26 de febrero de 2014. Fum de Llum c/ Conde Altea, 29 Tf 960045458

Especialidad del local: cocina de fusión
Ambiente: acogedor, informal
Plato que no te puedes perder: Timbal de cordero de lechal a baja temperatura
Nos sirvieron todo lo que pedimos de la carta: si

1. Ingredientes reconocibles: 8
2. Saludable: 9
3. Emplatado y decoración: 9
4. Raciones generosas: 9
5. Cocina regional: no
6. Tecnología punta: no
7. Sabroso: 9
8. Equilibrio: 9
9. Vajilla y cristalería: 9
10. Relación calidad-precio: 8
Puntuación EMT 70 sobre 80
Puntuación del grupo PIG: 3

Vamos al  distrito de LÉixample, al barrio de La Gran Vía a encontrar un local que lleva apenas 3 meses en funcionamiento. El local es informal y para nada demuestra lo que vamos a disfrutar con su comida. Al entrar notamos cierto olor a desagüe pero no lo notamos cuando nos adentramos en el local (estamos cerca cerca de la cocina).
Nos dejan las cartas para que vayamos decidiendo.
La carta de vinos es corta, con entradas predecibles y sin compromiso. De entre ellos encontramos varios que nos pueden servir para acompañar nuestra cena (ninguno tiene protagonismo) y nos decidimos por un Ribera del Duero, Miros Roble de 2011: vino sin complicaciones, poco aromático, con poca persistencia y poco cuerpo. Bien, se deja beber. Pedimos que nos lo refresquen algo más pues la noche lo requiere (vaya invierno más cálido está siendo este).
Como detalle de la casa nos traen dos cuencos con humus: uno de morcilla (francamente delicioso) y otro de all i oli (sorprendente e igualmente sabroso). Nos encantan.
Como entrantes pedimos una increibles y delicadas croquetas de choco (con su tinta) y mayonesa de yuzu. Nada pesadas, con intenso sabor a tinta. Ricas, ricas.
Sushi de ibéricos con morcilla: es una buena idea cambiar los productos típicos japoneses por otros. En este caso el alga nori es cambiada por jamón ibérico y el pescado crudo por morcilla. El problema es que la morcilla (que está impresionante) se come el sabor del jamón. Así que o hay que cambiar la morcilla por otro elemento o hay que poner más jamón. Pero la idea es buena y seguro tendrá éxito.
Crujiente de foie, deliciosos bocados que nos dejaron sin palabras.
Como plato fuerte (foto principal), timbal de cordero de lechal cocinado a baja temperatura sobre una cama de puré de patata. Un plato soberbio, el cordero tierno, sabroso con una capa crujiente y con buen glaseado. Francamente hacía tiempo que no disfrutábamos tanto con un plato de cordero. 
El postre: brownie con helado de frambuesa. Sabroso brownie poco hecho (qué rico!) y que el helado de da un contrapunto frío y ácido rico rico.
Quesoy remata la cena con su consabido ristreto. Nos invitan a un digestivo y optamos por dos chupitos de bourbon. Buen final para una muy buena cena.






1 comentario:

memen dijo...

EEnhorabuena me gustaría asistir a vuestras reuniones y. visitas