Ambiente: Informal
Plato que no te puedes perder: navaja en ceviche y la caballa
Nos sirvieron todo lo que pedimos de la carta: no pedimos, era el menú carta (menú largo)
2. Saludable: 9
3. Emplatado y decoración: 9
4. Raciones generosas: 7
5. Cocina regional: no
6. Tecnología punta: no
7. Sabroso:9
8. Equilibrio: 9
9. Vajilla y cristalería: 10
10. Relación calidad-precio: 8
Puntuación EMT 70 sobre 80
Puntuación PIG:4
Esta noche de miércoles vamos al nuevo local de Vicente Patiño, a Saiti. Un local desenfadado pero que tiene en su cocina a uno de los grandes chefs de Valencia. Ya disfrutamos de sus platos hace mucho en Oleo y hoy venimos con el ánimo de disfrutar mucho.
Nos dejan con las cartas después de ubicarnos en una pesa de dos. Dado que el local es pequeño, chocan constantemente con la silla de Quesoy por lo que nos cambian de mesa, sin problema. Cuando nos levantamos tenemos la sorpresa de encontrarnos con Begoña, chef de La Salita y ganadora de Top Chef. Nos saludamos porque son muchas las veces que hemos estado en su restaurante disfrutando de lo lindo con sus platos. Al sentarnos y al poco tiempo, nos encontramos con Quique del restaurante Trencadish, también nos saludamos (Quique consiguió hacer del cumpleaños de una amiga, un evento que todos recordaremos para siempre). Pero vayamos a lo importante, la cena.
Lo primero...nos decantamos por un cava dado que la cena va a ser un menú de degustación. Nos decidimos por Recaredo: un cava impecable, buen compañero de mesa, delicado pero lo suficiente sabroso para estar presente en la cena pero sin imponerse. Nos encanta.
Como detalle de la casa, nos traen unas aceitunas verdes.
Y vamos a los entrantes: ensaladilla rusa de Vicente. Este plato hay que pedirlo si o si: una ensaladilla con las verduras cortadas muy pequeñas, con toques crujientes (de algún encurtido) y muy buena presencia de atún desmigado. Muy rica.
Caballa agripicante: caballa macerada, semicruda, pero de un sabor delicioso con un buen aliño.
Tempura de colitas de rape con salsa romesco: pequeñas colitas de rape bien rebozadas (crujientes, delicadas) con una buena salsa.
Navajas en ceviche: una navaja macerada con lima. Impresionante.
Fantástico steak tartar bien condimentado, potente, con un buen toque picante por la mostaza.
Toda la cena nos han estado trayendo buenos trozos de pan de hogaza: de buena corteza crujiente y miga gustosa. Para el steak tartar también nos han traído rebanadas de pan tostado.
Plato fuerte de pescado: merluza en salsa velouté. Delicioso lomo de merluza en su punto con una suave salsa (el pero, en mi merluza salieron bastantes espinas).
A estas alturas de la cena nos habíamos quedado sin Recaredo. Pedimos si nos pueden poner alguna copa pero no les queda Recaredo frío. En la mesa de al lado estaba Quique (del restaurante Trencadish) y oyendo nuestra conversación con Oscar (jefe de sala) nos ofrece dos copas del champagne que están tomando en su mesa: Bollinger. Estas dos copas nos acompañan hasta el final de la cena.
Plato fuerte de carne: cous cous de ternera. Sabroso cous cous de ternera.
Como postre tomamos una crème brolee: pese a que no me suele entusiasmar este postre, reconozco que estaba ligera, suave y tremendamente sabrosa.
Quesoy remata la cena con su consabido ristreto mientras yo disfruto de los últimos sorbos del champagne que aún tengo en mi copa.
Nos quedamos con las ganas de probar sus callos...plato que tampoco debe perderse en este restaurante. Y también nos quedamos con las ganas de poder hablar con Vicente Patiño (esta noche no está en el local). Tendremos que volver.
Nos dejan con las cartas después de ubicarnos en una pesa de dos. Dado que el local es pequeño, chocan constantemente con la silla de Quesoy por lo que nos cambian de mesa, sin problema. Cuando nos levantamos tenemos la sorpresa de encontrarnos con Begoña, chef de La Salita y ganadora de Top Chef. Nos saludamos porque son muchas las veces que hemos estado en su restaurante disfrutando de lo lindo con sus platos. Al sentarnos y al poco tiempo, nos encontramos con Quique del restaurante Trencadish, también nos saludamos (Quique consiguió hacer del cumpleaños de una amiga, un evento que todos recordaremos para siempre). Pero vayamos a lo importante, la cena.
Lo primero...nos decantamos por un cava dado que la cena va a ser un menú de degustación. Nos decidimos por Recaredo: un cava impecable, buen compañero de mesa, delicado pero lo suficiente sabroso para estar presente en la cena pero sin imponerse. Nos encanta.
Como detalle de la casa, nos traen unas aceitunas verdes.
Y vamos a los entrantes: ensaladilla rusa de Vicente. Este plato hay que pedirlo si o si: una ensaladilla con las verduras cortadas muy pequeñas, con toques crujientes (de algún encurtido) y muy buena presencia de atún desmigado. Muy rica.
Caballa agripicante: caballa macerada, semicruda, pero de un sabor delicioso con un buen aliño.
Tempura de colitas de rape con salsa romesco: pequeñas colitas de rape bien rebozadas (crujientes, delicadas) con una buena salsa.
Navajas en ceviche: una navaja macerada con lima. Impresionante.
Fantástico steak tartar bien condimentado, potente, con un buen toque picante por la mostaza.
Toda la cena nos han estado trayendo buenos trozos de pan de hogaza: de buena corteza crujiente y miga gustosa. Para el steak tartar también nos han traído rebanadas de pan tostado.
Plato fuerte de pescado: merluza en salsa velouté. Delicioso lomo de merluza en su punto con una suave salsa (el pero, en mi merluza salieron bastantes espinas).
A estas alturas de la cena nos habíamos quedado sin Recaredo. Pedimos si nos pueden poner alguna copa pero no les queda Recaredo frío. En la mesa de al lado estaba Quique (del restaurante Trencadish) y oyendo nuestra conversación con Oscar (jefe de sala) nos ofrece dos copas del champagne que están tomando en su mesa: Bollinger. Estas dos copas nos acompañan hasta el final de la cena.
Plato fuerte de carne: cous cous de ternera. Sabroso cous cous de ternera.
Como postre tomamos una crème brolee: pese a que no me suele entusiasmar este postre, reconozco que estaba ligera, suave y tremendamente sabrosa.
Quesoy remata la cena con su consabido ristreto mientras yo disfruto de los últimos sorbos del champagne que aún tengo en mi copa.
Nos quedamos con las ganas de probar sus callos...plato que tampoco debe perderse en este restaurante. Y también nos quedamos con las ganas de poder hablar con Vicente Patiño (esta noche no está en el local). Tendremos que volver.
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