Este local lleva abierto apenas unos días. El sitio es amplio, bien distribuido y con grandes mesas. Todo ello elegantemente decorado y con un estilo muy acogedor, pese a ser minimalista. Lo que realmente hace acogedor el local son unas grandes y largas lámparas colgantes que producen una luz cálida y que a su vez decoran las paredes del local.
Se disculpan por no tener una carta bien montada de vinos ya que han tenido problemas con los distribuidores y tienen pocos vinos listados en el tradicional: Blancos, rosados y tintos. También se disculpan porque el sommelier no se encuentra en el local y no nos van a envinar la copa. Tenemos dudas sobre el vino a pedir por lo que pasamos a pedir la cena y luego ver qué vino le maridaría mejor. Mientras nos decidimos, nos traen un 'detalle de la casa' consistente en una pequeña y fina galleta con buen sabor y culminada con unas pequeñas gambitas perfectamente hervidas y saladas en su punto. Se nos anticipa un disfrute de cena. Al final, el vino elegido fue un vino tinto de autor Úvula Platinum: vino bien estructurado, con un buen arrastre y que desde el primer sorbo sorprende por lo 'especial' y poco clásico que es (a Quesoy le recuerda los vinos aragoneses). Nos traen para la cena una bandeja de panecillos recién hechos y de distintos sabores. Y vayamos a los platos que conformaron nuestra cena de miércoles. Como entrantes: unas anchoas OO sobre lecho de tomate rallado (fantásticas anchoas de buen tamaño, desespinadas a la perfección -ni una minúscula barba ¡bravo!- y, lo mejor, ¡¡saladas!! han dejado las anchoas al punto de sal que las convierte en salazones ¡¡¡bravísimo!!!), crujiente de quesos con torta de casar sobre cebolla caramelizada (una buena idea pero se echaba de menos que la torta de casar hiciera acto de aparición, sabiendo que si estuviera, los demás quesos pasarían a ser un relleno insulso con una cebolla deliciosa) y un soberbio foie fresco Devalencia con manzana y reducción de PX (¡Impresionante! en su punto, con sal maldon, que nos hizo suspirar y sonreír. Sin duda el plato estrella de los entrantes). Como platos fuertes: una carrillada de ternera con salsa de verduras sobre lecho de patata (¡¡¡¡Ohhhhhhhhh!!!!! tiernísima carrillada, jugosa y bien cocinada con una cremosa salsa de verduras que nos volvió a hacer cerrar los ojos y felicitar con entusiasmo al cocinero José Sáez) y una raya frita con pisto (de la raya poco que decir, estaba rebozada y crujiente. Pero el pisto era una absoluta locura: perfectamente cocinados todos los ingredientes y a fuego muy lento hasta conseguir una masa densa y donde se observaban a duras penas los ingredientes a excepción del pimiento rojo y con una generosa cantidad de toyina -melva del atún- que nos hizo acabar con todos los panecillos que quedaban y salvar el plato de pescado de una forma descomunal. Se debería renombrar el plato como 'pisto con algún pescado que tengamos en cocina' no habría ningún problema). Al postre llegamos muy ahítos por lo que nos sugieren, para no quedar sin postre, un mengue de chocolate. ¡Delicioso! con un helado de leche merengada que suaviza el excepcional sabor a chocolate más negro de lo habitual (¡Bien, bien y bien!). Nos quieren invitar a unos licores los cuales rechazamos amablemente. Quesoy termina esta fantástica cena con un ristretto (de estas máquinas fantásticas que ahora hacen con cartuchos donde el ristretto es una de sus tantas posibilidades).
En Valencia, Plaza Pintor Segrelles, nº 5. Telf 96 3806345
Se disculpan por no tener una carta bien montada de vinos ya que han tenido problemas con los distribuidores y tienen pocos vinos listados en el tradicional: Blancos, rosados y tintos. También se disculpan porque el sommelier no se encuentra en el local y no nos van a envinar la copa. Tenemos dudas sobre el vino a pedir por lo que pasamos a pedir la cena y luego ver qué vino le maridaría mejor. Mientras nos decidimos, nos traen un 'detalle de la casa' consistente en una pequeña y fina galleta con buen sabor y culminada con unas pequeñas gambitas perfectamente hervidas y saladas en su punto. Se nos anticipa un disfrute de cena. Al final, el vino elegido fue un vino tinto de autor Úvula Platinum: vino bien estructurado, con un buen arrastre y que desde el primer sorbo sorprende por lo 'especial' y poco clásico que es (a Quesoy le recuerda los vinos aragoneses). Nos traen para la cena una bandeja de panecillos recién hechos y de distintos sabores. Y vayamos a los platos que conformaron nuestra cena de miércoles. Como entrantes: unas anchoas OO sobre lecho de tomate rallado (fantásticas anchoas de buen tamaño, desespinadas a la perfección -ni una minúscula barba ¡bravo!- y, lo mejor, ¡¡saladas!! han dejado las anchoas al punto de sal que las convierte en salazones ¡¡¡bravísimo!!!), crujiente de quesos con torta de casar sobre cebolla caramelizada (una buena idea pero se echaba de menos que la torta de casar hiciera acto de aparición, sabiendo que si estuviera, los demás quesos pasarían a ser un relleno insulso con una cebolla deliciosa) y un soberbio foie fresco Devalencia con manzana y reducción de PX (¡Impresionante! en su punto, con sal maldon, que nos hizo suspirar y sonreír. Sin duda el plato estrella de los entrantes). Como platos fuertes: una carrillada de ternera con salsa de verduras sobre lecho de patata (¡¡¡¡Ohhhhhhhhh!!!!! tiernísima carrillada, jugosa y bien cocinada con una cremosa salsa de verduras que nos volvió a hacer cerrar los ojos y felicitar con entusiasmo al cocinero José Sáez) y una raya frita con pisto (de la raya poco que decir, estaba rebozada y crujiente. Pero el pisto era una absoluta locura: perfectamente cocinados todos los ingredientes y a fuego muy lento hasta conseguir una masa densa y donde se observaban a duras penas los ingredientes a excepción del pimiento rojo y con una generosa cantidad de toyina -melva del atún- que nos hizo acabar con todos los panecillos que quedaban y salvar el plato de pescado de una forma descomunal. Se debería renombrar el plato como 'pisto con algún pescado que tengamos en cocina' no habría ningún problema). Al postre llegamos muy ahítos por lo que nos sugieren, para no quedar sin postre, un mengue de chocolate. ¡Delicioso! con un helado de leche merengada que suaviza el excepcional sabor a chocolate más negro de lo habitual (¡Bien, bien y bien!). Nos quieren invitar a unos licores los cuales rechazamos amablemente. Quesoy termina esta fantástica cena con un ristretto (de estas máquinas fantásticas que ahora hacen con cartuchos donde el ristretto es una de sus tantas posibilidades).
En Valencia, Plaza Pintor Segrelles, nº 5. Telf 96 3806345
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