Este miércoles Quesoy no me acompaña a mi cena especial. Estamos de viaje por Jordania y mis amigas tienen a bien acompañarme a hacer los deberes de los miércoles. Después de asesorarnos con el guia sobre un restaurante, en Amman, que fuera de lugareñ@s y no de turistas, nos decidimos por este que para nuestra sorpresa las imágenes de sus servilletas son molinos de viento y un hidalgo Don Quijote de la Mancha (?). Es un local muy amplio pero han dispuesto medias paredes que eliminan la sensación de gran local (también posee una jaima pero dado que la noche es fresca, decidimos quedarnos dentro del local). Las mesas son amplias, como mínimo de 4 comensales y lo normal son de 8 en mesas cuadradas. La gente que hay son familias, muchos grupos de hombres, mucha gente fumando pipas de agua mientras cenan y algún grupo de turistas (escasos) que su guía ha tenido a bien llevarlos a cenar.
No nos traen carta pero nos sugieren tomar un 'mezze' (aperitivos variados) y un sish kabab para terminar. La elección de la bebida fue realmente fácil dado que no tienen alcohol en los restaurantes (si tienen alcohol es casi una garantía de que es un restaurante para turistas). Así que ante la oferta de zumos diversos, refrescos, agua y cerveza sin, nos inclinamos por las dos últimas: unas botellas de agua y cervezas sin que nos recuerda a las primeras 'sin' españolas (muy poco conseguidas). Pese a la bebida, no consigue eclipsar el festín que será esta cena. Para comenzar nos trajeron pan de pita de diferentes sabores: con sésamo, con semillas de amapola, pasta de filo (unas láminas finísimas de pan de pita) y otro con más burbujas de aire que lo hacían muy esponjoso. Comienza el desfile de platos: humus (paté de garbanzos), babagamoush (paté de berenjena asada), aceitunas deliciosamente aderezadas (algunas de ellas tremendamente picantes), tzatziki (crema de yogur con pepino, menta y ajo), falafel de garbanzos, falafel de carne muy especiada, hojas de parra rellenas de arroz y verduras, tabouleh (ensalada de cilantro, perejil y otras verduras aderezadas con aceite de oliva y limón), keppe (unas albóndigas de carne especiada y trigo) y bueno, supongo que de algo me olvido seguro (me disculpo porque en la foto, como veis, ya están casi todos los platos medio vacios...estaba todo tan bueno que no pudiemos controlarnos para hacer la foto antes). Lo mejor es que teníamos a nuestra disposición unos tres camareros que nos servían en los platos para que no nos olvidáramos de probar ninguno de los aperitivos, lo que favorecía la cena. Y pese a que habíamos pedido un sish kabab de pollo, cordero y ternera (ya sabéis que el cerdo no es bienvenido a las mesas árabes), dos de cada, nos rendimos al poco apetito que a estas alturas de cena tenemos: así que sólo pedimos para poder probarlo, pero nada más. Se repite la acción: los camareros disponen sobre cada plato de cada comensal una pasta de filo con unos trozos de pollo, de cordero y de ternera (como una hamburguesa en forma de longaniza muy especiada) y acompañado por verduras asadas: tomate, patatas, pimiento y cebolla. Para terminar nos trajeron una enorme fuente de fruta fresca: plátanos, manzanas y naranjas, que para ellos es una manjar exquisito (de hecho no suele haber fruta como postre, sino los afamados pastelitos de pistachos u otros frutos secos con miel y hojaldre, dado que la fruta es un artículo de lujo). Para rematar la cena, tomamos algunos cafés turcos (que una vez se consigue tener la paciencia de esperar a que el café repose en el fondo de la taza, es una delicia el sabor del café aromatizado con cardamomo) y unas infusiones de menta fresca (realmente aromáticas, digestivas y deliciosas). A estas alturas de la cena, muchos comensales se habían levantado para bailar al compás de la música que había en directo: hombres y mujeres, jóvenes y no tanto, bailaban con la música cadenciosa árabe y quienes permanecíamos sentad@s palmeábamos para acompañar la música. Fue una cena de miércoles, muy pero que muy diferente.
Por cierto, si podéis, no os perdáis un viaje a Jordania, un país hermoso y acogedor con gente hermosa y acogedora.
Por cierto, si podéis, no os perdáis un viaje a Jordania, un país hermoso y acogedor con gente hermosa y acogedora.
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