26 de noviembre de 2008. La Tastaolletes

En esta noche de miércoles tremendamente fría hemos escogido un vegetariano. El local es acogedor, como familiar, atendido exclusivamente por mujeres y siempre colgando de sus paredes alguna obra de algún artista novel.
Nos sitúan con cuidado para que no estemos cerca de la puerta porque realmente hace frío. Leemos atentamente la carta y para beber no sabemos si decidirnos por un vino ecológico o un cava. Los vinos son pocos los que reconocemos y como estamos de celebración (¿de? pues... que hemos llegado a las 23.000 visitas. Gracias a tod@s... O que ha llegado el invierno... O que casi es navidad.... O... Lo cierto es que necesitamos poco para ponernos en actitud celebradora) nos decidimos por el cava: un brut nature Roig Oller de Sant Sadurní S'Anoia, un cava impertinente, con mucha burbuja perceptiva nada sutil, con un toque ácido, pero que nos terminamos hasta la última gota.
Para cenar nos decidimos por, como siempre, unos entrantes y un plato fuerte de segundo. Como entrantes pedimos un queso de cabra frito con confitura de higos (delicioso), una tabla de patés vegetales (son dos cuencos: uno contienen paté de aceitunas negras -tapenade- y el otro no reconocemos lo que es... notamos gusto a pimiento... ¿calabaza?. Preguntamos y nos dicen que es de almendra y lleva pimiento. Nos encantan los dos, están frescos, sorprendentes y de un sabor delicioso) vienen acompañados de rebanadas de pan integral tostado; unas croquetas vegetales (unas son de espinacas y arroz -buenas, buenas, buenas- y las otras de zanahorias y apio -mmmmm ¡extraordinarias!) acompañadas de una crema de mayonesa de yogur (¿?) y una fajita mexicana rellena de verduras con un toque muy muy muy ligero picante (que lleva unos trocitos de algo que pasa por carne, aunque sabemos que no llevan... ¿tofu aderezado?). A estas alturas estamos realmente ahítos y aún nos queda el plato fuerte. Se equivocan de plato pero nos da igual, era el otro finalista (habíamos pedido una lasagna de verduras al curry): una lasagna de setas. Enorme ración de lasagna rellena de unas sabrosas setas. Nos encanta el buen sabor, está francamente soberbia, pero ya no estamos para terminarnos el plato.
Como estamos de cena de miércoles hacemos el esfuerzo de llegar al postre: un delicado y fantástico helado de violetas que recuerda a aquellos caramelos de violetas. Está tan bueno que casi lo terminamos.
Quesoy remata esta opípara cena vegetariana con su consabido ristreto que debe explicar.

Hemos decidido añadir a nuestros comentarios de los locales un decálogo de características que cumple, o no cumple, cada cena del miércoles. Nos basamos en el prestigioso decálogo que la nouvelle cuisine, reinterpretado por nosotros (si te interesa conocer el decálogo original realizado en 1973 pero que al leerlo se nota que está en plena vigencia, puedes encontrar un artículo con el contenido de dicho decálogo en http://www.nabar.org/cocina/nouvellecuisine.asp ).
Veamos la puntuación (presencia o ausencia) de este local.
1. Ingredientes reconocibles: 4
2. Saludable: 9 (Local para no fumadores)
3. Emplatado y decoración: 5
4. Raciones generosa: 9
5. Cocina regional: NO
6.Tecnología punta: NO
7. Sabroso: 8
8. Equilibrio: 8
9. Vajilla y cristalería: 4
10. Relación calidad-precio: 8
Puntuación obtenida: 55 sobre 80

(Si quieres saber en qué nos basamos para puntuar nuestro decálogo, pincha aquí)

Otros comentarios posteriores a nuestra visita:



En Valencia, c/ Salvador Giner nº 6 Tel 963 921 862 (no admiten reservas)

