos (delicioso y contundente queso en forma de flan y que los frutos secos con la cebolla hacían una muy buena y resultona combinación -aunque Quesoy dijera que la cebolla le sabía a col-). Como platos fuertes: tartar de atún con gambas (suponemos que manipular y servir el pescado totalmente crudo, eso es el tartar, no debe tener mucho éxito en este local o simplemente no les gusta servirlo de esta forma, así el tartar se convierte en un 'ceviche' bien macerados, y por lo tanto cocidos, el atún y las gambas en limón. La idea es buena pero no es tartar....además le faltaba pescado y sobraba cebolla) y un curry de pollo con mangos (la salsa curry y los mangos, muy buenos y original el uso de mango cocinado. El conjunto del plato, bastante correcto). Son buenas ideas, originales y creativas. Se echa de menos una mejor ejecución y una mejor presentación (no todo es comer bien...los ojos también cuentan). Pero esto haría encarecer sus platos...así que mejor que sigan así. El postre, y dado que hay poco apetito, sólo pedimos una tarta de chocolate negro caliente con salsa de naranja: la tarta es un más que correcto bizcocho de chocolate bañado con chocolate negro caliente y a un lado la salsa de naranja y al otro una especie de nata medio líquida que van empapando el bizcocho. Buen postre y generosa ración.
Quesoy finaliza pidiendo, y explicando, un ristreto.

En Valencia. c/ Roteros, 17. Telf 96 3924618

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12 de septiembre de 2007. Araguaney

Para evitar los extravíos de la noche de los miércoles, Quesoy, hace tiempo, se hizo con un GPS. Para esta noche nos va a ser de utilidad. Es tarde y nos han pedido que acudamos lo más pronto posible. Pese a que lo ha probado y utilizado con normalidad, esta noche el GPS decide que no entiende la petición, que no encuentra donde nos encontramos por lo que no puede decirnos el camino más correcto para llevarnos donde vamos. Así que inevitablemente nos perdemos y debemos consultar a tres personas antes de llegar a destino. Pero llegamos... Araguaney es sugerencia de David, de la peña de O2, a quien enviamos un saludo desde aquí.
El local es pequeño, bien acondicionado con mesas amplias para que los platos quepan con comodidad, y bien vestidas. Acogedor y sitio con ambiente casero, elegante pero casero. Nada más entrar vemos lo importante: una enorme chimenea alzada, un horno, de boca abierta y a la vista de todos nosotros. Llegamos justo para que nos puedan cocinar porque ya no les quedaba casi fuego (cocinan a llama no a brasa, eso da un sabor especial a sus carnes a ahumado natural). La carta de platos es escueta unos pocos entrantes, algunos tipos de carnes para asar y otros platos de postres. La carta de vinos es muy extensa, por zonas y se debe tener ganas de leer. Y esto fue lo consumido: como entrantes unas medias raciones (vaya medias raciones) de un inmejorable jamón ibérico (cortado de forma espléndida y con un aroma de los que hacía tiempo no teníamos cerca de nuestra nariz), lomo ibérico (impecable y sabroso) y de queso curado (gustoso y de fuerte sabor). Para acompañar nuestra cena, pedimos algunos vinos que ya no tenían pero llegamos a un Abadía Retuerta 'selección especial' del 2004 (Quesoy cruzaba los dedos para que fuera del 2001 pero sin mucha fe); un tinto de las Tierras del Duero: al primer contacto con fuerte olor a levaduras frescas y madera, cuando se calmaba y respiraba se convertía en un vino que llenaba la boca, de sabor pleno con grandes matices de especias y de largo recorrido. Ninguna estridencia, elegante y compacto. Un caballeroso compañero de cena. Como carnes, al llegar tarde, nos dan poco donde elegir pero nos disponen una de sus mejores especialidades: un chuletón de vaca con andares de buey. Nos debía gustar la carne muy poco hecha porque ya no quedaba casi fuego y no la quieren cocer por dentro dejándola más de la cuenta. Pese a los peros del fuego, la llama, el cocimiento interno....la carne llega impecable. Una enorme fuente llena de un enorme chuletón trinchado: delicadamente tierno, sabroso, con un regusto fantástico a ahumado, con una ligera costra crujiente exterior y cruda, que no fría, por dentro. Al verla nos dedicamos una sonrisa y al probarla, sólo nos queda cerrar los ojos, saborearla y cantar al unísono 'hmmmmmm'. Todo un gran placer. De las mejores carnes que hemos probado últimamente. Como postres nos cantan las tartas y los helados que tienen: Karoleta al oír 'helado de romero' se enamora y lo quiere...a Quesoy le toca elegir la tarta la cual elige de chocolate pensando en Karoleta y para sorpresa de ambos nos dicen que es de chocolate puro. El helado es cremoso con un buen tono de sabor a romero; la tarta es de chocolate puro y no llegamos a descubrir el 'humedecimiento' con qué está realizado...y probando probando, se acaban ambos postres.
Para rematar la cena, Quesoy pide su ristreto que llega siendo un café corto.

