
Ambiente: íntimo, acogedor, agradable
Plato que no te puedes perder: rodaballo a la brasa o cualquier producto del mar o de la tierra que propongan hecho a la brasa
Nos sirvieron todo lo que pedimos de la carta: sólo pedimos el plato fuerte, los aperitivos son elección del chef
1 Ingredientes reconocibles: 9
2 Saludable: 9
3 Emplatado y Decoración:9
4 raciones generosas: 9
5 Cocina regional: si
6 Tecnología punta: no
7 Sabroso: 9
8 Equilibrio:9
9 Vajilla y cristalería: 9
10 Relación calidad-precio: 9
Puntuación EMT 72 sobre 80
Puntuación PIG 4


Como compañero de mesa pedimos un Riesling del 2013, Steinreich. Con un aroma delicioso y una muy buena acidez que hará una gran tarea de acompañar nuestros platos.
Pero vamos a los entrantes. Ensalada de melón, sandía, guindilla y mojama: refrescante, sabrosa con el punto álgido de la guindilla. Buen plato para el calor.
Corvina con aguachile mexicano y habanero: plato atrevido pero con un picante muy moderado.
Impresionante buñuelo de bacalao con una presencia notable de bacalao.
Canelón de rabo de toro en oblea de arroz sobre endivia asada y puré de judías verdes. Plato soberbio.
No quisiera olvidar que nos hacen la propuesta de hacernos un arroz si lo deseamos aunque no sea habitual por estas tierras tomar arroz en la cena. Evidentemente, declinamos la oferta.
Y el plato estrella, el sabroso, delicado y tierno rodaballo a la brasa. Nos proponen limpiárnoslo pero decidimos comerlo directamente en la fuente para poder jugar con el crujiente de la piel. Sin dudarlo, el plato de la noche. He de intuir que cualquier pescado o carne hecho a la brasa dado que aumenta varios puntos en sabor, será una delicia.
Como postre nos traen un pequeño trozo de tarta de queso, con helado de chocolate y uvas. Nos ofrecen un vino dulce. Nos ponen una mistela.

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