
Ambiente: acogedor
Plato que no te puedes perder: ostra valenciana, aguacate y 'horchata' de galanga y caballa glaseada, boniato, pimienta negra y limón
Nos sirvieron todo lo que pedimos de la carta: no pedimos, era el menú carta (selección de platos por el chef)
2. Saludable: 10
3. Emplatado y decoración: 10
4. Raciones generosas: 8
5. Cocina regional: no
6. Tecnología punta: si
7. Sabroso:10
8. Equilibrio: 10
9. Vajilla y cristalería: 10
10. Relación calidad-precio: 9
Puntuación EMT 75 sobre 80
Puntuación PIG:4
El restaurante destila estilo pero no llega a abrumar, es acogedor, íntimo. Nos dejan elegir la mesa de dos que tienen libres. Nos traen las cartas y nos dejan leyendo.
Nuestra sorpresa es cuando es Ricard quien acude a nuestra mesa para hablarnos y ayudarnos a elegir. Nos dejamos guiar por él: elegirá los platos que vamos a disfrutar.
También nos traen las cartas de vinos. Detalladamente ordenados por precio. Nos decantamos por un viejo conocido, Malleolus del 2009. 8 de julio de 2009 La Sal. Vino intenso, sabroso, cremoso. Con muchos matices en nariz. Rico de tomar.
Nos traen un pan envuelto en un atillo de tela que abren en cada mesa: hogaza pequeña de harinas integrales, muy oscuro, sabroso. Con corteza muy crujiente y una miga esponjosa y algo húmeda. Pan para disfrutarlo él solo.

Y comienza el espectáculo:

Sopa fría de calamar, pepino y cilantro. Sopa refrescante que ayuda a limpiar las papilas para el siguiente plato. Volvemos a encontrar el picante en esta sopa.
Los toques picantes que encontramos en distintos platos, potencian más (si cabe) los sabores de los otros elementos del plato. Cada picante es diferente: algunos limpian la lengua, otros se ubican en los laterales de la lengua. Pero ninguno es estridente ni pretende eclipsar los otros sabores. Sublime juego de hierbas distintas y picantes distintos en cada plato.


Caballa glaseada, boniato, pimienta negra y limón. Un nuevo plato soberbio. El plato llevaba una pincelada de limón, intenso, como un glaseado de limón, la caballa estaba gustosa, rica y junto al dulzor del boniato, el picante de la pimienta negra y el ácido del limón, nos llevaron (particularmente a mi) a disfrutar de este plato, de cada bocado. Plato que nadie se debe perder.



Como postres tenemos dos:

Remolacha, eneldo y leche fresca. Es un postre super helado. La remolacha junto a algunas fresas, está junto a una crema de leche, todo ello helado pero en un buen punto para degustar los diversos sabores. Hay unas gotas de un intenso sabor a eneldo. Es un postre fresco, ligero. Nos encanta.

Pese a que las raciones no son excesivas, con todos los platos del menú no te quedas con ganas de más...¿o si? Apetece repetir algún plato pero no por hambre, por puro vicio.
Al final, Ricard Camarena acude a cada mesa a preguntar qué tal ha ido la cena. Es reclamado por todas partes pero podemos disfrutar de una charla con él. Incluso nos hacemos unas fotos ;-). junto a la cocina que comunica con su otro local, el más informal pero de cocina igualmente sabrosa, el Canalla bistro by.Ricard Camarena y que ya visitamos hace un año.
Realmente animamos a que, alguna vez, se acuda a este restaurante a disfrutar de los sabores puros, serios y muy nostalgicos.