19 de noviembre de 2008. El Bicho Raro

Esta noche que comienza lluviosa, Karoleta se pierde por las calles de La Xerea (barrio de Ciutat Vella), se desubica y dan un tremendo paseo hasta encontrar lo que no estaba a más de 20 metros de donde comenzaron a buscar pero en el sentido contrario. Mejor. Así abren el apetito un poco más.
Vamos a un bistro francés, a un pequeño, coqueto y sorprendente (nadie esperaría encontrar ese interior viendo la fachada) restaurante, muy agradable, con mesas no vestidas del todo. Nos sentamos y al solicitar la carta de vinos nos traen un enorme pizarrón repleto de entradas: de valencia, riberas, riojas, somontanos y ¿cómo no? franceses. La noche lo merece y nos inclinamos por uno de los franceses. Quien nos atiende nos informa que el que hemos elegido es un vino contundente, tremendo de tomar, como son todos los tintos del valle del Rhon (Ródano), potente y sabroso. Nos repite varias veces la contundencia del vino y nos comenta tomar otro más suave. Pero esta noche nos sentimos algo temerarios y dado que Karoleta ya había probado los tintos de esta zona de Francia en su viaje de este verano por la Provenza, nos decidimos por nuestra primera opción: Clos de L´oratorie des Papes, Chateau Neuf Du Pape del 2006, tinto sabroso, con matices, contundente (no nos engañó) que nos deja sin saliva y que necesita bajarle algo más la temperatura (pedimos un enfriador) y dejar que se oxigene para que pierda los humos que trae. Delicioso. Con el paso de la cena se convierte en un tremendo vino que nos hace no dejar ni una gota.
Para pedir nuestros platos, la anterior pizarra es sustituida por otra de idénticas dimensiones pero con platos. Después de leer y teniendo elegidos los segundos pedimos consejo si con un solo entrante estaría bien nuestra cena. Con esta ayuda el entrante es un noughat de foie (delicioso micuit relleno, de ahí el nombre noughat por la apariencia a un turrón con 'tropezones'. Viene con trozos de gambas, higos y otras frutas que hacen de un bocado ya de por sí delicioso -el micuit está impresionante- algo diferente) acompañado por unas rebanadas de un pan de frutos secos y pasas. Excelente combinación.
Los platos fuertes son: un magret de pato con una delicada salsa de frambuesa (en su punto, delicioso, tierno y muy sabroso que nos hace suspirar de placer) y un solomillo de ciervo con una exquisita salsa de mantequilla (francesa): tierno, sabroso, en su punto de hechura que nos hace lamentar su término.
Estamos bastante satisfechos pero llegamos a los postres. No tienen demasiados, nos cantan dos o tres postres pero detectamos un 'tarta de chocolate'. Tras preguntar si era de chocolate negro, este será nuestro fin de cena. Nos traen una especie de magdalena de chocolate sobre un lecho de natillas y chocolate haciendo una telaraña. Es esponjosa, de excelente cacao, nada empalagosa. No dejamos ni las natillas.
Quesoy remata la cena con su consabido ristreto que viene en su justa medida y con una impecable cremosidad.



Hemos decidido añadir a nuestros comentarios de los locales un decálogo de características que cumple, o no cumple, cada cena del miércoles. Nos basamos en el prestigioso decálogo que la nouvelle cuisine, reinterpretado por nosotros (si te interesa conocer el decálogo original realizado en 1973 pero que al leerlo se nota que está en plena vigencia, puedes encontrar un artículo con el contenido de dicho decálogo en http://www.nabar.org/cocina/nouvellecuisine.asp ).
Veamos la puntuación (presencia o ausencia) de este local.
1. Ingredientes reconocibles: 7
2. Saludable: 4
3. Emplatado y decoración: 6
4. Raciones generosas: 7
5. Cocina regional: SI
6.Tecnología punta: NO
7. Sabroso: 9
8. Equilibrio: 7
9. Vajilla y cristalería: 6
10. Relación calidad-precio: 8
Puntuación obtenida: 54 sobre 80

(Si quieres saber en qué nos basamos para puntuar nuestro decálogo, pincha aquí)

En Valencia c/ Conde Montornés nº 9 Tel 963 924 920

12 de noviembre de 2008. Babalú

Esta noche nos vamos al barrio Ciutat Vella, exactamente al barrio de El Mercat, a las callejuelas que rodean la plaza redonda. Allí Quesoy ha descubierto un restaurante de comida caribeña. Al entrar vemos todos los aditamentos típicos de estos locales: madera, adornos, colorido, combinados, santos, música salsa (eso sí, suavecita para no molestar en exceso), velas...todo lo que los convierte en sitios caribeños. El nombre del local viene de la santería cubana, así que a su entrada vemos un San Lázaro de considerable tamaño que en santería se traduce por Babalú-Ayé (del sincretismo con la religión cristiana con la santería cubana). A sus pies, un cesto con ofrendas, en este caso, dinero, tan habitual en la santería (y en todas las religiones). Y este será nuestro local de miércoles.

