21 de noviembre de 2007. Restaurante Maïmar

Estamos perdiendo la costumbre de perdernos así que, aparcando en la puerta, nos encontramos con un local amplio, bien iluminado, con mesas bien vestidas y con toda la atención del dueño.
Después de ojear la carta de vinos, carta clásica donde las innovaciones vienen de la mano de los vinos de la comunidad valenciana, nos inclinamos por uno de ellos: El Sequé del 2005, vino tinto de Alicante que al primer trago es áspero y rotundo, pero en nariz tremendamente aromático, como corresponde a un vino hecho con uva monastrell pero que durante la cena y dejándolo descansar se convierte en un muy agradable compañero de cena. A estas alturas, en la mesa adyacente, uno de los comensales ha encendido un puro. El fuerte olor del humo del puro comienza a hacer de las suyas en nuestras 'narices'. Con ello, le comentamos si sería posible cambiarnos de mesa y, por supuesto, con amabilidad, trasladan todas nuestras 'cosas' a otra mesa mejor ubicada, lejos de olores que distorsionen nuestra cena. Y vamos a los platos.
Es una carta con muchos entrantes, algunas ensaladas, platos de pasta italianos y pizzas y pescados y buenas carnes. Con toda la carta leída, pedimos como entrantes: anchoas del Cantábrico (Quesoy sabe de la debilidad de Karoleta por estos salazones; en este caso vienen de nuevo excesivamente desaladas, no mucho pero más de lo requerido para que sean buenos salazones, y alguna que otra barba, tampoco excesivas. Pese a todo ¡deliciosas!. Eso si, la cama de tomate preparado en la que estaban suspendidas, hizo las delicias de Quesoy), unas gambas al ajillo (plato sencillo y típico pero que venía con unas gambas de talla XXL, enormes, y bien ajustadas de ajo y guindilla. Buenas, buenas y buenas). Estos dos platos se llevaron por delante todo el pan tostado que nos habían traído para acompañar...así que fuimos a por el segundo plato de pan tostado para acompañar a nuestro último entrante: un plato de jamón ibérico Lazo bien cortado, a muy buena temperatura y de una textura y sabor delicioso. Muy bueno. Como plato de carne nos inclinamos por un solomillo al foie: hecho a nuestro punto, muy poco hecho, con una generosa capa de foie fresco que le confería un exquisito contraste de sabores y acompañado por una salsa que llevaba desde la grasa del foie hasta una reducción de algún vino dulce (¿tal vez moscatel?) y unas pasas bien remojadas. Un plato realmente fantástico. Pese a nuestra hartura, como postre y sin leerlos, nos inclinamos por dos sugerencias: una tarta de queso manchego (de presentación impecable, acompañada de caramelo ¡una delicia!) y, como no, un 'tapón de chocolate' (impresionante coulant de chocolate relleno de chocolate tibio con una suave salsa de frutas rojas. ¡tremendamente delicioso!). Quesoy remata la cena con su café corto, muy corto y fuerte de café, su ristretto.

En Valencia, c/ Vicente Peris, 2 Bajo. Telf: 96 3400710


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