Esta noche vamos a un clásico dentro de los asadores de Valencia. Quesoy se encuentra con la dificultad de encontrar un restaurante cerca de la antigua discoteca Woody, hoy convertida en un café con actuaciones, porque este miércoles, además de la cena, tiene otra sorpresa.
Nos dirigimos a El Rebeco, asador de carne a la piedra. Al entrar vemos que el asador mantiene el formato de decoración de los asadores habituales: mucha madera, buenos expositores de vinos, buenos expositores de carnes y salones de grandes dimensiones.
Nos ubican en una mesa de no fumadores. Nuestra primera sorpresa es descubrir un pequeño anuncio dispuesto en cada una de las mesas informando de un vino de Ribera del Duero, Tarsus del 99. Un vino de clase media alta, que lo tienen en una oferta realmente apetitosa: han rebajado un tercio su precio en carta. Cuando preguntamos por esto, nos comentan que han conseguido una partida importante de botellas y pueden hacer la oferta porque les sale a cuenta. Así que decidido. Nuestro compañero de mesa será Tarsus: viene a una muy correcta temperatura dados los fríos que esta noche nos acompañan. El primer sorbo nos asusta: fuerte, astringente, con un grado amargo en punta de lengua...tanto que llegamos a dudar si tiene algún problema de corcho. Pese a que el corcho ha sufrido, se le nota por el color casi negro de la zona que ha estado en contacto con el vino llevan tiempo juntos (el vino y el corcho), no se detecta ninguna fisura ni tara en el corcho. Informamos de nuestras dudas y nos proponen decantarlo, airearlo y ver cómo se comporta. En efecto, cuando se le oxigena se vuelve algo más amable, algo más elegante. Con el tiempo, con el trascurso de la cena, se comportará como un vino rotundo, con carácter pero buen compañero, sin estridencias, perdiendo ese toque amargo y toda su astringencia inicial. Nos engancha.
Como entrante y dada la rotundidad del plato fuerte, nos inclinamos por unas anchoas. Nos sirven cuatro anchoas (que como observamos en carta y es la primera vez que lo leemos, explicitan que son medias anchoas. El lomo que estamos acostumbrados a nombrar como 'una anchoa' realmente es medio lomo de la anchoa. La anchoa como pescado, tiene dos lomos por lo que de cada anchoa salen dos lomos. A Karoleta le encanta esta aclaración) reposadas sobre un lecho de un excepcional aceite de oliva. Con el mareo con los problemas del vino y lo fan que es Karoleta de las anchoas y Quesoy que no se queda atrás, ambos se lanzan sobre el plato, las degustan, las saborean, las terminan, rebañan el plato y....¡Ohhhhh! ¡no hay foto!. Mmmmmm. Bueno, decir que son de las mejores anchoas que hemos comido en nuestras cenas de miércoles: esponjosas de buen tamaño, saladas como deben ser, pero con mucha mucha carne. Realmente una delicia de anchoas....tendremos que volver a fotografiarlas. Ojalá.
Como segundo hemos pedido un chuletón de buey para dos. Nos dicen si queremos que nos lo pasen algo por la plancha de cocina o nos lo traen crudo. Dada nuestro gusto por la carne poquísimo hecha, pedimos que nos lo traigan crudo. Traen una piedra humeante y una bandeja con un enorme chuletón trinchado en filetes y un plato repleto de patatas fritas y pimientos de Padrón. Quien nos atiende unta la piedra con grasa del propio chuletón y dispone sal gorda para poner sobre ella los distintos filetes. Nos deja esto dispuesto y nos pregunta si ya nos encargamos nosotros. Karoleta, que la tiene más cerca, se lanza a darles la vuelta y comenzar el festival. Carne jugosa, tierna, sabrosa y a nuestro punto de plancha. Nos inunda el éxtasis, nos hace sonreír y dado que la carne se enfría, nos deja mudos durante un buen rato. Damos cuenta de todo el chuletón. Ha sido un inmenso placer tomar esta excelente carne. Realmente fantástica.
Como detalle de la casa nos traen dos sorbetes de piña para aligerar el estómago y limpiar nuestras papilas.
Como postre nos apuntamos a una tarta de chocolate tipo sacher que la traen adornada con ¿chantilly? mmmmm Nooooooo ¡es nata! bien, bien y bien. La tarta de chocolate es de un chocolate intenso, negro, fuerte y el bizcocho interior sigue siendo chocolateado pero jugoso. Deliciosa, si señor.
Y esta vez Quesoy no termina con su consabido ristreto porque salimos rápidamente hacia el Café París. ¿Por qué las prisas? pues esta noche actúa Davíd Cabezas como monologuista, vendedor de cupones de la ONCE en Xirivella y conocido de Quesoy y que le había informado de esta actuación. Este si que fue un gran fin de miércoles: nos reímos hasta dolernos la mandíbula. Felicidades Davíd, ha sido un placer verte actuar. Mientras disfrutábamos con su actuación, nos tomamos un digestivo porque el chuletón estaba presente en nuestras vidas más aún en nuestros estómagos: un gintonic con ginebra Tanqueray. Correcto y sin florituras.
Muy buena cena y muy buen espectáculo.
