Esta noche de miércoles es especial. Por motivos vacacionales Karoleta y Quesoy se encuentran en lugares distintos, Karoleta en Avignon y Quesoy en la de Valencia formando parte de una mesa de once comensales situada en el Restaurante Chino Xi Lai Bao, en la Zona de Ruzafa. Local amplio decorado en madera con mesas bien dispuestas y separadas entre si. Este local es sugerencia de la diseñadora de moda de origen chino afincada en Valencia, Julia Ji, a la que damos las gracias, pues ella será la encargada de demandar y traducir del chino, a quien nos atiende y nos sirve el menú más tradicional de la cocina de la población Wenzhou, en el Sureste de China. Así que sin más, comienza la fiesta, apareciendo en primer lugar unos curiosos cacahuetes hervidos, con apariencia de ser bastante bajos en calorias. Solicitamos el vino, blanco y fresco, entre las pocas opciones que nos ofrece la carta demandamos un Viña Esmeralda de Torres, dejándose beber sin más, dado que parece estar mucho tiempo refrigerado. Seguidamente nos traen, con gran dinamismo, un plato de verdura con pasta de arroz, que pasa directamente a una rotonda de cristal que preside la mesa y que facilita el acceso de todos los comensales a los platos. Siguen con pato asado, que genera división de opiniones sobre su textura y un curioso tofu coronado por huevos milenio, elaborados después de haber sido enterrados durante largo tiempo y que poseen una textura gelatinosa de agradable sabor. También nos sirven tofu japones en salsa, vieiras con cebolleta y fideos y unas berenjenas chinas salteadas, fantásticas de textura y sabor (sin duda el plato mas aplaudido de la velada), unas empanadillas chinas rellenas de carne de cerdo, langostinos ensartados y asados a la sal (sabrosos y crujientes), cangrejo crudo con salsa de gengibre, de excelente sabor picante y rodaballo en salsa, de excelente sabor y del que nos dicen que trae mala suerte darle la vuelta para servir. Le sigue una excelente pasta de pescado loncheada con soja y unas patas de pollo con verduras, sencillo manjar que en chino se hace llamar garras de fenix. Seguimos con costillas de cerdo fritas que nos recuerdan el cuchifrito de Toledo (cochinillo muy troceado y frito), para terminar la trepidante secuencia de platos que entran y salen de la rotonda, nos sirven unos trozos de sandía de esmerado corte y delicioso sabor que se ve rebozados, fritos y flambeados, acompañado de dos postres el plátano y el helado.
Termina Quesoy con su consabido café, que en este caso es muy muy corto.
Termina Quesoy con su consabido café, que en este caso es muy muy corto.
En Valencia, Los Centelles, 26 Tel 963953666
En Avignon (Francia). Place Plaisance - 18, Rue Joseph Vernet Tel 04 90 85 26 51
www.restaurantles5sens.com
Estamos de viaje por la Provenza y este miércoles nos pilla en Avignon. La noche anterior y paseando por la pequeña y hermosa ciudad, la cual encontramos en pleno bullicio pues estamos en pleno festival de Avignon lo que la convierte en un gran escenario donde se pueden ver números de artistas por cualquier rincón de la ciudad, así que andando de aquí para allá, nos encontramos con un fantástico restaurante que creemos puede cumplir y con creces con la cena del miércoles. Gracias Merce y Virginia por acompañarme en esta cena de miércoles.
Así que nos adentramos en un local hermosamente decorado, cuidado al detalle, con bonitas plantas y cuadros, todo creando un ambiente semi-oriental muy relajante. Es un local donde hace sus 'milagros' el chef Thierry Baucher que por las fotos que tiene en sus paredes, en lugar muy discreto, y los títulos, debe ser un gran maestro en los fogones.
Leemos detenidamente la carta y nos decantamos por un entrante para compartir y un plato fuerte para cada comensal. Para beber nos decidimos por un tinto del valle del Loira, un Bourgueil del 2006. Viene a una temperatura impecable y se muestra como un vino amable, suave, bien integrado y fantástico para esta cena de miércoles.
Nos traen como detalle de la casa, y después de unos deliciosos hojaldres con semillas de amapola, un plato compuesto por un crujiente con mouse de pimiento con boina de crujiente de patata morada, un vasito con mouse de wasabi, melón en pequeños trocitos y mouse de pepino. Exquisito detalle y refrescante para el pesado día de calor que estamos padeciendo.
Como entrante pedimos un foie gras de canard acompañado de cebolla, pasas e higos caramelizados, pan especiado crujiente y un chupito de uva dulce (como el moscatel pero menos dulce). El foie gras está impecable, sabroso y marida a la perfección con el acompañamiento dulce que le han dispuesto. Nos enamora el plato.
