3 de noviembre de 2010. Mercatbar


Esta noche de miércoles nos acercamos al distrito de L'Eixample, al barrio de Gran vía a visitar un local de nueva apertura. Es el local con el que Quique Dacosta se ha acercado a la ciudad de Valencia.
Su filosofía, que no sus técnicas culinarias, nada tiene que ver con un restaurante.La decoración, integrada por bodegones tridimensionales formados por latas de conservas, huevos frescos, cajas de botellas, etc. y los aromas provenientes de la cocina, consiguen una estudiada, que no casual,  imagen de bar de barrio.
Cuenta este local con una buena materia prima y muy buenas recetas, que dan como resultado, unas  excelentes tapas, servidas en un ambiente, como iremos viendo, mucho más cotidiano y cercano que el del restaurante tradicional.

Lo que advertimos primero, es que no admiten reservas. Por ello y cuando llegamos a las 10 de la noche de este miércoles, para nuestra grata sorpresa, encontramos el local repleto de gente: gente sentada a la mesa, gente sentada en la barra cenando y mucha gente esperando de pie.

Nos ponemos a una de las dos colas, hay una para mesa y la otra para barra, elegimos estar en la primera y nos pedimos, para la espera de cerca de una hora que nos han anunciado, lo que pretende ser nuestro compañero de cena (esperemos que llegue): Agustí Torrelló Mata Rosat: delicioso cava rosado que viene frío y con cubitera, vino éste que nos dicen que hay pagar en el momento de servirlo.
Brindamos y nos dedicamos a observar el movimiento del local y de la  cocina, dado que frente a nosotros tenemos una plancha, un horno, un micro y la barra donde se dedican a confeccionar algunas tapas y a completar los platos que vienen de cocina, con las salsas y acompañamientos que los redondean y guarnicionan.
En esa eterna hora que esperamos para que nos sitúen en una mesa, observamos el tipo de platos que muy probablemente van a acudir a nuestra mesa, dado que se reservan ir variando los platos del menú degustación.En el ínterin, somos testigos de como una pareja que ha cenado en la barra, aburridos de esperar la cuenta, deciden hacer un discreto 'sin pa' y pasea

ndo paseando, se despiden del local con la típica coletilla, si no nos cobran... nos vamos sin pagar. Cuando quieren darse cuenta los empleados de este local, la meritada pareja ya ha desaparecido, sin prisas, por la puerta del local. Vaya...

En el capítulo de sorpresas agradables podemos incluir los encuentros con los amigos, así saludamos a Salvador Martínez, fundador de la Bona Cuina de Bétera, quien nos anuncia las excelencias de las últimas reformas de ese local , que han ocasionado un importante cambio en el concepto gastronómico tradicional de este local; tambieén encontramos a una de las seguidoras de nuestras cenas de grupo, Anama; a ambos, mandamos un saludo desde aquí.
Por fin llega nuestro turno, y aunque lamentamos que, inexplicablemente, atiendan antes a quienes figuraban en la cola detrás de nosotros, estamos contentos, por tener mesa, y porque al fin vamos a cenar, sin olvidar el buen trabajo que nuestro cava ha producido en nuestro estado de ánimo.Para no perder tiempo en lectura, nos inclinamos por el menú de degustación. Este consiste en: verduras escalibadas con bacalao y aceitunas negras (deliciosa escalibada con un profundo aroma a humo que nos enamora).Con este plato viene un bollito de pan con aceite y tomate triturado, muy tierno y sabroso.Unas navajas a la plancha con ajo y perejil: vienen un poco frías pero en su punto de planchado y sin asomo de arena. Unas croquetas de jamón ibérico: croquetones con una mala relación bechamel/ibérico, pero buenas de sabor.Unos puerros, de lata, que vienen con un picadillo de verduras crujientes y buen aceite. Plato refrescante. Y unas rabas de pollo: tiras de pollo en tempura y aderezado homenaje a Albert Adriá.
Fuera de este menú y dado que lo habíamos visto en la barra, preparando un plato, pedimos unas anchoas en aceite: tremendas anchoas jugosas, bien desbarbadas a tijera, desbarbadas con pinzas hubieran sido de premio, eso sí, eran grandes y bien saladas (como corresponde a un salazón). Ricas ricas.
Hace nuestras delicias, especialmente a Karoleta le hace olvidar el tiempo de espera para sentarse a cenar.
Como platos fuertes nos inclinamos por uno de pescado (una brocheta de atún, calabacín y tomate con mojo verde. Francamente bueno) y otro de carne: chuletillas en mojo verde empanadas y fritas (con una carne tierna tierna y un mojo muy suave).
A estas alturas nos hemos quedado sin cava y nos decidimos por una copa de Gramona Imperial , que es uno de los dos cavas que tienen en carta por copas, para terminar nuestra cena.
Como postres: un suflé de chocolate (más bien un couland) para nuestro gusto con excesiva harina y poco chocolate negro y una para excelente tarta caliente de manzana con helado de vainilla, ideal para acompañarla hubiera sido un calvados u otro aguardiente de manzana, pero no lo tenían en carta.


Quesoy remata la cena con su consabido ristreto.


1. Ingredientes reconocibles: 9
2. Saludable: 9
3. Emplatado y decoración: 7
4. Raciones generosas: 8
5. Cocina regional: no
6. Tecnología punta: no
7. Sabroso: 8
8. Equilibrio: 9
9. Vajilla y cristalería: 8
10. Relación calidad-precio: 8
11. Se publicita en internet: si
12. Nos sirvieron lo que pedimos de la carta: Si
Total puntos: 66 sobre 80

 En Valencia  c/ Joaquín Costa nº 27  Tel  963 748 558

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