Mesón el Rebeco. En Valencia c/ Hist. Caudio Sánchez Albornoz nº 7. Tel 963 693 866
Café París ( Woody ). En Valencia C/ Menéndez y Pelayo nº 25. Tel 963 618 551
Nos dirigimos a El Rebeco, asador de carne a la piedra. Al entrar vemos que el asador mantiene el formato de decoración de los asadores habituales: mucha madera, buenos expositores de vinos, buenos expositores de carnes y salones de grandes dimensiones.
Nos ubican en una mesa de no fumadores. Nuestra primera sorpresa es descubrir un pequeño anuncio dispuesto en cada una de las mesas informando de un vino de Ribera del Duero, Tarsus del 99. Un vino de clase media alta, que lo tienen en una oferta realmente apetitosa: han rebajado un tercio su precio en carta. Cuando preguntamos por esto, nos comentan que han conseguido una partida importante de botellas y pueden hacer la oferta porque les sale a cuenta. Así que decidido. Nuestro compañero de mesa será Tarsus: viene a una muy correcta temperatura dados los fríos que esta noche nos acompañan. El primer sorbo nos asusta: fuerte, astringente, con un grado amargo en punta de lengua...tanto que llegamos a dudar si tiene algún problema de corcho. Pese a que el corcho ha sufrido, se le nota por el color casi negro de la zona que ha estado en contacto con el vino llevan tiempo juntos (el vino y el corcho), no se detecta ninguna fisura ni tara en el corcho. Informamos de nuestras dudas y nos proponen decantarlo, airearlo y ver cómo se comporta. En efecto, cuando se le oxigena se vuelve algo más amable, algo más elegante. Con el tiempo, con el trascurso de la cena, se comportará como un vino rotundo, con carácter pero buen compañero, sin estridencias, perdiendo ese toque amargo y toda su astringencia inicial. Nos engancha.
Como entrante y dada la rotundidad del plato fuerte, nos inclinamos por unas anchoas. Nos sirven cuatro anchoas (que como observamos en carta y es la primera vez que lo leemos, explicitan que son medias anchoas. El lomo que estamos acostumbrados a nombrar como 'una anchoa' realmente es medio lomo de la anchoa. La anchoa como pescado, tiene dos lomos por lo que de cada anchoa salen dos lomos. A Karoleta le encanta esta aclaración) reposadas sobre un lecho de un excepcional aceite de oliva. Con el mareo con los problemas del vino y lo fan que es Karoleta de las anchoas y Quesoy que no se queda atrás, ambos se lanzan sobre el plato, las degustan, las saborean, las terminan, rebañan el plato y....¡Ohhhhh! ¡no hay foto!. Mmmmmm. Bueno, decir que son de las mejores anchoas que hemos comido en nuestras cenas de miércoles: esponjosas de buen tamaño, saladas como deben ser, pero con mucha mucha carne. Realmente una delicia de anchoas....tendremos que volver a fotografiarlas. Ojalá.
Como segundo hemos pedido un chuletón de buey para dos. Nos dicen si queremos que nos lo pasen algo por la plancha de cocina o nos lo traen crudo. Dada nuestro gusto por la carne poquísimo hecha, pedimos que nos lo traigan crudo. Traen una piedra humeante y una bandeja con un enorme chuletón trinchado en filetes y un plato repleto de patatas fritas y pimientos de Padrón. Quien nos atiende unta la piedra con grasa del propio chuletón y dispone sal gorda para poner sobre ella los distintos filetes. Nos deja esto dispuesto y nos pregunta si ya nos encargamos nosotros. Karoleta, que la tiene más cerca, se lanza a darles la vuelta y comenzar el festival. Carne jugosa, tierna, sabrosa y a nuestro punto de plancha. Nos inunda el éxtasis, nos hace sonreír y dado que la carne se enfría, nos deja mudos durante un buen rato. Damos cuenta de todo el chuletón. Ha sido un inmenso placer tomar esta excelente carne. Realmente fantástica.
Como detalle de la casa nos traen dos sorbetes de piña para aligerar el estómago y limpiar nuestras papilas.
Como postre nos apuntamos a una tarta de chocolate tipo sacher que la traen adornada con ¿chantilly? mmmmm Nooooooo ¡es nata! bien, bien y bien. La tarta de chocolate es de un chocolate intenso, negro, fuerte y el bizcocho interior sigue siendo chocolateado pero jugoso. Deliciosa, si señor.
Y esta vez Quesoy no termina con su consabido ristreto porque salimos rápidamente hacia el Café París. ¿Por qué las prisas? pues esta noche actúa Davíd Cabezas como monologuista, vendedor de cupones de la ONCE en Xirivella y conocido de Quesoy y que le había informado de esta actuación. Este si que fue un gran fin de miércoles: nos reímos hasta dolernos la mandíbula. Felicidades Davíd, ha sido un placer verte actuar. Mientras disfrutábamos con su actuación, nos tomamos un digestivo porque el chuletón estaba presente en nuestras vidas más aún en nuestros estómagos: un gintonic con ginebra Tanqueray. Correcto y sin florituras.
Muy buena cena y muy buen espectáculo.
Mesón el Rebeco. En Valencia c/ Hist. Caudio Sánchez Albornoz nº 7. Tel 963 693 866
Café París ( Woody ). En Valencia C/ Menéndez y Pelayo nº 25. Tel 963 618 551
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