Como platos fuertes pedimos: buey, manitas de cerdo y fleur de magret. Todos los platos bellamente adornados con una gran cantidad de acompañamientos: polenta de apio, puré de patatas gratinadas, mouse de zanahoria, arroz negro con boina de mantequilla, sémola tricolor, reducción de vino dulce etcétera. Todos son platos bellos, como cuadros, que invitan a los sentidos a ponerse en acción y deleitarse: primero la vista y casi a la vez, el olfato...luego el sabor, junto con el tacto en la lengua y el paladar. Un disfrute. Y por último, el recuerdo, imborrable, presente y bien definido.
Estamos ahítos de comer (está siendo un viaje muy gastronómico) y decidimos compartir un solo postre: 'chocolate grand cru' que leyendo el nombre ya podréis imaginar que es un sinfonía de chocolates en diversas texturas y diversas temperaturas, caliente, frío, duro, cremoso, mouse, negro, trufado. Una delicia para los chocolateros y para las personas golosas. Además y una vez pedida la cuenta, nos vuelven a deleitar con unos medallones de chocolate negro. Nos los devoramos.
Destacar la jarra de agua que acompaña a toda la cena que viene muy, pero que muy fria, con rodaja de limón y hojas de menta lo que le proporciona gran frescura y que nos terminamos hasta la última gota con el postre (estaba decididamente soberbia).
También nos encantaron los 'toilettes' todos decorados en colores negros (hasta el papel higiénico), estéticos, muy estéticos.
El chef tiene el detalle de salir a preguntarnos qué tal la cena, si hemos disfrutado y nos da las gracias por elegir su local para cenar. Un detalle, si señor.
Leemos detenidamente la carta y nos decantamos por un entrante para compartir y un plato fuerte para cada comensal. Para beber nos decidimos por un tinto del valle del Loira, un Bourgueil del 2006. Viene a una temperatura impecable y se muestra como un vino amable, suave, bien integrado y fantástico para esta cena de miércoles.
Nos traen como detalle de la casa, y después de unos deliciosos hojaldres con semillas de amapola, un plato compuesto por un crujiente con mouse de pimiento con boina de crujiente de patata morada, un vasito con mouse de wasabi, melón en pequeños trocitos y mouse de pepino. Exquisito detalle y refrescante para el pesado día de calor que estamos padeciendo.
Como entrante pedimos un foie gras de canard acompañado de cebolla, pasas e higos caramelizados, pan especiado crujiente y un chupito de uva dulce (como el moscatel pero menos dulce). El foie gras está impecable, sabroso y marida a la perfección con el acompañamiento dulce que le han dispuesto. Nos enamora el plato.
Como platos fuertes pedimos: buey, manitas de cerdo y fleur de magret. Todos los platos bellamente adornados con una gran cantidad de acompañamientos: polenta de apio, puré de patatas gratinadas, mouse de zanahoria, arroz negro con boina de mantequilla, sémola tricolor, reducción de vino dulce etcétera. Todos son platos bellos, como cuadros, que invitan a los sentidos a ponerse en acción y deleitarse: primero la vista y casi a la vez, el olfato...luego el sabor, junto con el tacto en la lengua y el paladar. Un disfrute. Y por último, el recuerdo, imborrable, presente y bien definido.
Estamos ahítos de comer (está siendo un viaje muy gastronómico) y decidimos compartir un solo postre: 'chocolate grand cru' que leyendo el nombre ya podréis imaginar que es un sinfonía de chocolates en diversas texturas y diversas temperaturas, caliente, frío, duro, cremoso, mouse, negro, trufado. Una delicia para los chocolateros y para las personas golosas. Además y una vez pedida la cuenta, nos vuelven a deleitar con unos medallones de chocolate negro. Nos los devoramos.
Destacar la jarra de agua que acompaña a toda la cena que viene muy, pero que muy fria, con rodaja de limón y hojas de menta lo que le proporciona gran frescura y que nos terminamos hasta la última gota con el postre (estaba decididamente soberbia).
También nos encantaron los 'toilettes' todos decorados en colores negros (hasta el papel higiénico), estéticos, muy estéticos.
El chef tiene el detalle de salir a preguntarnos qué tal la cena, si hemos disfrutado y nos da las gracias por elegir su local para cenar. Un detalle, si señor.
En Avignon (Francia). Place Plaisance - 18, Rue Joseph Vernet Tel 04 90 85 26 51
www.restaurantles5sens.com