Nos encontramos en un local vanguardista, moderno y con decoración de los 70: plástico y objetos decorativos a la vez que útiles. Lo cierto es que han creado dos espacios independientes e interconectados: la zona de paso, un pasillo amplio, y la zona de mesas, bien dispuestas y separadas, creando así un local muy cómodo y bien distribuido de una planta baja con pocas alternativas. Felicitaciones a la persona que se encargó del interiorismo del local. Ahora vamos a lo importante. Aquí no hay nada que pedir, es un menú cerrado, único, que diariamente cambia y como en las bodas.... lo que hay es lo que hay. Lo comes o lo dejas. De hecho pensé despues de quedarme con cara de circunstancias cuando ví que el primer plato era un hervido completamente trituradito ¿se estará volviendo cómodo Quesoy eligiendo locales donde no tiene ni que elegir los platos o se habrá quedado ya sin dientes? Hmmmmmm, lo cierto es que empecé a relajarme un poco, cuando decidimos salirnos del menú en lo que a la bebida se refiere, y así elegir un vino tinto de una carta correcta pero sin grandes pretensiones. Por petición especial, Quesoy acepta la sugerencia de Karoleta: Summa Varietalis del 2003, un tinto de las bodegas del Marqués de Griñón. Que se presenta con la potencia de ser un rey de la mesa..., hasta que llegamos a las carrilladas, claro está. Sin duda hubiera mejorado el maridaje solicitando la copa de vino blanco del menú con los entrantes, para seguir con el vino de carta conforme llegamos al plato principal. Este miércoles toca en Fudd, menú compuesto de 'Bollit' valenciano con 'capellans' a la llama (bacalao asado) y aire de 'carlota' un plato de hervido que juega con tres texturas, tres temperaturas y tres colores, verde para la 'bachoqueta', amarillo para la patata y naranja para la 'carlota'. Original y agradable de comer, denota ya desde el principio la presencia de tecnología punta en la cocina, texturizadoras potentes, cocina al vacío... lo que sin duda es un paraíso para amantes de la "paco jet". El segundo plato: 'coca' de bonito con tomate confitado y yogur de piñones (creativa forma de presentar una empanadilla de atún de toda la vida, con un resultado visual y gustativo, espléndidos). El tercero: una carrillada de ternera sobre torrija de patatas a lo pobre y crujiente de nabo, que nos dejó sorprendidos gratamente por su facilidad para degustar lo que tradicionalmente ha sido un plato contundente, y ello sin perder ese delicioso sabor tradicional. El cuatro plato, un postre, se trata de un 'pastiset' de boniato (salvo su sabor, nada que ver con los habituales pasteles de boniato) una 'coca' (bizcocho esponjoso) sobre un lecho de boniato, con sombrero de helado de anís, acompañada por unas natillas deliciosas; impecable. Todavía no sabemos cómo, pero pese a la dura disciplina del local en cuanto al menú, Quesoy consiguió traer a la mesa un postre de calabaza en tres texturas: crema, helado y espuma con unos pequeñitos dados de un queso viejo y galleta de pipas de calabaza. ¡Delicioso! pese a la ausencia de chocolate. Para finalizar, Quesoy pidió su doble expreso, que vino con abundante crema color avellana, genial.
En Valencia, c/ Joaquín Costa, nº 7. Telf.: 963748558
En Valencia, c/ Joaquín Costa, nº 7. Telf.: 963748558
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