Ambiente: restaurante informal
Plato que no te puedes perder: Sepia, repollo y molleja de ternera
Nos sirvieron todo lo que pedimos de la carta: no pedimos, tomamos un menú de degustación
1 Ingredientes reconocibles: 8
2 Saludable: 9
3 Emplatado y Decoración: 9
4 raciones generosas: 8
5 Cocina regional: no
6 Tecnología punta: no
7 Sabroso: 9
8 Equilibrio: 9
9 Vajilla y cristalería: 9
10 Relación calidad-precio: 9
Puntuación EMT 70 sobre 80
El local no es muy grande y anteriormente estuvo ocupado por otro local en el que también hicimos una cena de miércoles. Pero vamos al presente. Teníamos reserva y nos conducen a nuestra mesa. Es miércoles pero a lo largo de la cena se llenarán todas las mesas. Buen comienzo.
Ojeamos apenas la carta y nos decidimos por un menú de degustación. Como compañero de mesa pedimos El Barco del Corneta del 2013, un verdejo de la D. O. Rueda de la zona de Castilla y León, un blanco sabroso, con una muy buena acidez que va a acompañar muy bien los primeros platos de nuestro menú.
Para saber esto, le hemos preguntado a Laura, quien nos atenderá durante toda la cena y que nos adentrará en otros vinos para acompañar ciertos platos. Pero no nos adelantemos.
Algo a resaltar: hacía tiempo que no encontrábamos un servicio de vinos como el que nos ofrece Laura. Abre la botella, olfatea el corcho y, luego nos lo explica, detecta algo que no tiene muy claro que el vino esté en óptimas condiciones por lo que ser sirve un pequeño trago: lo huele, lo mueve y lo cata. Una vez comprobado que el vino está correcto, pasa a servirnos.
Un pero: no estaba a la temperatura que nos hubiera gustado. Se resuelve con una champañera.
Para saber esto, le hemos preguntado a Laura, quien nos atenderá durante toda la cena y que nos adentrará en otros vinos para acompañar ciertos platos. Pero no nos adelantemos.
Algo a resaltar: hacía tiempo que no encontrábamos un servicio de vinos como el que nos ofrece Laura. Abre la botella, olfatea el corcho y, luego nos lo explica, detecta algo que no tiene muy claro que el vino esté en óptimas condiciones por lo que ser sirve un pequeño trago: lo huele, lo mueve y lo cata. Una vez comprobado que el vino está correcto, pasa a servirnos.
Un pero: no estaba a la temperatura que nos hubiera gustado. Se resuelve con una champañera.
Y vamos a la cena.
Como aperitivo nos traen un boquerón en vinagre con patatas fritas. Para ir haciendo boca.
Sepia, repollo y molleja de ternera. Trozos de sepia bien hecha a la plancha, con láminas de repollo y un trozo muy crujiente de molleja de ternera y todo esto sobre una potente salsa de tinta de calamar. Plato estrella de la noche. Nos quedamos con ganas de más y más.
La cena concluye con una muy agradable charla con Alberto y Laura. Hay que dejar que se asienten en el local, que se asienten en su cocina y darles tiempo porque van a crecer...van a crecer mucho.
Se dice que los niños vienen con un pan debajo del brazo. A nosotros nos salió el pan debajo del brazo tras la cena. ¡¡Gracias!!