8 de septiembre de 2010. Arrop

Esta noche vamos a uno de los grandes de Valencia: Arrop. Es una noche excepcional porque no cenamos solos. Esta noche, y sin que sirva de precedente, seremos cuatro a la mesa de elmiercolestoca. 
Nada más entrar nos encontramos con un hermoso local donde los restos de muralla han sido integrados en una arquitectura moderna, funcional y que realza mucho más la presencia de los restos,
Lleno de cristales hace que ese local, que está escavado en los cimientos del hotel que abrirá en breve (Hotel Palacio Marqués de Caro), te haga olvidar que estás en un subsuelo: tienes la sensación de levedad de acogida grata.
Nos ubican en una mesa muy bien vestida, con una distancia entre mesas impecable y con una atención de nuestros movimientos detallista pero sin notarse la presencia.
 Para ello hemos andado por el lateral de la gran cava que nos hace ojear una presencia enorme de vinos franceses, alemanes, españoles... Va a ser una muy buena cena, lo presentimos.
Nos traen las cartas y nos decidimos por tomar el 'menú a la carta' consistente en tres entrantes que elige Ricard Camarena (el maestro de los fogones), un segundo a elegir entre los que hay en carta y un postre elegido por su maestro pastelero. Como veremos mas adelante, nos van a sorprender , antes de los postres, con una propuesta fuera de menú realmente apetitosa: dos tablas de quesos del mundo que vienen en un carrito especial, de cristal ahumado y que encaja dentro de la estructura de la cava que comparte con el, el mismo diseño y materiales, como si de un puzzle se tratara.
Este carrito, desde el punto de vista funcional, permite mantener los quesos a temperatura óptima de conservación y que tras acercarlo a los comensales consigue situar estos manjares a la temperatura optima de consumo (22º),. El ingenio y la belleza, como podemos observar, rebosa desde los fogones y contagia sin medida al resto de este precioso local.
Para acompañar a este largo, inesperado y heterogéneo menú, nos inclinamos por un Recaredo Brut Nature del 2004: cava impecable, fácil de beber y excelente compañero de mesa.



Hablando de los entrantes, Quesoy pide que nos pongan, fuera de menú, un pequeño steak tartar para que podamos probarlo. También nos indican que en lugar de un sólo plato fuerte, podríamos probar dos medias raciones por comensal, una de pescado y otra de carne, y así hacernos una mejor idea de los diferentes platos principales que podemos degustar. Aceptamos la sugerencia y nos preparamos para lo que va a ser una larga y opípara cena.
Los primeros en salir a escena son los detalles de la casa: unas aceitunas aliñadas, unas galletas de aceite y un queso de servilleta tierno (en textura cremosa). Comenzamos muy bien. También nos ofrecen distintos panes: de agua, de harinas y de aceite. Escogemos diferentes para probarlos. Con ellos viene un cuenquito que llenan con aceite de oliva arbequina (¡cómo nos gusta este aceite!)
También nos traen un pequeño entrante de steak tartar de vaca gallega: bien especiado, suave, con una carne tierna y cremosa. Delicioso.
Y vamos a lo serio, a lo más serio: comenzamos con una ensalada de tomate y bonito en una presentación sorprendente. Dentro del tomate que está formando una especie de bolsa está el relleno de un bonito aderezado con más verduras. ¿El sabor? la ensalada de tomate y atún de verano, la de toda la vida. Rico rico.
Segundo entrante: una ensalada de salazones con verduras ligeramente encurtidas.
Un plato fantástico, fresco, lleno de sorpresas para el paladar, con verduras y frutas en un encurtido muy suave, nada molesto, y con unos salazones que se van encontrando a cada bocado. Y como bocado estelar una impresionante anchoa: esponjosa, impecablemente desbarbada, desalada de manera maestra. Impresionante.
Siguiente entrante: un huevo frito en emulsión de panceta. Buen plato que contiene todos los sabores que anuncia pero en presencia diferente a la habitual. Nos lo devoramos.
El último entrante es una pescadilla en salazón con jugo de amontillado: textura y hechura del pescado, impecable. El conjunto, sorprendente.
Como pescado: un bacalao con berenjena frita con salsa de soja y fondillón. El bacalao terso y rompiéndose en láminas. La berenjena con un intenso sabor a asado-ahumado. La salsa, matrimonio perfecto con la contundencia del pescado.
Como carne: lomo de vaca vieja con verduras de verano. La textura del lomo es tierna, cremosa, muy muy poco hecho (a nuestro gusto sin preguntarnos el punto de carne), sabroso. Las verduras son variadas también hay frutas e incluso orejones. Nos deleita hasta el último bocado.
Nos acercan un carrito de quesos. Pensamos que es el postre y elegimos tres quesos (nos encantan los quesos y no podemos resistirnos): un queso catalán cremoso que nos recuerda a un buen camembert. Nos encanta.
Un queso valenciano de Cuatretonda, sabroso, rico rico y un queso parecido al stilton que no podemos recordar el nombre (un queso azul suave, bien curado y sabroso). Para contrastar estos quesos nos ponen una bandeja con tostadas de pan, pera (que tienen un toque como de café. Deliciosas) y unas nueces de macadamia fritas y rebozadas.
Para nuestra sorpresa viene un postre, un dulce: café con leche quemada, mantequilla y macadamia....¡diosmio, qué lástima no tener más hambre!
Para este plato de postre nos ofertan algún licor. Nos decidimos por gintonics: uno de ginebra Rafles, más seca y otro de ginebra Citadelle. Ambos suaves y bien integrados. y un licor: Marc de champagne de Moët Chandon muy alcohólico,  recordando al fondo de los orujos, en nariz un fuerte aroma a hollejos. Buenos digestivos para rematar una soberbia cena.
Quesoy remata la cena con su consabido ristreto que viene acompañado de unas láminas de pasta crujientes, con azúcar y piñones por encima. Sin hambre, pero nos las terminamos.
Una vez finalizada la cena, y pagada la cuenta, nos presentamos y Juanma (jefe de sala) tiene el detalle de enseñarnos el restaurante al completo: nos comenta la zona que van a preparar en breve como una terraza donde el sol se colará por el techo, en medio de los restos de muralla. También nos invitan a entrar en la cava. Nos comenta que Ricard Camarena no se encuentra en el local (otros compromisos) y que seguro le habría gustado saludarnos y que le comentará nuestra presencia. Lo mejor fue su deseo de que nuestra cena hubiera estado a la altura de lo esperado por nosotros. Le confesamos que si, que hemos disfrutado de una fantástica cena en un fantástico local. Todo ha contribuido a que la cena fuera eso, fantástica: la comida, el local, el servicio, las atenciones, los pequeños detalles. Perfecta cena.

1. Ingredientes reconocibles: 8
2. Saludable: 9
3. Emplatado y decoración: 10
4. Raciones generosas: 9
5. Cocina regional: no
6. Tecnología punta: si
7. Sabroso: 9
8. Equilibrio: 9
9. Vajilla y cristalería: 10
10. Relación calidad-precio: 9
Total puntos: 73 sobre 80
Precio alto (sin contar el vino)

En Valencia c/ Almirante nº14  Tel 963 925 566

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