En Burjassot, Valencia. c/ Rubert y Villó, 12. Telf 96 3902578 y 676547766

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5 de septiembre de 2007. Bouquet

Karoleta no quiere que Quesoy, recién llegado de París, pudiera echar de menos su viaje, así que hoy toca un restaurante francés.
El local es pequeño bien equipado, adornado con bastante estilo francés aunque no recargado, con tonos rojos y negros y una excelente distribución de las pocas mesas de que dispone.
No hay nada fuera de carta (están recién aterrizados después de las vacaciones de agosto) así que nos ceñimos a lo escrito. La carta de vinos era un poco corta y con vinos clásicos. Nos comenta que está un poco fuera de los vinos nuevos que se están haciendo y que como lleva poco tiempo con el nuevo restaurante (ha estado 12 años con una restauración en sitio playero-turístico) no le ha dado más vida. Dice que este año lo va a remediar. Aún así y viendo que nos vamos a atrever a solicitar un vino sin conocer nada de él, si pedimos la nota del vino para saber qué uva, cuanto ha estado en barrica, si esta era de roble americano. Al sacar de un expositor una botella de vino de Valencia, nos enamora el diseño de la misma. Es un diseño moderno, original y atrevido y dentro lleva tintorera. Es un Pasamonte del 2004 con DO Valencia y que sale con ese sabor característico de los vinos de ese año: toque moderno, con buenos taninos, fuerte al primer trago que según se va aireando deja paso a un vino sabroso, tranquilo y de impecable sabor. Lo recordaremos. Pese a los ojitos golosos que pone Quesoy por la siempre excelente sopa de cebolla gratinada con queso, Karoleta y su espíritu 'mafaldero' se inclinan por dos entrantes nada invernales: foie con reducción de PX y frutos secos (viene acompañado por unas rebanadas generosas y horneadas de pan. De sabor soberbio) y un mil hojas de berenjena gratinado con gruyere (de sabor casero y buena hechura). De segundos nos inclinamos por carnes de estilo y corte francés ya que estamos donde estamos: un chateaubriand (bien napado por la salsa, tierno y con el punto de carne de 10 sobre 10) y un tournedó con salsa de setas (este iba sobre una rebanada finísima de pan untado de foie. ¡Impresionante!) Hay que destacar que las dos carnes pese a estar totalmente recubiertas por las generosas salsas (bien napadas) en ninguna de las dos ocurrió ese fenómeno tan desagradable que puede ocurrir con la carne con salsa: 'su cocimiento bajo la salsa' hecho que deja una carne cocida muy desagradable al paladar para aquellos, que como nosotros, disfrutamos con el punto de carne de poco hecha, poquísimo hecha, cosa que al solicitarla al chef (y dueño del local) le hizo sonreír maliciosamente y enviar la mirada al cielo (jajajajaja como agradeciendo que no le hicieran 'sacrificar' dos buenas carnes con una exposición dilatada sobre la plancha). Bien, la carne y su punto le seguimos dando la matrícula de honor. Como postre y sin el más mínimo apetito se solicita una mousse de chocolate (evidentemente no es chocolate negro, es un color trufa con mucha nata y que Karoleta encuentra tan dulce tan dulce que sólo consiente tomar dos medias cucharas). Para acompañar el postre se nos regala unos chupitos de mistela de Xaló (Jalon-Alicante).
Quesoy cierra la cena pidiendo su ristretto de todos los miércoles pero se encuentra con un café corto y no demasiado fuerte.

En Valencia, c/ Pintor Salvador Abril 7. Telf: 96 3289830

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MENÚ IDEAL DE LOS MIÉRCOLES DE AGOSTO DE 2007

Dadas las especiales circunstancias de no haber estado juntos Quesoy y Karoleta en todas las cenas de los miércoles de agosto, han decidido sólo poner y hablar, para este menú, de las cenas que si han estado juntos. Así este menú ideal se va a basar en las cenas de los restaurantes: la salita, Arirang y La masía Romaní.

Plato entrante: por lo original que fue el gazpacho de remolacha con crujiente de sardina de La salita
Plato principal de carne: el kefta de la masía Romaní
Plato de pescado: el san pedro con lecho de risotto de pescado de La salita
Protocolo del vino: hemos tenido buen asesoramiento en los tres locales pero no ha habido protocolo destacable aunque si lo fué el insonoro descorchado (como mandan los actuales cánones) del Champagne Gosset Grand Rose de la Masía de Romani
Postre: el brownie con helado de mandarina de la Masía de Romaní
Menú euribor: sin dudarlo Arirang