14 de marzo de 2007. Lágrimas negras

Local moderno en zona moderna donde las haya, por eso y dadas las fechas falleras, necesitábamos encontrar un local alejado del 'mogollón' fallero, sin dificultades de reserva y sin grandes incomodidades para con la cena. Después de mirar de soslayo el menú degustación optamos por la carta, dado que habían unos entrantes que a Karoleta le habían entrado por el ojo, así que una vez fuera del menú comenzamos la cena con tres entrantes: hojaldre de foie con cebolla al tomillo y confitura de arándanos, plato muy equilibrado y sorprendente cebolla caramelizada, tartar de salmón sobre espinacas rojas, de buen tamaño y fácil degustación, y habitas baby con panceta, longaniza y morcilla (todos los ingredientes de tamaño mini) sólo comentar el exceso de caldo que tenía como lecho. El plato fuerte unas carrilladas estofadas con cuscús y patatas con ajos tiernos, muy rico. Toda la cena dejamos que nos la maridaran con los vinos que correspondieran, así para el tartar nos pusieron un Laus Chardonnay (Somontano), fácil y simplemente correcto, para el hojaldre nos deleitaron con un Malbec Argentino de Alvear del 2004, joven pero que apuntaba las buenas maneras que exhiben ya los vinos del nuevo mundo, a destacar un peculiar aroma a licor en vía retronasal, y para las habitas baby un Laus Roble (somontano) que hacía gala de toda su aspereza, echamos de menos que estuviera mas frío, mejor suerte el maridaje para las carrilladas, un espléndido Nodus reserva (Utiel- Requena) del 2002. Como postres (os recomendamos que cenéis ligero para llegar lo menos perjudicad@s posibles) pedimos una mousse de guianduja, ligero y delicado y un coulant de frambuesa con helado de vainilla (¡¡¡¡bien!!!! un excelente cubo de chocolate negro, amargo, relleno de frambuesa y suavizado con el helado. Fantástico sabor, elaboración y visión. ¡Todo un placer para los sentidos!) estos maridados con un PX y un Sauternes, respectivamente, que nos dejaron un fabuloso sabor de boca. Este local cuenta a nuestro parecer con un excesivo número de mesas lo que las obliga a estar excesivamente cercanas unas a otras. En cuanto al servicio del vino, realmente bueno; destacar un curioso sistema de conservación del vino una vez abierto que permite disfrutarlo en copas sin riesgo de oxidación.
Rematamos la velada con el consabido doble expreso de Quesoy, rico rico.

En Valencia, Avenida de Francia, nº 49. Tel 963309339



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1 comentario:

KAROLETA BALLESTAR y ANDRES ALONSO dijo...

He vuelto tres años después, y ya no tienen menú de maridaje, las botellas no se conservan en nitrógeno y referencias de vinos con uva mencia del bierzo, pese a estar en una carta muy corta, no lo tienen en la bodega.
Lamento por lo tanto que el local haya bajado tanto el nivel, abandonando la alta gama con que lo encontramos en el 2007