19 de marzo de 2008. El Tronco Segoviano

Si, lo sabemos...es una noche como para irse de cena en Valencia pero Quesoy estaba decidido a tener cena de miércoles y lo consiguió. Nos volvemos a adentrar en el barrio de Ruzafa y vamos a uno de los clásicos del barrio: un restaurante castellano muy enfocado a satisfacer a cualquier turista que se precie de serlo, con sus trofeos taurinos colgados en las paredes, sus numerosas fotos de clientes famosos, sus premios, sus vinos del siglo pasado, pasado pero bien pasado, llenas de polvo añejo tras unas rejas, su show cortador de cochinillo con letanía mientras se flambea a la vista de todo el mundo y cortado como manda la tradición con el plato el cual, para terminar bien el ritual, es estampado con fuerza en el suelo...Vamos, un sitio rústico con toques turísticos.
Veamos que nos depara...
Como llegamos pronto temiendo los atascos debidos a la noche que es en Valencia, le pedimos que nuestra mesa sea una lo más libre de humos posible: el restaurante es grande y sabemos que va a haber humo.
Nos ponen al fondo cerca de la cava donde conservan los vinos más añejos. Las mesas bien vestidas y suficientemente alejadas unas de otras. En la mesa hay dispuesto un plato con entremeses: queso, lomo embuchado, chorizo, jamón y salchichón.
Mientras ojeamos la carta de vinos, nos encontramos con una grata sorpresa: Chafandín del 2003 y a un correcto precio. Es el elegido para guiarnos por la cena. Este Ribera del Duero es un ganador de premios y está agotado en la bodega productora y en casi todas las tiendas y restaurantes. Así que ya nos sentimos felices por nuestro hallazgo. El vino viene bien de temperatura, nos sirven para probar y Karoleta le detecta un sabor algo ácido (¡¿EN UN CHAFANDÍN? imposible!). Le pedimos el corcho y ahí estaba...mientras Quesoy también lo prueba y también le detecta un sabor desagradable. El corcho tenía una imperfección y había supurado el vino lo que le había conferido ese sabor a corcho que los expertos afirman se debe a la contaminación con el compuesto 2,4,6-tricloroanisol o TCA.
Pedimos un cambio de botella pero el jefe de sala que ha acudido a socorrer a nuestra camarera nos dice que no nos sirve otra botella por si acaso toda la caja viene igual (¿?). Luego la camarera nos descubre que era la única botella que les quedaba, de ahí la negativa del propietario.
Así que nos vamos a la segunda elección: Mauro del 2005, vino de las tierras de Castilla y León, siempre impecable, de color cereza intensa, muy aromático y con una entrada en boca cremosa y de larga permanencia. Un muy buen vino. Para cenar hemos visto la carta, también tienen un menú pero como lleva sopa castellana y Karoleta es poco de sopas, nos inclinamos por pedir de la carta.
Nuestras elecciones son: dejamos los entremeses que Karoleta ya ha picoteado y nos dicen que les acompaña una morcilla de Burgos (que viene recién hecha, contundente, bien especiada y jugosa pese a ser de arroz. Muy buena), sepia con mayonesa (tierna, de buen sabor y que viene con perejil que le da un toque extraño pero muy bueno) y anchoas (¡cómo no!. Aunque pedimos cuatro y nos sugiere 6 porque son pequeñas, vienen como 14. Son realmente pequeñas pero están hechas en casa -se nota porque aún tiene una zona de los lomos de color rosado-, bien desaladas, no tan bien desbarbadas, aunque no se hacen muy desapacibles el comerlas. Viene con un extra de aceite de oliva y ajo picado que Karoleta reprocha porque les resta sabor a las anchoas pero que hace las delicias de Quesoy).
Como segundo plato pedimos un entrecot de buey que viene perfectamente planchado (dorado por fuera y crudo por dentro) acompañado de patatas a lo pobre con tiras de pimiento y cebolla (de fantástico sabor y tierno, muy tierno).
Como postre se nos sugiere un 'ponche segoviano' (postre típico. Un bizcocho borracho, muy borracho, relleno de crema. Hace las delicias de Quesoy. Karoleta lo nota excesivamente dulce) y una tarta de café (bizcocho relleno de una mousse de café y cubierto de chocolate (menos dulce, bueno de sabor pero que se hace contundente en nuestro interior a las tres cucharadas). Para tomarlo y para finalizar la cena, y después que Quesoy se haya tomado su ristreto de todas las cenas de miércoles, nos pedimos dos licores de cava, Xarmada, del Penedés que viene bien refrigerado y de correcto sabor.
Eso si, todo es cobrado: los entremeses que habían en la mesa, el pan que trajeron sin preguntarnos, los licores (que dado el volumen de cena, podrían haber sido un detalle de la casa). Ahora bien, cual boda (celebraciones que suelen realizar) le traen, como detalle de la casa, una jarrita de barro para Karoleta con el nombre del restaurante y el teléfono. A Quesoy le traen la cuenta. Menos mal que le tocaba a él...si no, todo para Karoleta.

En Valencia, c/ Cura Femenía 17 y 18. Telf: 96 3742731




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