27 de mayo de 2015. Tavella restaurante. Camino Viejo de Líria, 93 Tf 963498771 - 635693656

Especialidad del local: cocina de autor
Ambiente: íntimo, acogedor, agradable
Plato que no te puedes perder: rodaballo a la brasa o cualquier producto del mar o de la tierra que propongan hecho a la brasa
Nos sirvieron todo lo que pedimos de la carta: sólo pedimos el plato fuerte, los aperitivos son elección del chef
 
1 Ingredientes reconocibles: 9
2 Saludable: 9
3 Emplatado y Decoración:9
4 raciones generosas: 9
5 Cocina regional: si
6 Tecnología punta: no
7 Sabroso: 9
8 Equilibrio:9
9 Vajilla y cristalería: 9
10 Relación calidad-precio: 9
Puntuación EMT 72 sobre 80
Puntuación PIG 4

Esta vez nos vamos de excursión. Estamos en Beniferri (ya absorvido por la capital) en la zona trasera del Casino. Estamos en una antigua alquería que ha sido remozada y arreglada para lo que es en la actualidad, un restaurante. Lleva apenas unos meses abierto. Al mando de los fogones Pablo Chirivella. Esta alquería era propiedad de sus abuelos y han dejado una zona como vivienda donde aún reside su abuela. El resto es un restaurante parcelado en pequeños salones-comedores bien decorados, de manera agradable y respetando la estructura de la antigua alquería. 

Cuando llegamos, y dado que no hay comensales en otros salones, nos enseñan el resto del restaurante. Hermoso.
Nos ubican en el salón donde hay algunas otras mesas y nos dejan eligiendo el vino. A lo largo de la cena vendrá otra pareja (que una vez nos saludamos, descubrimos que es el antiguo dueño del restaurante Sangonereta, ya lamentablemente inexistente) que ubicarán cerca de nuestra mesa. Las mesas a muy buena distancia, bien vestidas. 
Sólo nos preguntan por el plato fuerte: si deseamos carne o pescado. La carne sería un chuletón a la brasa. El pescado, un rodaballo también a la brasa. Dado que no es frecuente encontrar en Valencia restaurantes que elaboren pescado a la brasa, nos inclinamos por esta oferta.

Antes de comenzar, un par de cervezas que vienen con unas aceitunas variadas.
Como compañero de mesa pedimos un Riesling del 2013, Steinreich. Con un aroma delicioso y una muy buena acidez que hará una gran tarea de acompañar nuestros platos.
Pero vamos a los entrantes. Ensalada de melón, sandía, guindilla y mojama: refrescante, sabrosa con el punto álgido de la guindilla. Buen plato para el calor.
Corvina con aguachile mexicano y habanero: plato atrevido pero con un picante muy moderado.
Impresionante buñuelo de bacalao con una presencia notable de bacalao.
Canelón de rabo de toro en oblea de arroz sobre endivia asada y puré de judías verdes. Plato soberbio. 
No quisiera olvidar que nos hacen la propuesta de hacernos un arroz si lo deseamos aunque no sea habitual por estas tierras tomar arroz en la cena. Evidentemente, declinamos la oferta.
Y el plato estrella, el sabroso, delicado y tierno rodaballo a la brasa. Nos proponen limpiárnoslo pero decidimos comerlo directamente en la fuente para poder jugar con el crujiente de la piel. Sin dudarlo, el plato de la noche. He de intuir que cualquier pescado o carne hecho a la brasa dado que aumenta varios puntos en sabor, será una delicia.
Como postre nos traen un pequeño trozo de tarta de queso, con helado de chocolate y uvas. Nos ofrecen un vino dulce. Nos ponen una mistela.
Quesoy remata la cena con su consabido ristreto mientras degusto un Knockando refrescado con un hielo (que rápidamente elimino para que no elimine ni un ápice el sabor). 
Al terminar, Pablo salió de la cocina para hablar con los comensales que eramos. Tuvimos una charla muy interesante sobre su familia, su cocina, su restaurante, el presente de la gastronomía. Buena gente, buen chef, buen sitio y muy buena cena










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