20 de agosto de 2008. Restaurante Palenque

Esta noche volvemos al barrio de L'Eixample, a la Gran Vía. Vamos en busca de un asador que ha estado muchos años funcionando y que ha cambiado su ubicación. Además, esta noche seremos tres comensales dado que ya se sabe que en verano pueden haber invitados en nuestras casas a los que debemos atender como se merecen.
Pero vayamos a lo importante. Nos adentramos en un local luminoso, con aspecto de limpieza dado que todo, paredes y manteles son de color blanco. Mesas bien dispuestas alternando mesas de dos, de cuatro, cuadradas y redondas, lo que le confiere cierto aire de movimiento muy agradable.
Nos sitúan en una mesa redonda y nos traen las cartas. Pedimos una botella de agua porque hace una noche realmente bochornosa y tenemos demasiada sed para apagarla con sólo vino. Viene una botella estética de Monte Pino, bien fría, que nos provoca el primer suspiro de la noche. Como vinos y después de ver sus referencias uruguayas, chilenas, españolas, argentinas etcétera, nos decidimos por un Malbec (¿cómo no?) de las bodegas de Federico Alvear del 2004, un malbec tranquilo, muy tranquilo, que viene un tanto caliente por lo que sólo se distingue su alcohol. Se pide que se le refresque y encontramos un vino que se comporta como uno de sus mayores, calmo, sereno, de colores maduros, se muestra más expresivo en nariz, aromático pero sigue siendo tranquilo y fácil de beber, sin estridencias. Será un modoso compañero de cena.
Como platos y viendo sus menús de degustación, terminamos por decidirnos por dos menús de degustación y añadirle algunos platos. Con ello, como entrantes pedimos una ensalada de mozzarella (simple lechuga con trozos de tomate y generosos trozos de queso y con salsa aligerada de pesto lo que la convierte en una refrescante y gustosa ensalada. Rica, rica), queso provolone (uno de los provolones mejor horneados y más gustosos de todos los que hemos tomado. ¡Fantástico!), empanadillas criollas (las típicas empanadas criollas rellenas de carne especiada que nos recuerda a las especias de las morcillas. Nos encantan), una empanada pascualina (una soberbia empanadilla de espinacas bien sofrita y mezclada con menta, matrimonio feliz de sabores. Realmente delicisa), matambre (especie de fiambre de carne guisada rellena de verduras y presentada fría y en lonchas frías. Está buena pero al lado de sus compañeros entrantes, no brilla excesivamente). Como platos fuertes nos decidimos por un bife (excepcional trozo de carne tierno, gustoso y muy bien planchado que nos hace disfrutar de la carne como hacía tiempo. Nos deja sin palabras) y un asado de tira (unas costillas de ternera tostadas por fuera pero poquísimo hechas por dentro. De sabor fuerte como corresponde a la carne de vaca) ambos platos acompañados de verduras y patatas asadas y una fuente con sal y otra con una salsa de aceite y especias para aderezar más la carne.
Pese a que estamos ahítos no nos conformamos a quedarnos sin postre y dado que hay diferencia de opiniones terminamos pidiendo: un panqueque con dulce de leche (una especie de crepe rellena de dulce de leche. ¡madre mía!), helado de queso de cabra (un helado casero, contundente sabroso, poco dulce que nos hace pelear por los últimos trozos) y un plato con un fondo de merengue crocante con detalles de dulce de leche y unas tiras de una mousse de chocolate muy espesa y muy poco dulce (plato que fue atacado por dos comensales mientras Karoleta se elegía una de las tiras de chocolate. Mmmmmmm delicioso postre del que no recordamos el nombre).
Quesoy remató esta opípara cena con su consabido ristreto que necesitó explicar pero que vino correctamente elaborado.

En Valencia c/ Salamanca nº 15 Tel 963 738 563

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