No hay mucha gente y nos colocan en una mesa de cuatro. Vemos que tienen una carta de vinos respetable, nada extensa, pero asombrosa en un local de estas características donde los cockteles caribeños, las cervezas y los zumos de frutas exóticas suelen ser las bebidas por excelencia. Nos inclinamos por un vino argentino, Urban del 2002, de la zona de Mendoza, realizado por un coupage de malbec, tempranillo, merlot y alguna uva más. Viene caliente y no tiene consideración ni con nuestra boca y menos con nuestra garganta. Pedimos que nos lo enfríen. Pese a esto a Quesoy le sigue resultando tremendo peleón. A Karoleta le parece que con la bajada de temperatura, se ha atemperado que no domado. Es un vino potente, con altos taninos y un toque estridente que no termina de agradarnos. Pero no retiramos la botella. Nos acompañará en esta noche de platos exóticos.
Después de leer entrantes tan sugerentes como desconocidos como tostones, yuca con chimichurri y otros, decidimos hablar con quien nos atiende. Como de segundo sí nos ha comentado cual es su favorito, nos recomienda un menú de degustación de entrantes y luego pidamos unos segundos. Aceptamos la recomendación y con ello nos traen un enorme plato de surtido de entrantes que nos cuestan reconocer: si encontramos yuca frita, plátano macho, tortillas con relleno de verduras con mucho cilantro, unas bolas de ¿?, unas pequeñas tartaletas rellenas de algo que parece atún y mayonesa, tiras de pollo con curry, un pastel salado con una salsa verde que nos encanta que no reconocemos. Excelente experiencia para aventureros gastronómicos. Luego hemos pedido dos segundos que prometen: un burrito (enooorrrme burrito relleno de pollo y verdura, deliciosamente aderezado, muy relleno y con una tortilla realmente suave y esponjosa. Nos encanta) y un plato de carne llamado El Original (excelente carne criolla sobre lonchas de patata asada y con un chimichurri picante que nos hace disfrutar de lo lindo. Plato sorprendente por la calidad y ternura de la carne que contiene y por el precio del mismo. Soberbio plato, si señor).
Llegamos realmente ahítos a este punto pero nos esforzamos por llegar a un postre. A estas alturas el vino nos ha rendido del todo y pedimos una botella de agua con gas Vivaris de burbuja potente, nada sutil. Como postre pedimos uno bien exótico: casco de guayaba con crema de queso. La fruta tiene tanto un sabor como una textura desconocida para nosotros. La comparamos con los higos de chumbera, con la textura de las chirimollas...no nos decidimos. El queso es potente de sabor fuerte pero aceitoso. Exótico plato.
Para rematar esta cena tan caribeña Quesoy se decide por su consabido ristreto pero esta vez doble y en una taza. Karoleta le acompaña con una enorme margarita preparada. Buen e interminable digestivo.

Hemos decidido añadir a nuestros comentarios de los locales un decálogo de características que cumple o no la cena del miércoles que se trate. Nos basamos en el decálogo que la nouvelle cuisine pero traducidos por nosotros (si te interesa conocer el decálogo original realizado en 1973 pero que al leerlo se nota que está en plena vigencia, puedes encontrar un artículo con el contenido de dicho decálogo en http://www.nabar.org/cocina/nouvellecuisine.asp ). Veamos nuestra traducción y la puntuación (presencia o ausencia) de este local.
1. Ingredientes reconocibles: 7
2. Saludable: 7
3. Emplatado y decoración: 5
4. Raciones generosas: 9
5. Cocina regional: SI
6.Tecnología punta: NO
7. Sabroso: 7
8. Equilibrio: 7
9. Vajilla y cristalería: 6
10. Relación calidad-precio: 9
Puntuación total: 57 sobre 80

(Si quieres saber en qué nos basamos para puntuar nuestro decálogo, pincha aquí)


En Valencia, c/ Cerrajeros nº 17 Tel 963 155 040


5 de noviembre de 2008. Apicius

Esta noche vamos a un restaurante ubicado en el barrio de El Plá del Real. Es un restaurante que lleva relativamente poco tiempo abierto. Realizan una cocina de mercado muy creativa y tienen algunas propuestas que lo hacen especialmente atractivo para los tiempos de crisis: todos los martes, miércoles y jueves noche tienen un menú pica-pica (así lo llaman) de tapas muy elaboradas para dos comensales a un atractivo precio. Con esto, esta noche que le toca a Karoleta, este va a ser el restaurante elegido.
Como llegamos algo pronto, nos acercamos a La Sacrisitía a tomarnos una copa de vino mientras hacemos tiempo. Por copas tienen abiertos un rioja (Mitarte), un valenciano de utiel-requena (un syrah) y un ribera (Anta 10). Karoleta, desde el principio se decidió por el ribera: amable y fácil de tomar por el coupage con el que está elaborado. Quesoy, por tener dos vinos diferentes para catar, pide el rioja (un tanto ácido, malcarado y muy rotundo para tomarlo sin comida -por mucho que nos hayan puesto un par de trozos de queso curado-) así que se lo cambian por el valenciano (algo más considerado pero con un punto de intratable).
Ya es casi hora de cenar y nos encaminamos al restaurante. Como es noche de pica-pica no estamos en el salón del restaurante, sino en la zona de entrada. Las mesas están preparados algo más informales (con caminos de mesa en vez de dobles manteles) pero agradable y llenas de detalles. Yvonne, que va a ser quien nos atienda toda la cena, nos explica en qué consiste el menú pica-pica de esta noche y preguntamos si se puede añadir algún plato más para completarlo y nos ofertan un plato de carne y otro de pescado. Como detalle de la casa nos han puesto unas aceitunas bien aliñadas y mientras elegimos el vino, dado que el menú ya está decidido, nos sirven un aceite de oliva con toques frutales que nos hace terminar con casi todo el pan. En la cocina vemos trajinar a un solitario Enrique Media que será el mago de esta cena.
El vino elegido para esta noche es Marmoré del 2003, un somontano que nos lo traen a impecable temperatura y decantado. Es un vino aromático con toques de madera, cuero, especias y tostados expléndidamente integrados, cremoso y amable pese a su fortaleza y con los mismos toques en boca que en nariz. Buen compañero de mesa que no pasa desapercibido pero que no eclipsa a lo que acompaña. Nos aclaran que los precios de los vinos también se ven abaratados para este menú. ¡Bravo!. Pero antes del Marmoré y para acompañar los dos primeros platos, nos pedimos una copa de blanco francés (Pouilly-fumé del 206), vino aromático y con toques de madera, como si hubiera recibido algo de crianza. Este vino acompaña los dos primeros platos de este menú: un impresionante tartar de atún rojo con tomates confitados (muy tierno, de excelente sabor. Nos encanta) y unos berberechos naturales con una suave crema de apio (sorprendente juego de sabores y texturas, e incluso temperaturas. Nos provoca hasta meter la cuchara en el caldo de los berberechos para terminarnos hasta la última gota). La siguiente tapa es un plato de pescado: un cabut sobre berenjena asada y cubierto de quinoa tostada (excelente pescado con contrastes de texturas donde el premio se lo llevó la berenjena la cual tenía un portentoso sabor a leña que nos hizo disfrutar). Ahora llega la carne: ternera estofada con rebollones (tierna, muy tierna, sabrosa, con unos rebollones de intenso sabor. Volvemos a rebañar el plato). Y ahora viene el plato más inesperado: huevo de corral hecho a baja temperatura bañádo en caldo de carne y garbanzos. Si. Sopa. Per ¡qué sopa! hasta Karoleta que no es muy amante de los caldos, le sorprende y enamora: gustoso, con unos tiernísimos garbanzos enanos y un huevo de intenso sabor. Delicioso plato invernal que nos deja maravillados. A estas alturas los vinos catados y probados ya son muchos y Quesoy se pasa al agua con burbujas: Solé, un agua gasificada italiana algo más potente que las francesas y menos que nuestra Vichy.
Para completar la cena hemos pedido una carrillada la cual traen emplatada en dos medias raciones con acompañamiento de manzana y salsa de la propia carne. Suculenta, tierna y de buen contraste de sabor. Hemos de decir que la decoración de todos los platos era esmerada, cuidada, de alta cocina. Platos de buena hechura e impecable decoración.
Como postre nos inclinamos por uno de chocolate con especias: una especie de brownie muy especiado con una boina de helado que no llegamos a saber de qué era, pero muy cremoso y pequeños trozos de fruta confitada. Realmente rico rico.
Quesoy remata la cena con su consabido ristretto que esta noche es doble.
Deliciosa cena.

En Valencia, c/ Finlandia nº 7 Tel 963 936 301

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MENÚ IDEAL DE LOS MIÉRCOLES DE OCTUBRE DE 2008

Este mes tenemos dos cenas fuera de concurso: la cena en La Sushería de colón y la segunda cena en La Pitanza. Con esto, los platos elegidos son:

Entrantes: las anchoas de El Rebeco, el queso con mermelada de Office y el plato de ibéricos de La Pitanza
Plato de carne: el chuletón de buey de El Rebeco y el magret de pato de La Pitanza
Postre: el brownie de chocolate de La Pitanza y el pastel de chocolate de El Rebeco
Detalle de la casa: el cava Dominio de la Vega brut de Office (la bebida de la cena corre por su cuenta)
Protocolo del vino: se queda vacante
Menú euribor: Pub Office